
Elsa Zylberstein y Olivier Dahan. France Bleu Alsace. Foto Jean-Brice Tandonnet.
“Simone, le voyage du siècle” (Simona, la mujer del siglo), la última película de Olivier Dahan…
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… ha sido un doble o triple triunfo, ante el gran público, ante la gran historia del siglo XX, ante las nuevas generaciones inquietas ante un incierto futuro, cuando la tragedia está ensangrentando el corazón de Europa.
Dahan ya había filmado la vida de otras dos grandes señoras, Edith Piaf, cantante mítica, y Grace de Mónaco, actriz y princesa legendaria.
Abordando la vida de Simone Veil,i nterpretada por Elsa Zylberstein, Dahan cuenta la vida, historia, dramas y triunfos de una mujer que conoció en su carne el campo de concentración de Auschwitz, impuso con lágrimas y mano de hierro (desde el centro derecha) la despenalización del aborto, para terminar siendo la primera presidenta del Parlamento Europeo elegido a través del sufragio universal, culminando una vida cívica excepcional.
–¿Cómo llegó usted a Simone Veil, después de sus biografías cinematográficas de Edith Piaf y Grace de Mónaco?
-Quizá haya una continuidad de fondo. Desde siempre había deseado contar la historia de una mujer política. Más allá de la política. Una mujer que, a través de la política, ayudara a comprender y cambiar la historia. La vida de una mujer cuya peripecia personal fuese suficiente para comprender la marcha de la historia.
–¿Hay algo en común entre las historias de Edith Piaf, Grace de Mónaco y Simone Veil? Piaf quizá fue algo así como una individualista libertaria, la princesa Grace fue una mujer de mundo sometida al rigor de su puesto, Veil fue una mujer política, más bien conservadora, en la práctica.
-Si. Yo comencé como fotógrafo. Y me encantaba mirar, ver, descubrir personajes a través de la fotografía. Un día descubrí las fotos de la joven Piaf. Tenía una figura ultra moderna, algo así como una chica punk antes que existiesen los punk. Usted dice individualista libertaria, sí. Luego, a lo largo de toda su vida confirmó una gran voluntad y determinación para defender su identidad, su personalidad. Una mujer que lucha y consigue vencer todos los obstáculos para llegar a ser ella misma. En el caso de la princesa Grace, toda su vida fue una suerte de lucha íntima, entre su personalidad como actriz, su condición de mujer con gran personalidad y sus deberes oficiales como princesa. Una lucha sin fin. En el caso de Simone Veil, de su infancia, deportada en un campo de concentración nazi, Ausshwitz, su lucha en defensa del aborto, hasta su puesto como presidenta del del Parlamento Europeo, la suya también fue una vida de resistencia, combate, defendiendo cosas esenciales, más allá de la política de cada día.
–¿Porqué puede ella encarnar el siglo XX?
-En su trayectoria humana se cruzan varios de los grandes conflictos del siglo pasado, de los campos de concentración a la construcción política de Europa. Y, más allá de la peripecia inmediata, ella siempre está en pie, resistiendo, cambiando o intentando cambiar el rumbo de las cosas.
–En su película, usted da una visión más bien poética, lírica, muy alejada de la mujer política, conservadora, europeísta, implicándose en batalla políticas muy crudas.
-Para mí, lo esencial era contar su resistencia, a través de su condición. Ir a lo esencial. Más allá de lo inmediato y circunstancial. En ese terreno de la política más cruda, como usted dice, ella también tuvo que resistir. Su padre era conservador, de derechas. Su madre más bien de izquierdas. Ella heredó algo de ambos. En el fondo, su manera de entender la política estaba más allá de la ideología. Ella intentaba mejorar las cosas de manera práctica.
–En cierta medida, su película es una suerte de “continuación” de otras películas, com “Shoah”, de Claude Lanzmann”, “La lista Schindler”, de Steven Spielberg, y “El pianista”, de Roman Polanski. Usted aporta una visión más intimista…
-Esas y otras obras estuvieron en el origen y la realización de mi película. De alguna manera, he intentado continuar esos relatos. No es evidente que todos los jóvenes que van al cine hayan visto las obras de Lanzmann, Polanski y Spielberg. A partir de ese convencimiento, para intentar ser honesto, creo que es bueno recordar, tener presente esas historias, que forman parte del mismo tronco dramático común.
–¿Porqué dedicó la película a su padre?
-Mi padre fue un luchador, siempre. No pudo ver la obra. Murió poco antes del fin. Mi padre consiguió escapar a la persecución, fue un resistente antiracista que consiguió escapar a los nazis. Es una forma de homenaje.
–¿Cuál es el mensaje esencial de su película, una heroína del siglo XX, para los hombres y mujeres del siglo XXI?
-A su manera, Simone Veil encarna el humanismo absoluto, en un mundo muy deshumanizado. No soportaba las injusticias. Así lo han visto las mujeres más jóvenes, que han admirado un personaje esencial, que nadie les había descubierto. Para mí, ha sido muy estimulante comprobar que las chicas jóvenes se han “apropiado” del personaje. Sus principios, sus valores, su acción son modelos que ayudan a vivir, comprender, actuar. ABC, Olivier Dahan: “Simone Veil entendió la política más allá de la ideología”.
Simone Veil, gran dama de la política francesa.
Cine.
Después de estas películas no dudo que interesantes podría plantearse hacer una sobre los hermanos Weil. Matemático y filósofa judíos que lucharon por un mundo diferente y hoy desconocidos en las salas de cine.
José,
Bueno…
A ver si te escuchan.
Les daré algunas pistas:
–España / Cataluña… Simone Weil y la liberación de los hombres y mujeres atormentados por el lío catalán.
–Las crisis de Cataluña, España y Francia iluminadas por Simone Weil.
–La crisis España / Cataluña iluminada por Simone Weil.
Q.-