Rue des Quatre Vente esquina Rue Condé, 8 enero 2022. Foto JPQ.
Entre todos los innumerables atardeceres de invierno, uno de los más grandes quizá sea el de Georg Trakl, tan esencial ¿y olvidado?
[ .. ]
Ein Winterabend
Ein Winterabend
2. Fassung.
Wenn der Schnee ans Fenster fällt,
Lang die Abendglocke läutet,
Vielen ist der Tisch bereitet
Und das Haus ist wohlbestellt.
Mancher auf der Wanderschaft
Kommt ans Tor auf dunklen Pfaden.
Golden blüht der Baum der Gnaden
Aus der Erde kühlem Saft.
Wanderer tritt still herein;
Schmerz versteinerte die Schwelle.
Da erglänzt in reiner Helle
Auf dem Tische Brot und Wein
[ .. ]
Un atardecer de invierno
Cuando la nieve cae en la ventana,
largamente suena la campana del atardecer,
la mesa está dispuesta para muchos,
y la casa bien abastecida.
Alguno en su peregrinaje
llega a la puerta desde sendas oscuras.
Áureo florece el árbol de las gracias
desde la fresca savia de la tierra.
Entra en silencio el caminante;
el dolor petrificó el umbral.
Brilla entonces la claridad muy pura
sobre la mesa el pan y el vino.
GT, Obra completa, traducción y notas de Rodolfo E. Modern, Buenos Aires, 1968.
Fina says
Quiño,
Gracias por acogernos, durante nuestro peregrinaje por el mundo, muchos atardeceres de invierno en tu cálido y bien abastecido INFIERNO…compartiendo el pan y el vino.
Ricardo Lanza says
Siempre me alzas el ánima con tus escritos. Hoy tu recuerdo del malogrado Georg Trakl, uno de los genios juveniles de la historia, se incorpora a mi espíritu, se hace literatura, y esta nos hiere, sangran incluso las palabras al definir la existencia del poeta que rememoras, chafarrinón expresionista de alguien que se nombrara sufridor, tiene -y padece- un sinvivir atropellado, efímero, marcado por las alteraciones y alternancias de su vida: lector y autor recalcitrante, hombre de oficios varios, asimismo amante de su hermana Gretl (en las fotos demuestra rostro hermoso), también -como él- suicida, ambos coetáneos en la muerte, la buscaron a los 26 ó 27 años. Trakl, hombre de esa Viena polifacética ilustrada, génesis de genios de las artes y las ciencias, algo que solo lo aproximan la Grecia de Pericles y la Florencia de los Médici; Trakl, versos que la carne la descarnan y la llagan, no hay cicatriz posible. Y como la convalecencia no da fruto, cuando esa guerra que arrasa la Europa de esos tiempos, marca el final de la Austria Hungría de tan larga singladura (Músil y Von Doderen han descrito sabiamente aquel crepúsculo, noche que se hace de repente, lleva al oscuro a Trakl y a muchos otros), el vate se nos muere tras percibir y soportar el rugir y el sufrir que atrae una batalla. Es médico, mal cura como puede a los heridos, se aterra ante sus gritos y su muerte en solitario. No hay medicinas en el campo ni socorros. Se ha hecho también ferviente usuario de esa coca que Freud creyó, en un tiempo, remedio universal, condumio que evita la fatiga y el descanso. Trakl elige una dosis excesiva, antes deja unos versos últimos porque debió sentir que ya nada le valían los amigos. Tuvo bastantes, varios fueron los más dotados de esa Viena luminosa que, como lúcida estrella de neutrones, gastó su combustible en un instante, fue llama en que se abrasa Georg Trakl… Gracias por devolverlo, estimado.
