Femme nue étendue sur le côté, ca. 1900. Crayon graphite et aquarelle sur papier crème. H. 32,7 x L. 24,7. D. 3996. Musée Rodin, Paris.
Se exponen por vez primera ciento cuarenta dibujos y acuarelas de Auguste Rodin, el patriarca de la escultura moderna, que revela su faceta más íntima: el dibujo erótico, obsceno, de hombres y mujeres entregados al placer y la lujuria, solitaria o compartida, desvelando los rostros más vertiginosos de la pasión.
El puesto fundacional de Rodin en la historia de la escultura contemporánea quedó tiempo ha establecido. Sus relaciones con Camille Claudel, muy profunda, e Isadora Duncan, mucho más circunstancial, habían desvelado muy parcialmente el velo íntimo de un creador turbulento. El relato de la Duncan de su primer encuentro ya daba una idea muy carnal del personaje.
A los 89 años de su muerte, la nueva dirección del Museo Rodin ha deseado presentar al gran público una parte modestísima de su obra de dibujante, a partir de 1890, desde el ángulo más turbador: Las figuras de Eros. Se trata de un eufemismo retórico. Los dibujos y acuarelas expuestos desvelan una obra que seguirá inquietando de la manera más honda.
Un crítico de arte contemporáneo que pudo conocer, en el estudio del artista, algunos de sus dibujos eróticos, llegó a escribir, en Le Figaro, escandalizado: “Algunas de sus figuras son de un impudor que haría sonrojar a un mono”. Casi todo está dicho. Salvo lo esencial: no basta con dibujar obscenidades para ser un gran maestro del dibujo.
Muchos de los dibujos de Rodin podrían publicarse en las publicaciones pornográficas más acreditadas. Si la calidad de su trazo no les diese una nobleza que no tiene la obscenidad estricta. El trazo del lápiz de Rodin puede ser lúbrico, obsceno, por momentos. Pero esa lubricidad, esa obscenidad, ese erotismo rotundo, pasional, compulsivo, también habla de otras fuerzas oscuras, indisociables de los más misterios más hondos de la creación.
Ese dibujante que capta la eterna fugacidad del placer solitario de una mujer desnuda es el mismo creador que concibe El Pensador o una maqueta en yeso de un abrazo más que turbador entre Jesús y María Magdalena. A qué engañarnos: el erotismo nos conduce hacia insondables misterios de la carne y el espíritu. Creíamos conocer a Rodin: sus dibujos eróticos nos descubren sulfurosos abismos de pasión.
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Le Christ et la Madeleine, ca. 1894. Maquette plâtre et bois. S. 1097. Musée Rodin, Paris.
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En nuestro tiempo, el gran arte y el erotismo también son profanados a través de la publicidad y el comercio de almas muertas: Promoción de Europa con sexo, porno, coca y fusilamientos de obras maestras.
¿Hay dibujos en esta exposición que no hayan sido publicados?
Tienes razón al resaltar lo diáfano del trazo de Rodin. Su absoluto dominio de la línea deja transparentar lo esencial con una insinuación precisa. Y el erotismo está más próximo a la insinuación que a la sobreexposición. Siempre he pensado que los grandes pintores se caracterizan, sobre todo, por su capacidad para ver.
Me has animado a repasar alguno de sus dibujos eróticos. Hay en ellos una morbosa sensación de inmediatez. En cierta forma uno siente que está mirando por encima del hombro, indiscreto, a la conformación del trazo de Rodin.
Gregorio,
Hay un montón de imágenes en la web del Museo. Una vez en el sitio, te vas a comunicación o algo así.. encontrarás veinte o treinte imágenes. Por mi parte, elegí dos, pero hay muchas otras, de una calidad muy variada: lo porno más o menos primario es lo más abundante.
Sobre la inmediatez del morbo de Rodin el texto canónico quizá sea el relato de Isadora Duncan sufrido en el estudio del escultor… su pureza es de una voluptuosidad subida. Sobre erotismo y arte.. ver Picasso: hubo una exposición al respecto, de la que escribí una larga cosa que vaya usted a saber donde la tengo… ¡si consiguiese poner orden y archivar mis papeles!!!…
Q.-