Una temporada en el infierno

Juan Pedro Quiñonero

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Baudrillard confundía la crisis de la cultura con la crisis de sus ideas muertas

marzo 7, 2007 JP Quiñonero 16 Comments

Ayer murió, tras una larga enfermedad, Jean Baudrillard, sociólogo, crítico de la cultura, el último de los epígonos de un pensamiento francés agonizante, que comenzó siendo un discípulo de los maestros de los años 60 del siglo XX, como Roland Barthes, y terminó encerrándose en una bizantina torre de cristal que lo alejó de la realidad vertiginosamente.

Baudrillard fue uno de los creadores de la revista Utopie (1967/1980), y su obra comenzó siendo una crítica de la sociedad consumista. Le système des objets (1968), La société de comsommation (1970), Pour une critique de l’économie politique du signe (1972), L’effet Beaubourg (1977) fueron ensayos relativamente originales, en la estela de los epígonos de la Escuela de Frankfurt.

Profesor universitario poco estimado por sus pares, Baudrillard comenzó a alejarse de la realidad inmediata a partir de los años 80 del siglo pasado. Lejos ya del empirismo marxista, comenzó a publicar ensayos siempre más paradójicos, elaborando una magra teoría del “simulacro” y la “hiperealidad”, a partir de una sentencia celebérrima: “El simulacro no es lo que oculta la verdad. Es la verdad la que oculta que no hay verdad. El simulacro es lo verdadero”.

A partir de ese elogio personal del relativismo absoluto, Baudrillard no llegó a construir una teoría crítica, a la manera de la “deconstrucción” de Jacques Derrida, su contemporáneo. Baudrillard se adentró por un bizantino camino sembrado de paradojas, que hicieron las delicias de un público siempre más exiguo.

¿La realidad? Una impostura, “creada” por los medios de comunicación. ¿Los medios de comunicación? Unas maquinarias ciegas y sonámbulas, inventando una realidad ficticia. Avanzando por ese vidrioso terreno, y obsesionado con “interpretar” la realidad, Baudrillard terminó por perderse en la oscuridad de sus teorías.

Es legendaria su primera profecía: no estallaría la primera Guerra del Golfo. Cuando estalló y fue ganada por las tropas de una coalición militar de la que formaba parte España (Felipe González), Baudrillard publicó su famoso ensayo afirmando que, en verdad, la guerra “no había existido”: todo era pura realidad virtual de los gigantescos medios audiovisuales. Había una paradoja trágica e irónica en sus sucesivas profecías.

Con motivo del magnicidio del 11-S, Baudrillard publicó en Liberation un celebérrimo artículo culpado a los EE.UU. de su suerte atroz, en estos términos: “La insoportable superpotencia norteamericana ha fomentado toda esta violencia infusa, esta imaginación terrorista que, sin saberlo, nos habita a todos”.

El mes de mayo del 2005, Baudrillard publicó en Liberation el último de sus artículos proféticos: pidiendo el no de Francia al proyecto de Constitución europea. El ensayista afirmaba que el no francés era “una respuesta y un desafío a un principio hegemónico que viene de arriba”. En este caso, Baudrillard acertó. Los franceses votaron no. La construcción política de Europa se precipitó en una de las crisis más graves de su historia y Francia se hundía un poco más en el letargo de sus ideas muertas.

Pensamiento, Personajes

Comments

  1. paraules says

    marzo 7, 2007 at 9:03 am

    Inicio el corrillo (me encanta) mañanero y luego ya os dejo, que me voy :

    Debe ser terrible caer en la cuenta de que se ha sido un producto de consumo más.

    Leía en el blog (corrillo) de El llibreter que hay una reacción en Francia contra la dictadura de la lingüística, a favor de la gramática tradicional y en nombre del humanismo. Quizá sea un volver a unas ideas que se pretendía haber asesinado pero que, precisamente, son las únicas que siguen vivas.

