Menos españoles, más pobres, forzados a consumir cantidades tóxicas de ideas muertas y despojos de muertos vivientes.

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Un Tintín fabricado en serie a través de un ordenador: el Tintín de Spielberg, capaz de montar un gran negocio en Auschwitz, con venta incluida de frasquitos de lágrimas artificiales fabricados en China con mano de obra tirada, a las puertas de un campo de concentración para niños y familias a quienes se ha inyectado por las venas abiertas la sangre muerta de las brujas artificiales de Harry Potter.

Una “fiesta” montada de pies a cabeza (vacía) a través de las técnicas del marketing, comiendo el coco a un personal perdido en la adoración de la nada, que es el rostro más palmario del Demonio y el Mal, en nuestro tiempo (TM dixit).

-“¡El alma no existe!” “¡Venda su cuerpo al mejor precio!” “¡Su vida no es un calvario!” “¡Sea feliz incluso el Día de los Muertos..!” “¡Le regalamos el ataúd y el madero con su tarifa plana y su hipoteca..!”

• Tintín a la refinería, los ángeles al destierro.
• Tintín y Hergé en el Centro Pompidou.
• Tintín, Hergé y el arte contemporáneo.