Rue de Buci, 1 abril 2019. Foto JPQ. El biberón Macron no pasa.
Los proyectos reformistas liberales de Emmanuel Macron han quedado aplazados sine die, víctimas del síndrome saturnal de los dos años de mandato, que ha paralizado a todos los presidentes de Francia desde hace cuarenta y tres años.
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La Asamblea Nacional (AN) comenzó a discutir este lunes, en primera lectura, el proyecto de Ley que debe “transformar” la función pública, la burocracia del Estado francesa: era la “gran ambición” del candidato Macron, que llegó a prometer la supresión de 120.000 puestos de funcionarios, para modernizar la burocracia nacional.
Elegido presidente hace exactamente dos años, Macron ha renunciado silenciosamente a tal proyecto, explosivo, políticamente. La gran reforma ha quedado desguazada, víctima de la inesperada aparición de la irredenta franquicia de los chalecos amarillos, a mediados del mes de noviembre pasado.
Tras seis meses cortos de agitación, el gobierno de Emmanuel Macron ha hecho concesiones presupuestarias por un montante que oscila entre 20.000 y 25.000 millones de euros, según las estimaciones oficiales u oficiosas; y la reforma del modelo burocrático nacional ha sido “peinada” y recortada para intentar evitar nuevos problemas.
“Adiós al liberalismo de Macron” comenta a toda página Pierre-Antoine Delhommais, en el semanario Le Point (independiente), agregando: “En apenas seis meses, el presidente parece haber renunciado a liberalizar la economía estatal francesa”. “El mamut de la función pública no sufrirá una cura para perder grasa. Será generosamente alimentado”, insiste Delhommais, para anunciar el “fin” de las ambiciones liberal-reformistas de Macron.
La Asamblea Nacional ha comenzado a discutir y votará, a finales de mayo, la ley que debe “transformar” el modelo burocrático – jacobino francés, pero la timidez de las reformas sometidas a voto parlamentario sugieren un simple “maquillaje”, muy alejado de la gran “transformación” anunciada hace dos años.
Jean-Pierre Robin, afirma en Le Figaro (matutino conservador) que Emmanuel Macron es víctima del síndrome y “maldición” de los dos años que sufren todos los presidentes de Francia, desde hace cuarenta y tres años.
Elegido presidente en 1974, Valery Giscard d’Estaing dio un frenazo a sus reformas en 1976, tras la dimisión de Jacques Chirac como primer ministro, acelerando la división y enfrentamientos entre las derechas francesas.
Elegido presidente en 1981, François Mitterrand dio un frenazo y puso fin a su proyectada “construcción del socialismo a la francesa” dos años después, dando un giro de 180 grados a su política económica en 1983.
Elegido presidente en 1995, Jacques Chirac se vio forzado a convocar elecciones generales anticipadas en 1997 (perdiendo la mayoría parlamentaria más excepcional de la V República), tras dos meses de huelgas y crisis sociales donde quedaron enterrados sus proyectos reformistas.
Elegido presidente en 2007, Nicolas Sarkozy se vio forzado a enterrar su proyecto de “ruptura con el conservadurismo de izquierda y derecha”, un año después, víctima de un rosario de crisis nacionales y el fantasma de la crisis internacional que llegó el verano del 2008.
Elegido presidente en 2014, François Hollande se vio forzado a precipitar una crisis de gobierno y nombrar primer ministro a Manuel Valls dos años más tarde, para intentar combatir las crisis nacionales que continuaron agravándose durante el resto de su mandato, siendo Emmanuel Macron consejero presidencial y ministro de economía.
Elegido presidente el 2017, Macron entierra sus difuntas ambiciones liberales, para intentar apagar el incendio amarillo que estalló el mes de noviembre de 2018 con subvenciones y “cheques” por pagar con Deuda pública.
Los sindicatos convocaron el 1º de mayo una primera jornada de protestas contra la Ley que debe transformar la función pública francesa. Seguirán otras. Pero el miedo de fondo que parece estar paralizando a Emmanuel Macron es la “fiebre amarilla”, acompañada por el fantasma de Marine Le Pen, cuyo partido, Agrupación Nacional (AN), aspira a conquistar el puesto de primer partido de Francia en las elecciones europeas del próximo 26 de este mismo mes de mayo.
