Necesitaba cambiar de impresora, con urgencia, ya, por culpa de la isla Perejil, la cueva de Calipso y la etimología euskaldún (¿?) de “España”. Demencial, pero verídico.
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Tirando papeles, intentando encontrar espacio para más libros y papeles, volví a leer un artículo de don Miguel de Unamuno, publicado originalmente el 27 de junio de 1902 y rescatado con motivo de la crisis hispano-marroquí precipitada por la ocupación de la isla Perejil.
Don Miguel, que no dejaba de tener un cierto un humor, muy negro, comentaba los trabajos de un erudito francés, afirmando que, en verdad, a su modo de ver, la isla Perejil bien pudiera ser la isla / cueva de Calipso en la Odisea. Hipótesis a la que me sumo con los ojos cerrados. “Si no es cierto, debiera o pudo serlo..” decía el viejo John Huston, en su majestuosa apertura lírica de El juez de la horca.
No sin cierta sorna, don Miguel recuerda otra etimología evocada, dice, “por algunos paisanos míos”. Y escribe: “… piensan que el nombre España deriva del vascuence ezpaña, labio, aludiendo a la posición que tiene nuestra península en Europa, etimología muy racional y justa, ya que saca el actual nombre de España (no Hispania) del actual nombre del labio en vascuence”.
Sin entrar en laberintos etimológicos, necesitaba rescatar y archivar online ese texto, por razones que no vienen al caso. De ahí mi batalla finalmente victoriosa, en desigual combate, contra una impresora sonámbula. “Un gentleman solo defiende causas perdidas”: España-Perejil y la isla de Calipso.
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