Ca l’Adela, Caldetes, Camí Real, 24 agosto 06. Foto by JPQ
Felices vacaciones, y 22
En ocasiones, la guerra civil no siempre “fría” de políticos e ideólogos causa estragos, deshilacha y desarticula a las sociedades víctimas de esa polución carnívora. En el caso catalán, Ángel Duarte, catedrático de historia contemporánea en la universidad de Girona, ha subrayado el alcance devastador, para Cataluña, del “Visca Macia! Mori Cambó!”, tan presente, atroz e inquietante, todavía hoy, con otros nombres.
Cada cual resiste como puede contra esa pavorosa marea negra de pústulas cainitas. Ante el espectáculo de la guerra electoral que se avecina, me asaltan ejemplos de buenas gentes de su pueblo, Caldes d’Estrac, Caldetes, que se defienden y lo defienden a su manera:
● En el Cami Real, Ca l’Adela lleva vendiendo los mejores embutidos desde hace ¡setenta y cinco años..! Hay que saber mucho de comercio local y buenos productos de la tierra, para sobrevivir a guerras civiles, tiranías y agresiones comerciales de nuevo cuño.
● En el Taller, en la Riera, J* recuerda nuestra primera visita, hace quince años: “¡Como han crecido sus hijos..!”. Quince años comiendo por las mismas fechas el mismo menú en la misma mesa con mantel, inalterable, sólido como las cosas bien enraizadas en la tierra.
Desde nuestra casa, el azuloso mar plateado, en calma, nos embarga con la más honda y serena melancolía. No nos vamos. La luz cegadora del horizonte marino nos marca el rumbo de las estrellas que conducen a Ítaca.
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