Juan Ramón Jiménez consagró un libro célebre, Españoles de tres mundos, a los españoles residentes en España, los españoles desterrados y los españoles de nacionalidad mexicana, argentina, venezolana, chilena, colombiana, etc. unidos históricamente a través de los lazos indisolubles de la lengua. [Españoles de tres mundos, extranjeros en su patria]
Tal concepto se funda en la confianza tantas veces afirmada de una comunidad española de distinta nacionalidad política, en España y el cono sur americano. En términos diplomáticos, tal comunidad reposa, como no podía ser de otro modo, en el respeto de los distintos Estados hacia la libertad e independencia de vecino.
Sin embargo, la tragedia histórica del destierro español y la más reciente vocación española de servir de “puente” entre Europa y los Estados americanos, recuerdan que tal comunidad también es cosa de injerencia cultural. Injerencia humanitaria fue el concepto diplomático que permitió al arma aérea de los EE.UU. bombardear la antigua Yugoslavia, con fines presumidamente humanitarios, apoyada masivamente por los dirigentes europeos, Felipe González incluido. Injerencia cultural es un concepto político que debiera permitir la intervención cultural en los asuntos internos de un país “hermano”, en nombre de los valores cívicos comunes, amenazados.
Cerca de un millar de escritores españoles, de España y las Américas han estado presentes en México cuando el gran Estado federal atraviesa una crisis pavorosa, con enfrentamientos entre el ejército y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. Prestos a denunciar el terrorismo de Estado yanqui, sorprende el silencio y ausencia de compromiso cívico con el pueblo mexicano. En Caracas, la misma prensa de izquierda que recuerda con respeto a Ramón Rubial denuncia el “stalinismo trasnochado y el fascismo” de Chávez, hasta ayer mismo jaleado por el ministro de la defensa y la diplomacia nacional española.
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PS. Creo ser el primero en utilizar el concepto de injerencia cultural, de cosecha propia.
maty says
La doble vara de medir de muchos, es una prueba evidente del sectarismo que impera, en especial entre los que se autocalifican de «progresistas». Para ellos, el estado de derecho es un medio no un fin, ahí radica la debilidad habitual en su discurso, generalmente.
Entre «la derecha» europea es más habitual la defensa a ultranza del estado de derecho.
Un demócrata debiera anteponer siempre la defensa del estado de derecho, de las reglas democráticas, del respeto a las formas, sin intentar violentarlas para favorecer sus intereses, tal como ha sucedido recientemente en España, con la aprobación del nuevo Estatut catalán por mayoría simple, cuando debiera haber requerido los 2/3 por la reforma constitucional encubierta.
Ese es otro de los males habituales de la izquierda, considerar que la imposición de las mayorías es la esencia de la democracia. Pues no, la democracia ha de respetar siempre los derechos fundamentales, los cuales no pueden ser regulados por mayorías simples o absolutas.
Robert says
El bombardeo de la antigua Yugoslavia por Clinton se pasó directamente después de la matanza de 800 000 campesinos en la Ruanda, cuando no ha hecho nada Clinton. Quería que supiera que todavía sentío cariño por la gente en países en vías de desarrollo. Clinton se preocupó de la opinion de los dirigentes europeos, pero abandonó a los africanos sin rechistar. Puse objectiones a su hipocresía política durante aquella época.
JP Quiñonero says
Robert,
Washington bombardeó la antigua Yuguslavia a la demanda de la Unión Europea (España incluida: gobernaba FG). La indiferencia universal hacia Ruanda es algo pavoroso,
Q.-
Ramon says
Robert,
Eso de que lo de Ruanda no preocupa a nadie no es del todo cierto. «Lo» de Ruanda es mas un enfrentamiento entre Francia y los USA por el dominio de los recursos del lugar que una pelea de nativos, como se suele creer. Francia preparo a los hutus para la primera masacre y los paracaidistas de la Legion presenciaron tranquilamente los asesinatos masivos a machetazos como quien ve una pelicula de indios (o de negros) mientras se come unas palomitas; despues los USA apoyaron a los tutsis en su «reconquista». Si alguien lo duda que se entere de quien cubrio la retirada de los hutus a Zaire y la fuga de sus lideres.
Si durante el genocidio no hubo intervencion extranjera o de la ONU pacificadora no fue tanto por la falta de interes de los posibles intervinientes como por el obstruccionismo frances. Ahora da mucha risa que un juez frances decrete el arresto de la cupula militar del pais, cuando los autenticos culpables estan bastante mas cerca, en la nomina del ministerio frances de defensa, aunque ya nada deba sorprender del poder judicial frances que se considera administrador de la verdad historica de sucesos que ni siquiera ocurrieron en Francia (ley de la version unica del Holocausto)
maty says
La indiferencia generalizada ante el sufrimiento del otro es una muestra más de la decadencia de las sociedades occidentales, de la escala de valores reinante.
Recuerdo la concentración en la Plaça de Sant Jaume de Barcelona para denunciar la más que previsible matanza que iba a acontecer en Srbrenica. No, nunca olvidaré la indiferencia general en mi entorno, no.
Luego, esos mismos indiferentes, no dudaron en manifestarse en contra de la invasión de Iraq. Esos mismos que ahora vuelven a ser indiferentes ante lo que ocurre en Sudán (Darfur).
Esa es la sociedad española, que discrimina en función de su ideología. Al discriminar, se instrumentaliza, se cae en el sectarismo. No, no olvido.
maty says
La sociedad y la blogosfera. Bien poco que se acuerdan las bitácoras más o menos informativas de ciertas desgracias, salvo para instrumentalizarlas informativamente. Y para colmo, regentadas por periodistas «profesionales».