Rue des Francs-Bourgeois, 5 septiembre 2015. Foto JPQ.
París, la rentrée… Hollande, por los suelos.
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La crisis y la angustia social de agravan en Francia, con un rosario de movimientos sociales de la más diversa naturaleza, coincidiendo con el crecimiento de la deuda y el incremento inexorable del paro, cuando las perspectivas de crecimiento económico son las más bajas de Europa.
El primer sindicato de Francia, la CGT, ha decidido boicotear, este lunes, la cuarta conferencia social presentada por François Hollande ante la patronal y un grupo de sindicatos minoritarios.
Hollande ha fijado unos objetivos mínimos para esta conferencia, que suscita un interés modestísimo. Tras la dimisión de François Rebsamen como ministro del Trabajo, el verano pasado, la nueva ministra, Myriam El Khomri -otra figura emblemática de la nueva Francia “multicultural”-, propone acuerdos mínimos en terrenos relativamente secundarios: “Creación de una cuenta personal de actividad”, “transición hacia una economía numérica” y “transición climática mundial”.
Philippe Martinez, secretario general de la CGT, el primer sindicato de Francia, ha confirmado el boicot sindical a la conferencia social organizada por el gobierno, declarando: “Hollande y sus ministros no se dan cuenta que Francia está viviendo un clima social explosivo, que puede estallar en cualquier momento”.
La semana pasada, la crisis social en Air France se transformó en una inflamable batalla campal, tras la intervención “enérgica” de las fuerzas de seguridad.
Días más tarde, los sindicatos de policía se tiraron a la calle para denunciar las “incoherencias” de una política judicial que consideran “nociva” para la seguridad nacional.
Los sindicatos de abogados anuncian una huelga, esta semana, con posible extensión a toda Francia. Le Figaro titula a toda página: “Los abogados declaran la guerra a la ministra de justicia”.
En los últimos seis meses se han sucedidos numerosos movimientos de crisis social. Profesores y maestros han denunciado una reforma escolar que sigue suscitando movimiento de protesta. Varias regiones, como la Bretaña, se han tirado a la calle para denunciar una fiscalidad que consideran “confiscatoria”.
La crisis y angustia social tiene otras manifestaciones de crisis, que pudieran resumirse con varias cifras muy gráficas.
Durante los tres años de la presidencia Hollande, el paro ha crecido de 2.925.00 parados (mayo 2012) a 3.600.000 parados (agosto 2015). 675.000 nuevos parados en tres años, más de 200.000 nuevos parados por año.
El crecimiento del paro coincide con otras tres cifras básicas: de 55.000 a 65.000 millones de nuevos impuestos, desde el 2012. El crecimiento económico más bajo de Europa, entre 1,2 y 1,5, este año. Y crecimiento inexorable de la deuda pública, que ascendía a 2.105 millardos de euros a finales del segundo semestre de este años.
Cóctel fatal: más deuda, más impuestos, menos crecimiento y más paro, tierra de cultivo donde florece la incertidumbre y la angustia social.
Simplemente apuntar que el graffti con la nariz de payaso a Hollande es una recreación de la obra de Hans-Peter Feldmann ‘One Dollar Bill with Red Nose’, 2012.
Las referencias de algunos graffitis parisinos son de muy buen gusto.
Joan,
Ah… te agradezco un montón la referencia a la obra de HPF, claro.
Y, si… el gafriterío (sic) parisino está muy ligado al street art, género donde cabe casi todo, de la trivialidad a lo más sugestivo.
Encantado,
Q.-