Una calle esencial en la bibliografía barojiana, la parisina rue des Solitaires, donde está situado El Hotel del Cisne. 9 sep. 06. Foto JPQ.
Leo con mucho retraso, sorprendido y admirado, el Pío Baroja, a escena (Espasa Calpe), de Miguel Sánchez-Ostiz: un monumento barojiano.
Miguel no es sólo una de las personas que mejor conoce el inmenso legado de don Pío. También ha leído todo lo escrito sobre Baroja. Y su libro es, al mismo tiempo: una síntesis creo que absoluta de toda la bibliografía biográfica, una crítica feroz de esa bibliografía; un implacable ajuste de cuentas con casi todo el mundo (don Pío incluido); una puesta en escena biográfica de la obra novelesca de don Pío, a la luz de documentos íntimos y menos íntimos; y una cartografía imprescindible para continuar ahondando en ese legado gigantesco.
Barojiano emérito, Miguel emite incontables juicios tan perentorios e implacables como los de don Pío. Y en ese punto es más que posible que su obra choque con muchas sensibilidades personales. Las diferencias de criterio, en este o aquel matiz o personaje no deben ocultar lo esencial: el carácter poco menos que monumental del trabajo, del que yo saco estas conclusiones, quizá no compartidas por Miguel:
● Resulta penoso que todavía existan libros inéditos de Baroja.
● La última novela inédita, hasta hace unos meses, Miserias de la guerra [La guerra civil, vista por Baroja], daba a toda su obra una dimensión política tiempo ha sospechada, pero jamás explorada en profundidad: NO me parece nada circunstancial que el más grande de los novelistas españoles contemporáneos solo “salve” de la guerra civil, en Madrid, a un militante de la CNT / FAI, presentando como un héroe, capaz de morir como tal, con una hombría de bien que contrasta con la miseria profunda de la inmensa mayoría del resto de los protagonistas, a quienes Baroja trata con una ferocidad implacable.
● Sospecho que tales razones retrasaron durante medio siglo la publicación de ese libro. Hubo y hay otros libros de Baroja que tardaron en publicarse o se publicaron en condiciones vergonzantes, o esperan publicarse, ¿cuándo? (¡¡!!!), víctimas de las reservas y algo más de personajes tan eminentes como Ortega o el mismo Julio Caro Baroja, que debía contemplar con callado pavor la simpatía de su tío por personajes pura y sencillamente subversivos.
● Cuando habla de El Hotel del Cisne, Miguel Sánchez-Ostiz afirma: “Baroja [está] más preocupado por el trasfondo onírico que lo que se puede esperar de alguien que juzga meras supercherías todo lo relacionado con el psicoanálisis” [ .. ] “Son las notas de un insomne, de alguien que tiene mal sueño y agitado, que vive angustiado por su presente precario y a quien le inquieta la involuntaria presentación onírica de sí mismo”. Presentación onírica de sí mismo… ¡si los surrealistas hubiesen sido capaces de ser tan honestos como don Pío..!
[ .. ]
Joaquín says
La novela «Miserias de la guerra» de Pío Baroja es el ‘eslabón perdido’ de la literatura de la república y de la guerra civil. Un auténtico monumento de la barbarie cainita, como son las ruinas de Belchite.
JP Quiñonero says
Hola, Joaquín,
La verdad es que a mi me impresionó mucho ese libro. Y me sorprende Más nuestra aparente Incapacidad crítica ante los problemas que plantea Baroja, que no son pocos ni nada superficiales.
Enfin,
Q.-