JP Quiñonero says
Fina,
Los atardeceres de invierno son cortos y fríos, pero también tienen su encanto, claro…
Q.-
JP Quiñonero says
Ricardo,
Te agradezco un montonazo tu recuerdo de fondo de Trakl, un genio efectivamente. Uno más en aquella Viena, cuyos atardeceres quizá anunciaban los nuestros… el interminable ocaso de la vieja Europa, con los bárbaros a las puertas de nuestras ciudades…
Kavafis siempre está presente, también, claro: los bárbaros están ahí y amenazan con llegar … pero nosotros los esperamos a pie firme, como hombres y mujeres, en pie…
Q.-
Ricardo Lanza says
Correspondió aquella época al ocaso y el fin de los imperios viejos: Austría Hungría, la Turquía otomana, la Rusia de los zares; y lejos, muy lejos, más aún entonces pues que solo Occidente se evalúa y se valora, era la Europa todo, y tenía unas hijas: América del Norte y Australia muy abajo, “down under”, como dicen los british; el resto, nada más, solo huecos de historia que, siendo tan oscura y en idiomas extraños se describe, poco a los blancos interesa; reste, quizás, Japón, repentina sorpresa al quebrar, de repente, a los rusos, y proclamar, a voz en grito, que era verdad lo del peligro externo, que tenía un color: el amarillo. Fueran, tal vez, aquellos hechos, era definitiva, singular acontecimiento… ¿Lo habremos digerido?, ¿sigue en nuestros estómagos y al cerebro nunca llega?, ¿fue solo riada de millones de muertes, de cañones que braman, de fusiles que matan, de sentencias inicuas que firman por millares? Falta ese libro, global y descriptivo, Piscis aún, que Acuario no se avista, estimado; cien años más tampoco lo han traído…
Luis says
Trakl plástico y sutil que unís con , estimados Juan Pedro y Ricardo, Kavafis. Yendo adelante me permito extender el vínculo con Pound, sus haiku y su Despedida de dos amigos que por la proustiana teoría de la memoria involuntaria asocié de inmediato con la lectura de Atardecer de Trakl. seguiría por Ungaretti con sus atardeceres de Alejandría.
Saludos de atardecer alteano (tras ágape marino netamente levantino, vital y luminoso).
JP Quiñonero says
Luis,
Alejandría, Ungaretti… ah … llevas razón… hay correspondencias profundas … Kavafis habla de los griegos de la diáspora, que somos todos, o casi todos, esperando o huyendo de los bárbaros…
Q-
Ricardo Lanza says
Saludos, Luis. Hoy, hacen tus frases que se me imponga Alejandría. Incorporo esa urbe a mis ensueños. Queda en mi duermevela a modo de crepuscular destierro de unos sabios creativos; pero es muy grave error el que mantengo: paso desde Alejandro y los afines tolomeos a la diáspora itálica y helena, también britana y franca, de ilustrados armenios y judíos, asimismo; la haga romanidad; por eso en ella, me cuadra y me ilusiona ubicar a Ezra Pound -de siempre, favorito personal, adjunto al propio novelón aún nonato-.
Y Altea, y toda La Marina, y el Benidorm heterogéneo -mis memorias de El Bali son muy gratas-; deposito a Miró en medio de las playas, vienen a recibirle enjambres deliciosos de venus europeas, hacen que su contemplación quede en un libro, ucronía suprema, luego que hayan pasado ocho décadas largas de su muerte; no muere la palabra, el Levante la encarna y la celebra. Hasta el triste y hermético Ungaretti resucita, y es él, y su nueva existencia ya viene liberada de la pena; su último amor senil, el de las cartas largas, trova tras trova que no cesa, lo saca de una Estigia humanizada, ambos se ganan y disfrutan un ser casi eviterno.
Desde las últimas luces de un crepúsculo urbano, en que los rayos de un día perennemente azul, declinan, se aclaran al principio, vuelven luego a lo oscuro; me han hecho descorrer el cortinaje, dejo la cristalera exenta… Saludos, Luis, y a todos los diablos y diablesas entrañables, afines al reducto que poblamos.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bueno… el ocaso de Europa, como el ocaso de Bizancio, es cosa de siglos … el fin de Austria Hungría, dos guerras mundiales, y en esas estamos… el ocaso tiene muy distintas luces… y los europeos nos resistimos, o aprendemos a vivir las nuevas circunstancias… los grandes creadores de los imperios danubianos dejaron obras muy mayores, crepusculares… nosotros … me gustaría conocer obras comparables… que no sé si existen… o quizá existen y no las conocemos…
A título personal … busco, y el placer de buscar, mirar, descubrir, leer, también tiene su encanto…
Q.-
Luis says
¡Ah, estimado Ricardo que texto tan evocador, cuantas remembranzas despierta, muchas gracias por ofrecerlo a los cofrades!
Desde la terraza en Altea divisamos el skyline de Benidorm con el Bali y el Intempo, colosos de esta ciudad de singular plasticidad.
