
Place d’Aligre, 10 marzo 2019. Foto JPQ → Amor y guerra social en los muros del mercado más cosmopolita de París, Aligre.
Emmanuel Macron decidió el jueves imponer su reforma del sistema nacional de pensiones recurriendo al artículo 49.3 de la Constitución, que permite aprobar sin voto parlamentario un proyecto de Ley, un decretazo que acelera un cambio político nacional que favorece profundamente a la extrema derecha.
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En un consejo de ministros restringido, en el Elíseo, el presidente de la República justificó su decisión en estos términos: “Mi interés político era aceptar el voto parlamentario. Pero, ante la incertidumbre de ese voto, los riesgos financieros que hubiese corrido Francia eran demasiado altos. De ahí el recurso al 49.3 de la Constitución, que ha sido utilizado en un centenar de ocasiones por gobiernos de izquierda y derecha, desde hace medio siglo”.
Cuando Élisabeth Borne, primera ministra, anunció la noticia en la tribuna de la Asamblea Nacional (AN), a primera hora de la tarde, estalló un gigantesco escándalo. La crisis de fondo tomaba un nuevo rumbo.
En los bancos de la AN, grupos de diputados hostiles comenzaron a gritar la Marsellesa, himno nacional. Varios grupos de diputados gritaban “¡Es una vergüenza, se pisotea el Parlamento, se desprecia a los franceses mayoritariamente hostiles!”. “¡Se trata de una reforma ilegítima que viola los fundamentos de nuestro sistema político!”.
En la calle y las distintas sedes de los sindicatos se multiplicaban las reacciones muy agrias: “¡Un putada digna de una dictadura!”. “¡Continuará la contestación popular contra un gobierno minoritario!”.
En el corazón histórico de París, en la Plaza de la Concordia, la plaza donde estuvo instalada la guillotina, durante la Revolución de 1789 / 93, la extrema izquierda movilizó a varios millares de manifestantes al grito de “¡es la guerra!”, “¡la movilización continúa!”. A última hora de la tarde, esa movilización continuó creciendo con estallidos de violencia controlada, incendios y choques con las fuerzas antidisturbios, que terminaron recurriendo a los gases lacrimógenos para disolver a varios millares de manifestantes.
Las izquierdas y la extrema derecha proyectan varias mociones de censura, que serán discutidas la semana que viene en la AN. Quizá no tengan éxito, pero harán mucho ruido. Están previstos varios recursos ante el Consejo constitucional. Los sindicatos estudian nuevas formas de movilización. Según los estudios sociológicos, una mayoría de la opinión pública es hostil a la reforma de Macron, con un 65 / 70 % de opiniones negativas, apoyada por un modesto 30 % de franceses.
Todo el abanico político parlamentario y todos los analistas coinciden en tres puntos básicos:
-La primera ministro, Élisabeth Borne, y su gobierno, están en crisis; Macron tendrá que cambiar de equipo de gobierno las próximas semanas.
-“Renacimiento”, el partido de Macron, y sus aliados centristas, han dejado al descubierto divisiones y enfrentamientos graves y profundos.
-Aprobada con un decretazo, la reforma de las pensiones tardará muchos meses en poder entrar en vigor, víctima de recursos institucionales que prolongarán el riesgo de tensiones.
El 49.3 se ha utilizado en un centenar de ocasiones durante el último medio siglo, como recordó Macron. Pero, en este ocasión, anuncia un cambio político de gran calado.
El presidente de la República se vio forzado a recurrir al decretazo como consecuencia de la inexistencia de una mayoría parlamentaria absoluta y de la fragmentación de todo el abanico político nacional.
Macron, su partido y aliados, tienen 265 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional (AN), primera cámara del Parlamento nacional, cuya mayoría absoluta es de 289 diputados. Pero un número considerable de diputados macronianos no deseaban votar la reforma, recortando peligrosamente esa mayoría relativa y dividida.
Macron esperaba que Los Republicanos (LR, derecha tradicional), con 61 escaños, apoyaran su reforma. Pero una parte significativa de esos diputados tampoco deseaba votar la reforma, igualmente divididos.
En el bando parlamentario hostil a la reforma, la extrema derecha (88 diputados), La Francia Insumisa (LFI), extrema izquierda populista (74 diputados), el PS (31 diputados), el PCF y sus aliados (22 diputados), y los Ecologistas (22 diputados), suman en total unos 259 diputados. Pero esa oposición también está ultra dividida y es incapaz de presentar un frente común.
Se trata de una fragmentación política sin precedentes en la historia de la V República, que fundó el general de Gaulle, entre 1958 y 1962. Los partidos tradicionales de izquierda y derecha están hundidos. Macron no ha conseguido crear un gran partido mayoritario. Solo la extrema derecha que sigue liderando Marine Le Pen se ha consolidado como fuerza política creciente.
Bruno Palier, director del Centre d’études européennes et de politique comparée (CEEPC), hace este análisis de la crisis: “Esta reforma coincide con la aceleración del retroceso de la mayoría política parlamentaria y de la derecha tradicional. Macron solo es apoyado por el 30 por 100 del electorado nacional, jubilados acomodados, cuadros, empresarios. Las izquierdas están divididas y son minoritarias. Es algo así como un tren en marcha que solo favorece a la extrema derecha de Agrupación Nacional (AN), que sigue liderando Marine Le Pen”. ABC, Macron impone su reforma de las pensiones con un decretazo que abre otra crisis de fondo + PDF.
Macron impone su reforma de las pensiones con un decretazo que abre otra crisis de fondo.
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