Felices vacaciones, 18
Organizando libros y papeles me tropiezo con mi vieja y primera edición de “Español”, palabra extranjera: razones y motivos, de don Américo Castro. ¡Cuánto ha influido en mí ese libro! ¿Español? ¿Castellano?
A pesar de las insondables diferencias políticas que pueden existir entre ingleses, irlandeses y escoceses, no los imagino dudando sobre la denominación de su lengua inglesa. Alemanes y austriacos tampoco dudan sobre la denominación del alemán. Más allá de las controversias políticas más palmarias, la oscilación entre “español” y “castellano” me recuerda siempre seculares incertidumbres y conflictos irresueltos.
De la agencia Efe: ¿Castellano o español? Centroamérica prefiere llamar “español” al idioma y Sudamérica se queda con “castellano”.
MADRID. Efe – Las constituciones de los países centroamericanos prefieren el término español para referirse al idioma oficial, en tanto que en las de la mayoría de los países sudamericanos se elige castellano,y en las de México, Argentina, Chile y Uruguay no se menciona esta cuestión. La vieja polémica sobre si es más correcto decir español o castellano al denominar el idioma que une a más de 400 millones de personas en el mundo está hoy superada, aunque en algunos países se observa una cierta preferencia por una de esas dos voces, según afirman los académicos y filólogos consultados.
En España, la Constitución de 1978 establece que “el castellano es la lengua española oficial”, pero, al ser un país plurilingüe, también serán oficiales “las demás lenguas españolas”: catalán, euskera y gallego. Un acuerdo similar se alcanzó durante la II República española, cuando los políticos de Galicia, País Vasco y Catalunya preferían que se llamara castellano al idioma común, mientras que en la escuela de Ramón Menéndez Pidal se decía español.Lo explica el académico José Antonio Pascual, director del Gran diccionario histórico que preparan las academias de los países hispanohablantes. “No hay por qué dramatizar”, sosiega Pascual, para quien ambos términos son sinónimos. La prueba, afirma, está en el diccionario de Covarrubias, de 1611, titulado Tesoro de la lengua castellana o española, o en el diccionario de la Academia, que desde 1925 se llama Diccionario de la lengua española, pero antes, desde el XVIII, era castellana. El propio Pascual es coautor, junto con Coromines, del Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico, y señala también que los lingüistas suelen “emplear el término castellano hasta el siglo XV y el de español, a partir de esa fecha”, opinión en la que coincide con Concepción Company, catedrática de Lengua y miembro del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad de México. Según Company, cuando los Reyes Católicos unieron sus reinos desapareció Castilla, y por eso castellano se reserva para aludir al idioma hasta el siglo XV. “El término generalizado en México es el español”, afirma.
Las constituciones de Panamá, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Costa Rica y Cuba optan con claridad por el español al establecer el idioma oficial. En las de El Salvador y la República Dominicana no se menciona este asunto, pero en los documentos oficiales se alude siempre al español. La razón que da el director de la Academia panameña, José Guillermo Ros-Zanet, podría servir para toda la región: “Crece y se desarrolla el español”, y los diccionarios bilingües denominan siempre a la lengua español.
Sin embargo, las constituciones de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Paraguay prefieren el término castellano. En Bolivia, la Carta Magna no hace referencia al asunto, pero la propuesta de Evo Morales es contemplar como oficiales el “castellano” y todos los idiomas indígenas originarios.
Las 22 academias recomiendan el término español porque “carece de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas”. Sin embargo, en el Cono Sur hay una clara preferencia por la voz castellano desde la época de la independencia política, a principios del XIX, según coinciden en señalar el presidente de la Academia argentina, Pedro Luis Barcia, y el director de la Academia chilena, Alfredo Matus Olivier. Ambos recuerdan que las razones de esa preferencia las expuso Amado Alonso en su libro Castellano, español, idioma nacional (historia espiritual de tres nombres),de 1938. “Español -afirma Barcia- recordaba a un país y un gobierno del cual habíamos dependido y del cual nos estábamos independizando, en tanto que castellano era una designación localizada”.
Pero, hoy día, las connotaciones negativas de lo español ya no tienen vigor, asegura Alfredo Matus, director de la Academia chilena. “Nos acercamos al bicentenario de la independencia con una actitud que ya no es la decimonónica. Y ahí tenemos nuestro próximo V congreso internacional de la lengua española para proclamarlo”. La cita será en-Valparaíso, en marzo del 2010.
Luis Rivera says
Yo uso “castellano” en España y entiendo que lenguas españoles son todas las que se hablan en el ámbito estatal.
Cuando estoy fuera o hablo con alguien foráneo, entiendo que “español” se refiere a la lengua castellana, que es por definiciópn la úinica común a todo el ámbito.
Cada maestrillo tiene su librillo y en este tema hay, o muchos maestrillos o poco librillo riguroso.
Para empezar y al hilo de lo que que escribes en tu post, Concepción Company alude a la desparición de Castilla con el matrimonio de Isabel y Fernando. Puies que bien, y cuando Fernando se vuelve a Aragón, que es lo que queda en el antiguo solar castellano: ¿un agujero?
JP Quiñonero says
Luis,
Lo resumes todo con claridad y precisión. Hélas, como dicen los franceses, la cosa sigue sin estar siempre resuelta. Sobre la desaparición de Castilla, recuerdo a ET: “Home, home…”. Dicho sea con una brizna de ironía…
Q.-
Luis Rivera says
Enorme ironía, Q, pero si, ciertamente…
Jordi says
Desde esta orilla del Atlántico, me ha parecido muy curioso ver como hay gente autóctona que ha oído del “Castilian” y del “Catalonian”. No pensaba que hubiera salido de nuestras “rencillas” de cada día, pero también es cierto que tengo la suerte de moverme entre gente bastante de mundo y con ganas de conocer lo que hay más allá de las fronteras.
De todas maneras, lo de Spanish es lo que domina, así que ello me lleva a seguir exactamente la táctica Rivera, curiosamente. Yo me inclino por considerarlas sinónimas y que lo que empezó siendo castellano es lo que ahora también se llama español. Y mejor dejémosnos de discusiones peregrinas alejadas de lo puramente lingüístico.