• CJC, fotografiada desnuda por Lewis Carroll
• Aventura carnal con Picasso
• Semprún, un comunista que colabora con los nazis en Buchenwald
• Diferencias entre las Comedias bárbaras y Faulkner
• Influencias de Proust, Faulkner y Nabokov
ABC publica hoy, “peinado” y “con calzador”, ligerísimamente maquillado el fondo de mi novela La locura de Lázaro (Espuela de Plata / Renacimiento), un diálogo que sostuve con Antonio Astorga el pasado día 8. Este fue nuestro diálogo, exacto:
Celia Jiruña Carón nació en una noche de ánimas en pena, en medio de una inmisericorde lluvia en el valle del Juzo, rubita, diminuta, desamparada. ¿Su vida será una comedia bárbara?
Q.- No. Las comedias bárbaras son esperpentos. La vida de Celia será una tragedia, más cerca de la tradición bíblica contemporánea, la encarnada por Faulkner. El esperpento tiende a destruir, dando una imagen deformada de la realidad, a través de un espejo cóncavo. La tragedia bíblica habla de la tragedia de vivir, tras el destierro del Paraíso.
Celia Jiruña Carón (CJC) ¿es un trasunto de CJC, Camilo José Cela?
Q.- No. Mi CJC fue fotografiada por Lewis Carroll, adolescente, desnuda. Y tuvo una aventura carnal con Picasso. Su mejor amiga fue una actriz famosa que hizo cine con Truffaut y Visconti. Se casó en París apadrinada por Miguel Pérez Ferrero (que fue corresponsal de ABC y confidente de los Machado y Baroja); tuvo amoríos con Lo – li – ta (la joven mariposa de la novela de Nabokov). La vida de mi Celia no tiene nada que ver con Camilo. Él si estaba cerca de las comedias bárbaras. Mi personaje viene de los cuentos de hadas revisitados por Nabokov.
Aprendió Celia muy pronto el arte de una calculada hipocresía, escribía a las golondrinas unas oscuras cartas donde trataba de brujas y arpías a varias hermanas de su orden. ¿El internado en el que la confinaron era para ella una especie de opio?
Q.- Las cartas a las golondrinas vienen de Ramón Gómez de la Serna. Ramón las escribía desesperado, en el destierro, esperando que las golondrinas las llevasen a su tierra madrileña. Cuando las cartas de Ramón llegaban a Madrid eran recibidas a palos, con veneno, entre risas de gente zafia e ignorante. Mi Celia no conoció a Ramón. Pero sus cartas a las golondrinas también son el gesto de desesperación de una adolescente que sueña con la libertad.
¿En el terreno literario, las obras que creará su escritora son un paralelo de las de Cela?
Q.- Toda la obra de Celia Jiruña Carón es algo así como el reverso de los libros de Cela que más admiro, comenzando por La colmena. A mi modo de ver, el título del libro de Camilo no corresponde exactamente a su contenido. En una colmena vive una comunidad laboriosa. En La colmena, los seres humanos están caídos en una trampa que se parece muy mucho a una almadraba: un cepo donde la vida arponea a unos y otros, sin piedad. Mi Celia escribe La almadraba.
Jamás nadie le ha hecho a Camilo José Cela un homenaje tan grande y apasionado como el suyo. ¿Del frondoso árbol de Camilo jamás se podrá hacer leña ni siquiera cuando es cadáver exquisito?
Q.- Camilo es un monumento en la historia de las literaturas españolas. Lo de cadáver exquisito me parece un calificativo miserable.
Celia Jiruña Carón, última heredera de Quevedo y Valle, se casa con Laure Fokine, que haría una carrera de gran actriz, se cruza con Foucault en un prostíbulo sadomasoquista, se dijo que tuvo una escandalosa aventura carnal con Pablo Picasso y culmina su porfía contra ángeles, demonios y fantasmagorías varias con la obtención del Nobel de Literatura. ¿Al fin y al cabo, Celia Jiruña no es más que un corazón solitario precipitada en un torbellino de pasiones luciferinas?
Q.- Señorita corazones solitarios es el título de una novela de Nathanael West y el nombre de un consultorio radiofónico de cosas más o menos sentimentales. Mi Celia se casará de muy mala manera con el director de un consultorio radiofónico de esa especie rosa subido.
Asoma incluso en su novela un ministro de la Cultura que no acompañará a su escritora a recoger el Nóbel a Estocolmo. ¿Jorge Semprún se dará por aludido?
Q.- Mi ministro de cultura estuvo en Buchenwald, cuando los nazis entregaron la gestión administrativa de ese campo de concentración a los comunistas allí encerrados. Robert Antelme, que fue amigo de Semprún, ha contado sus íntimas reservas ante el comportamiento ético de los comunistas, en Buchenwald. Los oficinistas comunistas elegían para los nazis los reclusos que los nazis reclamaban para realizar trabajos de los que no se volvía nunca. Semprún ha escrito muchos libros para maquillar esa historia.
Hay crítica literaria en «La locura de Lázaro», menciones a Juanita Narboni, Mario Antolín, Ignacio Gómez de Liaño, Rafael Conte, César González-Ruano, Víctor de la Serna, Ramón Gómez de la Serna, algún pintor cuyo modelo es Antonio López, el propio JPQ… ¿Qué atormentado puesto ocupa Caína en la Historia?
Q.- Caína es la ciudad infernal donde Dante abandona a los hijos de Caín. Mi Caína está geográficamente próxima a la Región de Juan Benet, de donde es oriunda la familia de mi Lázaro, cuya locura lo lleva a soñar que terminará escapando a esa tumba, poblada de fantasmas endemoniados, los de nuestra historia.
La crítica especializada ha dicho de su relato que el estilo es legatario del mejor Valle y el mejor Quevedo. ¿Qué opina al respecto?
Q.- Que es demasiado comparar. Todos los escritores españoles de España y las Américas debemos algo a Valle y Quevedo. Esa deuda no comporta ningún valor particular. En mi caso, me gustaría pensar que han podido influirme Proust, Nabokov y Faulkner. La pasión de mi CJC por Lo – li – ta es un pálido reflejo de mi propia pasión por el libro de Nabokov.
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