    Lola

    Responder
  2. Passy says

    marzo 7, 2007 at 9:06 am

    Baudrillard no le gustaba a mucha gente y yo ya lo entiendo. Una vez le pregunté a S. por qué los filósofos franceses habían dejado de dar respuestas. No recuerdo qué me respondió; algo así como que era el tiempo de las preguntas. A mí siempre me vino bien. Ir más al norte me produce mucha dificultad y en París estoy como en casa.

    No resulta agradable, pero en cuanto a los que fueron referencias personales, uno no está ya más que para escribir obituarios, como el Pereira de Tabucchi.

    De todas formas, se agradece tu elegancia a la vista de tu escasa aficíón por el autor.

    saludos.

    Responder
  3. Gregorio Luri says

    marzo 7, 2007 at 9:54 am

    Si el simulacro es la verdad (dejemos sin considerar si esta afirmación es o no un simulacro) y la verdad ha perdido su valor orientador, siempre podríamos aferrarnos a la necesidad de salud. Y, desde esta perspectiva uno descubre muy poco interés en las filosofías que se dedican a cultivar un cierto regusto morboso del gesto. Llevo años intentando comprender el interés que despierta Baudrillard entre algunos relevantes teóricos del diseño berceloneses. No lo consigo, pero quizás ahí se encuentre la clave de la patología de algunos objetos del último diseño.

    Responder
  4. JP Quiñonero says

    marzo 7, 2007 at 10:00 am

    Lola, Gregorio,

    “.. de los estragos de la polución parisina en los suburbios universitarios y periodísticos catalaunico-carpetovetónicos..”,

    Q.-

    Lola: ¡Buen viaje romanoooooo..!

    Responder
  5. JP Quiñonero says

    marzo 7, 2007 at 10:02 am

    Miguel,

    Creo ser un ejemplo casi ideal de víctima de las modas culturales francesas. En mi adolescencia, devoré cantidades contaminantes de RBarthes, MFoucault, LAlthusser, etc. (CLStrauss era y es una muy otra cosa, claro). Por no hablar de una larguísima retahíla de epígonos, entre los que se encuentra JB.

    El día que LAlthusser estranguló a su esposa comprendí que la locura también podía ser algo peligroso, y no solo un pretexto para elucubrar sobre “máquinas deseantes” (GDeleuze, etc.).
    El día que MFoucault saludó al ayatola Jomeini como ¡un nuevo faro moral!, en primera página de Le Monde, comprendí que su afición a los antros sadomasoquistas de San Francisco también ocultaba (mientras lo ocultó) cosas poco brillantes para la historia de sus ideas.
    El día que abrí el Discurso amoroso de RBarthes, pocos años antes de su patético accidente, comprendí que el maestro (Barthes si era un maestro, a pesar de sus penosos descarríos teórico-bretchianos-etc.) anunciaba su ruptura con todo aquello que había perdido mi adolescencia. Y también yo abandoné el carro.

    JB siguió dale que te pego por las tierras epigonales de aquellos lúgubres baldíos. Y yo descubría, encantado, que, en verdad, la genuina filosofía, crítica literaria y crítica de la cultura francesa ni tuvo, ni tenía, ni tienen literalmente nada que ver con todos los descarríos del difunto “pensamiento” francés que los avispados editores consiguen continuar malvendiendo, en el mercado de las ideas muertas.

    De Levinas a LFerry, pasando por Paul Ricoeur, hay un pensamiento francés víctima de las sucesivas mareas negras de las modas parisinas, haciendo estragos en los suburbios universitarios cataláunico-carpetovetónicos.

    Los grandes críticos literarios franceses no tenían nada que ver con la logomaquia de Tel Quel y son PBenichou y MFumaroli…

    De ahí mi convencimiento profundo: ¡es necesario denunciar el imperio de las ideas muertas, vendidas como “moda”, difunta antes de llegar a ser realidad, pura irrealidad fúnebre..!

    ¿Es necesario recordar hasta que punto los epígonos carpetovetónicos de JB y Cía. continúan vendiendo burros muertos en las páginas de los periódicos más selectos y no por eso peor informados, en este terreno..?

