“¡Esta noche es Nochebuena, y mañana Navidad, saca la bota María que me voy a emborrachar..!”. Piero Della Francesca, Detalle de la Natività, 1470 oleo tabla 124 5 x 123. National Gallery.
Son inescrutables los caminos de la luz, iluminando, en ocasiones, el oscuro laberinto de nuestras vidas.
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Enrique Miguel, me envía la tarjeta / poema de Luis Alberto de Cuenca, pidiendo socorro a Tintin. El poema dice así:
NAVIDAD
Todo vive en la Tierra porque antes ha vivido
en el cielo. Los astros rigen nuestra aventura
por las calles del mundo. Numeran nuestros actos,
eligen al azar nuestras melancolías
y nuestras ilusiones, escriben nuestra historia
en un libro siniestro que tiene, en vez de páginas,
manchas incomprensibles, y un día nos despiden
de las cosas que amamos porque ha llegado el tiempo
de morir, alojándonos en el vertiginoso
remolino del caos, donde reina la Nada.
No sé las Navidades que tendré que vivir
antes de reintegrarme al agujero negro
donde siempre es de noche, pero sí sé que en estas
fiestas en que la luz vuelve de su destierro
a decirnos que aún es posible el milagro
de la resurrección, es cuando me he sentido
y seguiré sintiéndome más cerca de la muerte
que nunca. Navidad: horror inexplicable
con que los astros dan por terminado el añoLuis Alberto de Cuenca
Helenista emérito, Luis Alberto quizá recuerde una de las fuentes últimas de su poema. Plotino agonizando, citado por Porfirio: “Preparo lo divino que hay en mi para ir al encuentro de lo divino que hay en las estrellas”.
Ángel Mateo Charris, por su parte, ilustra sin saberlo, involuntariamente, el versículo bíblico que yo recordaba hablando de Navidad, ilusión y el motor de la historia, Isaías, 9:2: “El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz.”
Feliz Navidad…
Luis Rivera says
Un poema de Jesús Miramón habla del peso de «… el peso de once meses ya sin secretos…» y es así como ve este fin-rúbrica de Diciembre.
Tengo tentaciones, ¿quien no? y las sintetizo en una confesión pública que quiero hacer en este lugar que acoge tanta ventura y desventura del pensamiento. Tal vez esta confesión-testamento sea útil para alguien que quiera empezar una nueva cadena de meses para desvelar secretos.
Uno: me confieso «independentista». Tan indpenetista que procuro pasar desapercibido.
Dos: me confieso desapasionada por cuanto sea el bien público.
Tres: confieso que no sé lo que es el bien público.
Cuatro: confieso que lo público me interesa como elemento estético.
Cinco: confieso que no quiero confesar nada.
Seis: confieso que soy humanistas
Siete: confieso que creo que la humanidad no merece mi humanismo
Ocho: confieso que tal vez yo no merezca el humanismo de la humanidad
Nueve: confieso que entre la humanidad y yo hay una brecha importante que ella no quiere cruzar
Diez: confieso que el bosque es un lugar solitario y acogedor… para uno solo
Once: confieso que que no me disgusta recibir visitas auqnue parezca lo contrario
Y Doce: confieso que llegado este mes me dispongo a empezar otro.