Jaume Matas lo tiene totalmente claro: “Baleares es una nacionalidad histórica; ni una nación ni una realidad nacional”.
Leo intentando comprender, cuando recibo la última carta de mi viejo amigo Martín, contándome las últimas menudencias de nuestro pueblo (Totana, Murcia), adjuntándome fotos y cd de la Orquesta de La Dolorosa y las gloriosas marchas que se tocan en Semana Santa, recordándome de donde salí desterrado [1, 2, 3 y 4], cuando preparo los estatutos de la Comuna autogestionaria y anarcocapitalista de los desterrados del valle del Guadalentín y el pantano de Puentes, cuya primera decisión ha sido escribir con ánimos proselitistas a los conjurados de Lorca y Águilas –tan próximas al no menos histórico cantón de Cartagena–, a quienes el semanario L’Express acusa de estar precipitando catástrofes urbanísticas que compara con Marbella y su insondable pozo de corrupción.
Anonymous says
¿Cuales serán las relaciones diplomáticas de la Comuna de los pueblos libres del valle del Guadalentín con la Nación andaluza..?
JInfante
maty says
Vivimos en un país de acomplejados y fantasiosos, donde los políticos pacen libremente.
Puesto a mirar en la historia, en la verdadera historia, Cartagonova y después la triunfal Tarraco, son de las pocas ciudades, regiones con real presencia en ella. De hecho, Tarraco fue de facto la primera capital romana de Hispania, al ser el campamento de invierno de las legiones romanas de entonces.
De aquí a poco, a reclamar la recuperación del latín como lengua vehicular en las escuelas tarraconenses, al tiempo.
Lo triste no es que tengamos estos políticos, sino que la gente les siga votando. País.