J.F. Willumsen, París, 1890.

Perdido entre infernales combates manuales contra las pirañas/spam, las tribulaciones de la UE, las incontables batallas cainitas, consigo evadirme una hora larga en el Musée d’Orsay, donde descubro la obra misteriosa de un simbolista-naturalista-expresionista danés, Jens Ferdinand Willumsen, que pinta unas señoras alpinistas muy atractivas, anunciando las señoritas deportivas que Balthus desnudaba en semejantes parajes.

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Európolis. Inversiones negras y rosas.

Pero me detengo en su primer viaje parisino, ocho o nueve años antes que llegaran los hermanos Antonio y Manuel Machado al mismo barrio. Y advierto que, en verdad, algunos paisajes urbanos apenas han cambiado. Esa perspectiva de Notre-Dame, desde el puente Saint-Michel, no solo es muy “reciamente” hispánica:

• Azorín y Marañón se hicieron fotografiar ¿por el mismo Sebastián Miranda? junto a un puesto de libros, en ese mismo puente.

• Baroja dio su legendario plantón a la señora de buen ver que intentaba seducirlo, en la plaza que está la derecha de esa perspectiva.

• La Comuna Zamorana –los más ancianos recordarán– nació en una brasserie / bar, difunto, que se encontraba a la derecha de los dos paseantes en primer plano.

• Ginsberg, Burroughs, Corso y los beat americanos comenzaron viviendo (1957-1963) en una callejuela que se encuentra, hoy como ayer, al pié derecho de la imagen, a menos de 300 metros de la primera y quizá única librería de libro catalán antiguo.

Etc..