Jean-Jacques Servan Schreiber (JJSS) era tan moderno que no parecía francés. Rico, famoso, hombre de mundo, seductor, cambió la historia del periodismo galo del brazo de la más famosa de sus amantes; pero la Francia negra, arcaica y mafiosa terminó por arruinar sus más bellas ambiciones.
JJSS (fue él quien introdujo en Francia el uso periodístico de las iniciales, comenzando por sí mismo) nació en París, en 1924 en un barrio proustiano (el distrito VIII), en el seno de una familia de judíos adinerados que bien pudieron alternar en los salones de la Recherche: ricos, ambiciosos, inteligentes. Y murió la noche del 6 al 7 en una residencia normanda, en Fecam, muy próxima a la geografía veraniega de Marcel Proust.
Hizo la más brillante escolarización, culminada en el cuerpo de elite de la Escuela Politécnica, que abandonó voluntariamente para huir a los EE.UU., recibir una formación aviador de caza militar y volver a Europa como suboficial de la US Air Force, instalado en Alemania, tras una guerra en la que no pudo participar, como hubiera sido su deseo.
Aureolado con el carisma de los jóvenes soldados que entraban en París para instalarse en el Ritz, JJSS sedujo Hubert Beuve-Mery, reconstructor del vespertino Le Monde, que lo contrató como joven analista de política internacional. Rico heredero, adorado por una madre afortunada, pronto pudo comprarse el semanario L’Express (suplemento del matutino financiero Les Echos, propiedad de su familia), en 1953. Fue su gran aventura: transformar una vieja hoja parroquial en un gran semanario moderno, acompañado por la más bella y brillante de las periodistas de su tiempo, Françoise Giroud, que pronto se convirtió en su amante.
La aventura de JJSS-FG-L’Express es una de las historias más apasionantes de su época. Jóvenes, afortunados, ricos, ambiciosos, inteligentes, se rodearon de lo más pujante del periodismo y la cultura de su tiempo. Por aquel Express pasaron Sartre, Camus, Mauriac, etc. Animado por el dúo JJSS-FG, L’Express defendió todas las causas justas: la descolonización de Argelia, la construcción europea, la carrera de Pierre Mendes-France, la amenaza de un De Gaulle autoritario, etc.
SEDUCIDO POR LAS SIRENAS DE LA POLÍTICA
En poco más de un quinquenio, L’Express se quedó muy pequeño para el talento de su fundador, que pronto se dejó arrastrar por las sirenas de la política. Se apoderó en pocos meses del antiguo y arcaico Partido Radical (PR), una vieja institución agonizante. Y aspiró a transformarlo en maquinaria de conquista del poder, al servicio de una modernización radical de Francia. La aventura comenzó bien y terminó de manera catastrófica.
Autor de un bestseller mundial, El desafío americano (1967), JJSS creyó que Francia sería tan fácil de conquistar como las mujeres dispuestas a seguirlo en alguno de sus coches deportivos (Jaguar o Bentley). Pero sus tribulaciones comenzaron entonces. La ruptura con FG tuvo un punto trágico: ella intentó suicidarse y llegó a escribirle cartas de atormentada obscenidad. Su matrimonio feliz y el negocio de L’Express no calmaron su fogosidad política.
Su viejo condiscípulo en la Escuela Politécnica, Valery Giscard d’Estaing, lo hizo ministro de sus reformas. Pero JJSS era demasiado libre. Se embarcó en la lucha anti nuclear. Y comenzó un melancólico ocaso. Sus proyectos reformistas fueron enterrados.
DORADO INTERMINABLE OCASO
Sus amigos reformistas lo consideraban ingobernable, inteligentísimo, de un irrealismo infantil. Sus adversarios terminaron por envenenarle la vida. Olímpico, a su manera, JJSS decidió abandonar Francia para refugiarse temporalmente en la costa Este americana, en la Carnegie Mellon University. Los libros que siguieron fueron grandes éxitos, pero no le devolvieron el aura perdida del ya lejano Desafío americano.
De vuelta a Francia, se recogió en el exilio interior de un hombre admirado y sin embargo condenado al desván de las cosas usadas. Apoyó la descentralización que lanzó su viejo amigo Gaston Defferre, primer ministro del interior de François Mitterrand. Siguió recibiendo y dando consejos, que todos escuchaban y finalmente despreciaban. Altivo, gran señor, terminó refugiándose en una casa familiar, en Normandía, donde ha muerto solo, acompañado de sus mujeres, sus hijos y sus sueños, dorados, como un interminable ocaso.
maty says
Gran artículo, muy bien escrito. ¿Se contagia la maestría?
JP Quiñonero says
Mal empezamos, Maty… ayayayayay…
maty says
Ya sabes que siempre escribo lo que pienso. Que discrepemos a veces, no ha de restar un ápice a mi admiración por tu maestría en el dominio de la lengua.
Semanas atrás, el programa Siglo XXI del C33 de Televisió de Catalunya emitió un interesantísimo documental sobre la vida de Pierre Mendes-France, muy elogioso. ¿Dónde están los políticos con rango de estadistas? En España no los veo por ningún sitio, fiel reflejo de la mediocridad reinante en la sociedad española.
Pues eso, a ver si te animas y escribes un artículo sobre el personaje en cuestión, de vida apasionante también.
JP Quiñonero says
Maty,
Anda, anda… PMF era un buen hombre: por eso se lo comieron crudo, como a no pocos de los que siquieron.. el canibalismo político francés es de una ferocidad asesina.
Q.-
Luis Rivera says
En un post anterior equivoqué Le defí americaine y escribí Le Defí europ… Bien, digo y pienso lo mismso, la modernidad fué canibalizada por als viejas ideologías. Europa tiene un problema y es reconocer nuevas voces. JJSS tal vez lo fué, tal vez no, pero me encandiló su libro y hace poco lo reencontré por casa y leí trozos de él. recuerdo, y seguramente ande desencaminado a un editor de revistas y periódicos que me hacía en pensar en JJSS, Eduardo Auger. Murió, creo que no resistió el salto a la democracia. pero su semanario era un punto de referencia y luego arrancó un periódico, de la noche, creo recordar. Otra pena.
David Ballota says
JP, qué magnífico blog el suyo! Sabe, yo era un niño muy raro, de mayor quería ser JJSS. 🙂
JP Quiñonero says
David,
¡Graciasssssssss!
¡Pero no nos hablemos de usted! Todo sea por los mozos y mozas que tu fotografías en paños menores, en bicicleta..
Saludos,
Q.-
David Ballota says
Ok, un honor poder tratar de tú al gran Q. 🙂
François Brutsch says
Un mémorial ici.