Palacio de Castilla / Majestic. Centro de Conferencias internacionales. 10 de febrero 2007. Foto by JPQ.
Jacques Chirac ha autorizado la venta de un legendario inmueble propiedad del Estado, que fue durante treinta y seis años Palacio de Castilla, residencia oficial de la reina Isabel II, en el destierro, antes de convertirse en el no menos legendario Hôtel Majestic, donde se fundó la Unesco, se negoció la paz de Vietnam, escenario histórico de páginas inolvidables de la historia de España, Francia y Europa.
La venta del antiguo Palacio de Castilla forma parte de una larga serie de ventas de inmuebles propiedad de la República, con el fin de cubrir algunas de las insondables deudas del Estado.
Ya se han vendido muchos otros inmuebles de cierta relevancia urbanística. Pero la venta del antiguo Palacio de Castilla tiene una importancia simbólica y financiera muy particular.
Condenada al destierro, tras la revolución de 1868, Isabel II se instaló en París con su corte en un palacio situado en la actual avenida Kléber, haciendo las obras imprescindibles para adaptarlo a su rango y sensibilidad. Así nació la leyenda del Palacio de Castilla, a doscientos metros de la Plaza de la Estrella.
La Reina de España residió en ese palacio hasta su muerte. Allí abdicó a favor de Alfonso XII. Allí vivió, desde lejos, las incontables peripecias políticas de la turbulenta historia política de España, durante toda la segunda mitad del siglo XIX. Por allí pasaron y se cruzaron ministros, intrigantes, aventureros, intelectuales, artistas, farándula y hombres de Estado. El Palacio de Castilla fue, durante muchos años, el corazón de una cierta España desterrada.
Napoleón III y su esposa, la emperatriz Eugenia de Montijo, trataron a Isabel II con su rango real. Y la Reina de España murió en ese palacio, tras una visita personal de la última emperatriz de Francia, nacida en Granada.
Primera edición de París Bombardeado, Azorín. 1918 / 19. Un clásico canónico del periodismo y la literatura española contemporánea, NO reeditado ¿desde hace cuantos años..?
Tras la muerte de Isabel II, el antiguo Palacio de Castilla se convirtió en uno de los hoteles más legendarios de la historia del lujo moderno, el no menos mítico Hôtel Majestic. Allí se escribió una página significativa de la historia del periodismo y la literatura española: las crónicas de Azorin, enviado especial de ABC, que luego se llamarían París bajo las bombas, un clásico canónico de la historia del periodismo escrito en lengua castellana.
El Majestic también forma parte de la historia de la cultura francesa y europea por muchas otras razones. Allí se celebró el único encuentro de tres de los genios tutelares de las literaturas y el arte del siglo XX, Picasso, Joyce y Proust, reunidos en un mítico banquete. No menos famosas son las aventuras de Arsenio Lupin que transcurren por el laberinto de pasillos de ese antiguo palacio y gran hotel de lujo. Simenon escribió una novela titulada En los sótanos del Majestic.
Durante la Segunda guerra mundial, el Majestic es indisociable de las actividades de la Gestapo y el ejército de ocupación. Los diarios parisinos de Ernst Jünger han dejado una huella inolvidable. Fueron escritos entre ese hotel y el Rafael, en la otra esquina de la misma calle. Las novelas de Patrick Modiano recuerdan a quienes pudieran olvidarlo que la Gestapo francesa también circuló por las inmediaciones de un hotel que, pocos años más tarde, sería la primera sede oficial de la Unesco, antes de convertirse en el escenario de las negociaciones de paz que pusieron fin a la guerra de Vietnam.
Desde hace treinta años o cuarenta años, el antiguo Majestic se había convertido en Palacio de conferencias internacionales. Quienes hemos cubierto la actualidad diplomática española, francesa y europea, recordamos los salones de ese palacio con una brizna de melancolía, evocando la fragancia difunta de la vieja Europa, caída en la más penosa decadencia.
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