    Te pido perdón por tan largo posdata. Estoy seguro que comprendes mi cólera, más o menos, claro,

    Q.

    Responder
  6. Passy says

    marzo 7, 2007 at 11:01 am

    Bien. Fin de la elegancia. Aquí llega JPQ en estado puro.

    Tal vez me he quedado con el ancla echada en la rive gauche como las peniches negras bajo el Pont Neuf. Tal vez son restos de los restos que se resisten a abandonar los últios reductos de lo que fue y ya no es. De todas formas ,estimado Juan Pedro, no sé si esta primavera podré darme una vuelta por la rue de Seine; pero si es así, tendrás que dejarte invitar, al menos a un cafe, en Saint Sulpice. Semejante exordio lo merece.
    un abrazo

    Responder
  7. Luis Rivera says

    marzo 7, 2007 at 11:18 am

    U el día que Garaudy se pasó al islam, no se si tendrías en cuenta en tu lista de desastres.

    Un saludo. Luis

    Responder
  8. maty says

    marzo 7, 2007 at 11:40 am

    Leyéndoos es constatar una vez más mi ignorancia supina en estas lides.

    Nunca he seguido una ideología, creencia,… eso de que otros me digan lo que está bien o mal nunca ha ido con mi carácter.

    El problema del “pensamiento moderno” es que huye de la realidad, recurriendo a artificios a cada cual más complejos. Yo soy más pedestre, confío más en la metodología y el rigor científico, que es casi lo único que nos diferencia respecto a los hombres que nos precedieron siglos ha, y que permite avanzar.

    Siempre he sido de la idea de que antes de empaparme de la actualidad de la literatura, del pensamiento,… es mejor subsanar primero mis carencias yendo al estudio/lectura de los clásicos.

    ************************************

    @ Quiño

    Acabo de reseñar (y en negrita):

    Solidaridad.net La larga sombra del racismo anti-negro

    “Cabe añadir a este hecho, el black out que sufre el documental producido por Serge Bilé. Solicitadas para emitir el ya mencionado documental, todas las cadenas francesas de televisión se negaron. Una valiéndose del argumento según el cual no transmite este tipo de documento, y otra alegando el motivo según el cual los franceses no estaban preparados para conocer hechos de esta naturaleza. Pero lo más sorprendente de todo fue el veto que el embajador de Francia en Costa de Marfil, actuando como un procónsul, impuso a la televisión marfileña arguyendo que la proyección de un documental de tal naturaleza suscitaría y excitaría el odio de los negros contra los blancos; y provocaría un incidente diplomático con Alemania.”

    ¿Qué sabes al respecto? Confío en tu criterio.

    Responder
  9. Claudio says

    marzo 7, 2007 at 11:48 am

    Sobre simulacros y la verdad, es un problema de la Modernidad que entra en crisis. Baudrillard es un espejo que refleja esa crisis.

    En la posmodernidad, nos hemos dado cuenta de que sigue habiendo basura por un tubo. La solución nos la han traído los nuevos gurús M. Foucalt, J. Derrida, Baudrillard. Nos han contado que la realidad es representación, que no existe una realidad que podamos captar sino que todo es lenguaje que hemos creado. No existe el mal ni el bien, sino sensaciones, buenos y malos rollitos, pero a tu bola, y no me molestes. Lo importante no es el mundo, sino mi yo. Darle caña y montañas rusas de sensaciones a este parque temático interior mío. Esa es la más grande diversión. Divertirse hasta morir, como dice Neil Postman. Lo demás, no importa, porque no lo podemos arreglar.

    La Basura

    Responder
  10. JP Quiñonero says

    marzo 7, 2007 at 11:49 am

    Luis, Maty,

    Maty.. negro tengo yo el día..
    Luis.. no sé que es peor si convertirse al islam o estrangular a la esposa.. entre locos, me quedo con los pacíficos, digo yo, sin ofender a nadie, claro,

    Q.-

    Responder
  11. JP Quiñonero says

    marzo 7, 2007 at 11:55 am

    Claudio, Miguel..

