Entre todas las grandes exposiciones de dibujo, pintura y escultura que hoy pueden verse en Europa, Gespräche ohne Worte (Conversaciones sin palabras), que reúne un centenar de dibujos, pinturas y esculturas de Pierre Klossowski, en el Museum Ludwig de Colonia, y quizá sea la más misteriosa, inquietante y escandalosa.

En su día, en mi adolescencia, Klossowski fue un personaje de culto. Su trilogía Las leyes de la hospitalidad me pareció algo muy parecido a una obra maestra. Sus ensayos sobre Sade y Nietzsche son textos de obligada referencia. En mi caso, sus traducciones de Virgilio (Eneida), Hölderlin (poemas de la locura), Wittgenstein (el Tractatus), Heidegger (el Nietzsche), ejercieron una influencia muy importante.

Diana y Acteón, 1954

Un buen día, ya pasados los 60 años, Klossowski abandonó la escritura, la filosofía, la teología, para adentrarse por la selva oscura del dibujo, con lápices de colores… comenzó una nueva carrera; aunque, en verdad, sus primeros dibujos datan de los años cincuenta del siglo pasado. Hermano de Balthus, Klossowski eligió el camino más oscuro, secreto: apenas hizo en vida media docena de exposiciones. Sus temas, de un erotismo tórrido, misterioso, inquietante, por momentos, ilustran con frecuencia escenas mitológicas, a la luz de su propia relectura de los clásicos griegos y latinos, muy alejada de la hagiografía tradicional.

Para mi gusto, uno de sus libros mayores es El baño de Diana… El Acteón de Klossowski conseguirá huir de sus perros, y terminará por alcanzar y poseer a Diana, ya convertido en ciervo. El misterio, la mística del Deseo, los fantasmas de la carne, la oscuridad íntima del placer (poblando la noche de la existencia con diamantinas iluminaciones, pasajeras y eternas, en su fugacidad), los laberintos de la pasión, son algunos de los interminables senderos de una obra siempre al margen, de una pureza escandalosa.