Veintidós años después de su muerte, la obra de Raymond Aron (1905-1983) continúa creciendo, y la publicación, en un solo volumen, de todos sus artículos periodísticos publicados entre 1977 y 1983, De Giscard a Mitterrand (Editions de Fallois), lo confirman como un visionario tranquilo, el profeta desarmado de una Europa indefensa, tentada por los desencantos de la decadencia.
El 30 de noviembre de 1999 sostuve con Jean Clair, historiador del arte, en su despacho de director del Museo Picasso, un diálogo profesional, sobre Balthus y la muerte del arte, que ABC Cultural publicó parcialmente días más tarde.
Ese diálogo me sigue pareciendo sintomático y significativo. Con él cierro mi ensayo Ramón Gaya y el destino de la pintura:
Alain Finkielkuraut ha explicado a Le Monde (www.lemonde.fr., online de pago) la frase que Haarez le atribuye: “Un arabe qui incendie une école, c'est une révolte ; un blanc, c'est du fascisme”.
Hace años -cuando aún podía hacer algo parecido a la crítica periodística, con criterios propios- se publicaron tres textos inéditos de Heidegger que me parecieron, y siguen pareciendo, textos capitales: ya que se trata de reflexiones sobre la Técnica y los Campos de concentración.
Uno de esos textos acaba de ser traducido al francés por Philippe Arjakovsky y Hadrien France-Lanord, con diez años de retraso, “La dévastation et l’attente” (ed. Gallimard, col. L’Infini), con unas notas y prólogo que son dos lecciones magistrales de exégesis heideggeriana y filología germánica.
[March 11th, 2006] Con motivo de la publicación de su ensayo Dostoïevski à Manhattan, dialogué con André Glucksmann, en su casa, a primeros del mes de enero del 2002, intercambiando puntos de vista sobre el origen último, cultural, del Terror y el terrorismo contemporáneo. Transcripción de aquel diálogo, que mi ordenador fecha el 14/01/02 17:15:06. :