Touché con tu evocación de Gabriel, en su muerte, y recibido por venus europeas en la playa de Levante. De inmediato la he unido con la ensoñación que Azorín cuenta, creo recordar, en el Prólogo de uno de los doce volúmenes de la más bella edición, Barcelona 1932, de las Completas de Gabriel.
Llega Azorín, en automóvil desde Monóvar, con dos amigos la tarde del 27 de mayo de 1930 al cabo de Santa Pola. Atrae su atención un velerito, que desde Tabarca, navega proa al cabo. Al acercarse, los amigos ven que en cubierta, una persona agita los brazos. ¡Es Gabriel, es él! Exclaman y corren apresurados los tres amigos hasta la playa. Desciende de la embarcación. Suenan los abrazos, la alegría y uno dice a Gabriel “Maestro, cuando le escuchamos a usted, sólo hay dos palabras en nuestro léxico: Placer y Veneración”.
En aquella tarde de mayo.
Saludos muy cordiales
Luis
Ricardo Lanza says
Y cuanto que lo tiene. el resumen vital que vamos componiendo, la suma de experiencias de diversos matices e intenciones, es lo que nos resta en los momentos en que el cuerpo carezca de prestaciones o sean muy escasas. En ellas permanece nuestra película existencial, la que proyectamos tanta veces, lo que nos resulta siempre útil, nos atrae, se hace condumio principal de nuestras ánimas. Creo que quienes compartimos este infierno, de amable y arriscada creación, que nosotros desearíamos eviterno, lo sabemos, y nos gusta, estimado; gracias a ti, por erigir este jocundo Hades de las letras, y a todos vosotros, compañeros.
JP Quiñonero says
Ricardo,
Bueno …
…
Todo eso es para mí muy emocionante, sí.
Goethe hablaba de las afinidades electivas … a través de internet, esas afinidades, bien reales, pueden descubrirse y prolongarse en el tiempo y el espacio… este tipo de cuadernos de notas puede verse aquí y allá … y los lectores son muy libres de leer o no leer, al ritmo de sus cosas propias …
A título personal, tiendo a escribir menos… la fotografía me “absorve” más … pero, bueno, tus palabras, vuestras palabras, me ayudan mucho, me acompañan y descubren otros mundos, tan próximos, por momentos, sí…
Q.-
Fina says
Quiño,
A título personal, en este Infierno he encontrado todo lo que buscaba y más…
Muchas veces no llego a asimilar tantos conocimientos y saberes. Me gustaría disponer de más tiempo y dimensión intelectual para pasear con calma y sin prisas por este Jardín, que me recuerda el de los epicúreos…Me pregunto si aquello sería algo parecido a nuestra cofradía…
Gracias a todos por vuestras aportaciones y muy buenas noches.
JP Quiñonero says
Fina,
Pones tanto cariño y tanta generosidad que, que … jardines epicúreos… ah, es muy buena idea… lo ideal sería poder intercambiar bebidas, licores y algunos platos de cosas ricas… a ver…
Encantado, oye,
Q.-
Fina says
Quiño,
Gracias por las cosas tan bonitas que dices!!!!!!
Creo que tú dominas a la perfección el arte de Vivir!!!
Palanteee….!!!!!!!!
JP Quiñonero says
Fina,
Que más quisiera yo … hoy, por ejemplo, he tenido un día negro, por razones que no vienen al caso… ¿Qué hacer?
Calma, prudencia, copa de cava, alguna cosa rica, y dejar pasar los nubarrones…
Palanteeee …
Q.-
Fina says
Quiño,
Como dice la canción, después de un día triste viene otro mejor…
A esperar que mañana hayan pasado los nubarrones y salga un sol reluciente.
Buen descanso y muchos ánimos.
Palanteee…!!!!!!
Buenas noches a todos/as.
JP Quiñonero says
Gracias, Fina, Gracias…
… en realidad, no tuve un día triste… ayer tuve un día negro de idas & venidas, citas, prisas, curros diversos, ajetreos complicados de ir de aquí para allá, corriendo, taxis, etcétera…
Pero finalmente, bien, gracias,
Q.-
Fina says
Me alegro mucho, Quiño!!!
Si no me equivoco eres un hombre muy activo que no conoce el aburrimiento.
Venga…al pie del cañón dando guerra!!! 😀
JP Quiñonero says
Fina,
Creo que aciertas… me faltan horas al día para hacer el rosario de ocurrencias que me pasan por la cabeza…
Yeahhhh
Q.-