    Claudio… toda esa retórica modernosyposmodernos se me antoja a estas alturas pura gangacenicienta y muerta.. todos estamos condenados a ser contemporáneos de nosotros mismos… los hay que ideas que algo dicen de la realidad y los hay con ideas muertas que creen hablar de crisis cuando hablan de propia crisis e insignificancia..

    Miguel… hombre lo de “se acabó la elegancia”… supongo que te referirás al cadáver capaz de hacer frasecitas graciosas y gracietas con millares de cadáveres, que él es incapaz de cubrir con el manto de alguna piedad, siempre presto a discurir sobre bizantinas tesis retóricas y chistes sobre la irrealidad de la guerra… la guerra y el terror son cosas demasiado graves y reales para discursear sin saber de lo que se está hablando… sorry: este también soy yo mismo (¡como si pudiera ser el vecino..!) me tienes a tu disposición desde hace años para tomar ese café..

    Q.-

    Responder
  12. Claudio says

    marzo 7, 2007 at 12:00 pm

    Hola,

    No tengo aquí los textos. Ya te mandaré alguna cosa interesante para que veas que es una distinción muy importante. La crisis de la Modernidad, es real, porque se apoya en bases que ya no existen y que fueron falsas. En mi artículo La Basura, (ver arriba) se ve algo de esa dicotomía.

    Un abrazo

    Responder
  13. JP Quiñonero says

    marzo 7, 2007 at 12:22 pm

    Claudio,

    Oye, que está totalmente claro. Mi resistencia a entrar en esos galimatías teóricos (¡de los que yo mismo he sido fervoroso partidario..!) es para intentar aportar alguna vaga sensatez (¿?), volviendo a una cosa tan simple como es la de ser capaz de mirar la realidad y las cosas del arte y la cultura con un mínimo de respeto hacia ellas mismas..

    Todo eso de la Modernidad viene de la Mala Traducción al francés y al castellano de las originales polémicas anglosajonas.. donde el Modernism no tiene nada que ver con nuestro Modernismo, si no con nuestras difuntas vanguardias… convertidas en un río de Basura (en efecto) que todo lo pudre, menos la cuenta corriente de quienes comercian con ideas muertas.

    Dicho todo eso: ¡¡solo hay que mirar la publicidad o cualquier chismito más o menos artístico para comprobar que la vida y el arte siguen sus caminoooooooooooooooooosssss…!

    Q.-

    PS. Dicho sea todo eso con respeto, simpatía y amistosa cordialidad, claro.

    Responder
  14. maty says

    marzo 7, 2007 at 2:12 pm

    Fogonazos El ojo de Gabo

    El 12 de febrero de 1976, el escritor Gabriel García Márquez recibió un puñetazo en plena cara de su colega peruano Mario Vargas Llosa, hecho que terminó con la amistad entre ambos. La leyenda negra cuenta que fue una mujer la que motivó la agresión, aunque dicha versión nunca pudo ser confirmada. El diario mexicano La Jornada acaba de publicar por primera vez las imágenes del ojo morado de García Márquez: la fotografía fue tomada dos días después por el fotógrafo Rodrigo Moya quien asegura que el Gabo acudió a él porque “quería una constancia de aquella agresión”.

    “En una exhibición privada de cine, – explica el fotógrafo – García Márquez se encontró poco antes del inicio del filme con el escritor peruano. Se dirigió a él con los brazos abiertos para el abrazo. ¡Mario…! Fue lo único que alcanzó a decir al saludarlo, porque Vargas Llosa lo recibió con un golpe seco que lo tiró sobre la alfombra con el rostro bañado en sangre. Con una fuerte hemorragia, el ojo cerrado y en estado de shock, Mercedes y amigos del Gabo lo condujeron a su casa en el Pedregal”.

    Responder
  15. JP Quiñonero says

    marzo 7, 2007 at 7:23 pm

    Maty,

    Quienes los trataron en París, hace siglos, cuentan viejas historias de faldas…

    Q.-

    Responder

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