Macron / chalecos amarillos… la matriz de la crisis, siempre intacta.
ricardo lanza says
Y es gracias a ti, estimado, que de todo eso me entero; porque todo (o lo más) en referencia a la res publica es materia a aplicar inútilmente al burro que en garaje se ha perdido, y en vano ofrece a algunos sus servicios, que ni gratuitos los requieren; deberán rechazarlos por el retraso que contienen, temor de que el pollino los engañe y directos los lleve a la España del ¡”trágala”! o de la riña a garrotazos; ya que solo ya sabe de ventas y colmados, no conoce de caminar más modo que el lento semoviente que iba del pueblo al monte y de la iglesia al río, y era su amigo nada más el azacán, que encima le cargaba el espinazo…¡Macron, Macron! ¡Iglesias y Abascal…! Ha roto el rucio los cordeles, sale roznando del recinto de los coches y únicamente escucha y reconoce la voz de la anarquía. ¡Menos mal, estimado, que le enseñan a convertirla en acracia verdadera!, no se le diera por mutarla en ocio religioso a cargo del esfuerzo de los otros, y tengamos al borrico acoplado a la poltrona, y esta no sea ¡ni de lejos! la del cielo de Platero, ya que era aquel pequeño, peludo y suave, y este viene de bubas y de roñas afectado, hablando con rebuznos en poemas, adicto a la mordida si le dejan, estimado. ¡Salgan todos los mozos de la venta y a estacazos lo muelan y luego se lo lleven a votar!¿En cuál de tantas urnas irá a depositar la papeleta? Es burro viejo pero no sé si será bueno, un poco tonto me parece; a lo peor sirve al Sistema.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Gran respeto, oye… en la Gran Escuela del Gran Estilo de los Grandes Maestros, JB & AGC, que siempre están con nosotros.
Amén,
Q.-
Fina says
Don Ricardo,
Sus escritos son para eruditos…¡Cuánta ironía y dimensión intelectual!
Ciertamente infunde Ud. respeto y admiración.
Gracias, Maestro.
José says
Macron no sabe que es frances. Junto con Angela se creen que son los que dirigen Europa la raptada y por la que no piden rescate. Antigua comunista religiosa y el socialista liberal napoleonico dirigiendo una europa vieja madre de la primera economia militar mundial hoy superada por otros imperios o actuales o emergentes. No saben estos ideologos de mode que la sociedad sin alternativas no necesita democracia pues nada puede cambiar cuando todo esta automatizado. Los programas no estan ya en manos de los politicos son los ingenieros los nuevos amos sin ellos la granja no funcionaria. Sin agua y comida los picos y las garras acabarian con todo
Una sociedad tan tecnificada y con tantos riesgos solo los funcionarios pueden apagar ciertos fuegos.Comnte con sus amigos los jesuitas ya lo pensaba para la sociedad industrial. Margaret propone el fin de la sociedad y la libertad del individuo. Un nuevo infierno peremne nos espera a unos antes que a otros.
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JP Quiñonero says
José,
Una miqueta apocalíptico, vamos…
…
Solo un apunte: “… Los programas no están ya en manos de los políticos son los ingenieros los nuevos amos…”. Hombre, entre un salario mínimo a 500 euros y un salario mínimo a 1.000 euros si que veo una diferencia, que puede cambiar un político de turno, sin que los ingenieros quiten ni pongan nada. Entre gobernar con eficacia y gastando lo justo y conveniente, y gobernar a tontas y a locas, gastando el dinero que no se tiene, si que veo diferencias de mucho calado …
Q.-
Fina says
Josep,
Pobre Europa, raptada y maltratada. ¿Podrá mantenerse en pie por sí misma? ¿Contará con la ayuda de ingenieros y politicos eficientes?
Veremos si la granja funciona…y se puede ver un poco de cielo.
Bona nit!