Ese descenso de la cruz –tema clásico de la iconografía cristiana– de Friedrich Overbeck, amigo de Goethe, dibujante, pintor, alquimista, fue propiedad durante mucho tiempo de una abadía benedictina alemana, que terminó vendiéndolo por razones que se me escapan. Tras pasar por las manos de varios propietarios, ha vuelto a venderse por 14.500 euros. Cifra irrisoria y significativa: un record en la cotización de los descensos de Overbeck; aunque suma modesta, a la luz de la calidad del dibujo. La confusión de la Gioconda y las figurillas de plástico que regalan en las hamburgueserías, o la venta de crucificados en los mercadillos de ocasión, quizá formen parte del mismo proceso de “secularización del Gran arte”.
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- Arte en este Infierno.
Dani says
Le felicito por el cambio. ¡A seguir disfrutando…!
J.Francisco Cuadrado says
¿Nuevo Círculo?
«Confutatis maledictis,
Flammis acribus addictis:
Voca me cum benedictis.»
Gracias.
Y desde luego lo mejor para los suyos, y usted, mismo.
JP Quiñonero says
Gracias…
Q.-