Quizá la “literatura” sea el aspecto menos “importante” de la lectura. Cuando leí por vez primera Difunts sota els ametllers en flor (1969), de Baltasar Porcel, descubrí la existencia de unos catalanes cuya memoria individual y colectiva era indisociable de los genios de la tierra y la “arquitectura espiritual” tejida por la cultura de la lengua natal, creando las palabras y la tierra un espacio mítico común, cuya genealogía es muy fácil reconstruir en la historia de la alta cultura catalana.
Cuando leo La força de la gravetat (2006) de Francesc Serés descubro, entristecido, que, en verdad, aquella Cataluña mítica quizá esté agonizando, víctima no solo de Madrid, de España, etc.; si no víctima, también y sobre todo, de los catalanes devorando Cataluña.
Leo la obra de Serés como un “sismógrafo”, entre muchos otros, para intentar explorar los nuevos rumbos que están tomando Cataluña, los catalanes y la cultura catalana. No soy el primero en hablar de la destrucción de Cataluña. La crónica de tal destrucción del país natal (la heimat de la lengua alemana) ha sido evocada, entre otros, por Bernat Puigtobella, hablando de los nuevos rumbos de la novela catalana de la última década.
Si los Difunts.. de Porcel eran una epifanía, La força.. es una agonía. Agonía que bien refleja una realidad social y política, oculta tras la polución ideológica: una aparente “desmembración” o falta de “vertebración” cultural. Aunque, en verdad, quizá se trate de una enfermedad moral de insondable alcance.
El paisaje, las tierras geográficas y espirituales de Cataluña están sufriendo un proceso de desertización rampante, una metamorfosis que se me antoja endemoniada: todos los seres y las cosas de la Creación, geográficas, vegetales, animales y humanas son víctimas de los torvos ataques de la lluvia ácida, la polución, el turismo, la colonización industrial y comercial de todas las cosas vivas. Nuestra muerte también es parte indisociable de nuestro arte de vivir y morir con gracia propia.
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PS. Le debo a Xavier Pla el haberme descubierto la obra de Serés.
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Celebro que te haya gustado La força de la gravetat, aunque yo prefiera destacar otros aspectos de la obra que, a mi juicio, la hacen de verdad relevante: te invito a leer mi comentario de hace unos meses.
Hola, Llibreter.. he leído tu comentario, que me parece sensato y oportuno.
Saludos,
Q.-
Quizás su lectura se pueda matizar, dada la gradación de grises que se pueden encontrar en «La força de la gravetat». Más que de agonía creo que se puede hablar de diagnóstico, al menos yo he leído el libro como un intento de contar (con cuentos) Catalunya. No encuentro en ningún relato una mirada quejumbrosa, creo que los personajes son muy fuertes: se sabrán sobreponer a lo que les sucede, a lo que sucede en cada relato. Puede que el país también y que algunos de los males que lo aquejan provengan de aquella otra ingenuidad epifánica.
Sin duda, Coral..
La impresión íntima que me daba, al leerlo, era la de un paisaje amenazado por la polución, matando a los seres más indefensos.. las miradas que cruzan el gavilán hembra y el narrador.. el narrador siempre «sale victorioso»: él contempla el ocaso, el eclipse, de un mundo que se va; y lo hace con arte, contando la crónica de una agonía, que no es la suya, si no la de..
Q.-
Permítame que insista. No hay pesimismo alguno sino superficial o en el lector. En «La força de la gravetat» los personajes pierden, de acuerdo, pero es una pérdida consciente y asumida y les queda fuerza para continuar adelante. Creo que la prueba es el propio libro, no hay recreación en el dolor sino descripción del diagnóstico y de la metamorfosis.
Vamos, es sólo una opinión, una más. Saludos.
Hola, Coral,
¿Te importa que utilicemos el tuteo? El vostè catalán suena bien, urbano, civilizado. Pero el usted castellano establece, para mi gusto, una distancia a la que soy poco sensible. Dicho esto: no creo que tengamos opiniones muy distintas:
1.- Pesimista es AMarc: de ahí que su diagnóstico sobre las cosas históricas no me parezca muy útil como “semáforo” del tejido social catalán de su época.
2.- Serés no se deja llevar de ningún pesimismo. Se limita a describir con precisión “entomológica” la agonía de muy diversas formas de vida vegetal, animal y humana, en Cataluña.
3.- La limpieza y transparencia moral de su prosa dan a tales descripciones de muy diversas agonías y metamorfosis el valor de los más altos indicadores sobre los rumbos más íntimos, hondos, profundos de una sociedad, la suya.
4.- La destrucción de la heimat catalana ha sido descrita con precisión por Bernat Puigtobella, en la entrada que cito líneas arriba. Serés no está solo en la descripción de muy diversas agonías catalanas.
5.- El último libro de BPorcel describe con mayor brutalidad y pesimismo la destrucción de Mallorca, víctima de..
6.- De ahí que “encerrar” a Serés o Porcel en el marco un poco funerario de la mera historia literaria pudiera correr el riesgo de ocultar lo más inmediato que esas obras nos dicen, para mi sensibilidad.
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Saludos,
Q.-
Juan Pedro, los comentarios se contradicen lo justo para complementarse. Simplemente quería subrayar el hecho del libro como diagnóstico, y ya que nos ponemos con la heimat, quizás decir que precisamente para esa heimat amniótica que por lo visto necesita el autor para escribir, casi como weltanschaung.
En todo caso, más que una agonía, y siguiendo con la fauna que aparece en el libro, diría que lo que se describe es un cambio de piel de la sierpe, traumático y no epidérmico (sic). Vaya, que en cualquier momento puede estallar la crisálida, el ambiente es favorable.
Saludos,
C.B.
Coral,
Seguro. Lo de la crisálida y la serpiente… vaya usted a saber: las imágenes que me asaltan de manera irracional me inquietan lo justo. H. decía que la literatura funciona mejor cuando «no lo dice todo» y «calla» lo esencial, que se queda en suspenso, presente de manera elíptica, intrigando al lector, nada «hipócrita», en este caso.
Saludos,
Q.-
El Llibreter Entrevista a Francesc Serés
L’hora del lector 30/10/2009: Francesc Serés, el convidat d’avui