Inés Sastre, by Bettina Rheims, para Lancôme
Quizá el espíritu de la época hable a través de la obra de una fotógrafa de talento, Bettina Rheims, retratista oficial de un jefe de Estado, autora de la puesta en escena de imágenes que no siempre son exactamente prostibularias, aunque pudieran parecerlo, capaz de trabajar en terrenos que en otro tiempo se consideraban obscenidad, profanación y erotismo no siempre soft.
Imágenes de ángeles y demonios caídos en inmuebles de alquiler, donde la clerecía laica del arte contemporáneo los rescata para glorificarlos en el altar de muy oficiales retrospectivas museísticas, con diversa glosa “crítica”, convertidas las imágenes de seres de fantasía onírica en eficaces instrumentos de seducción y encantamiento –propios de la publicidad–, navegando sin rumbo conocido en el insondable océano de las almas muertas.
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Babel. Neo colonialismo turístico.
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