LQ, en Hollywood, con Carmen Morales y Judith Linden
Con muchas décadas de retraso, la Universidad de Cantabria ha conseguido rescatar varios frescos de Luis Quintanilla perdidos en un cine de vanguardia, The Bleecker Street Cinema, reconvertido en el porno gay, en Nueva York, desde hacía ¿cuántos años? Las noticias que leo en la prensa me dan la más penosa impresión, a la vista de la oceánica ignorancia ante la envergadura artística y misteriosa de un personaje de leyenda.
Mujeres. Mural, al fresco. 220 x 180 cm.
En verdad, la historia de los frescos de Quintanilla perdidos en un cine neoyorquino se conocía desde hacía muchos años. El New York Times la contó el 4 de noviembre de 1990. Y los historiadores y críticos de arte más atentos a estos negocios, Ángel González García o Juan Manuel Bonet, hablaban con devoción de Quintanilla desde mucho antes. Sin embargo, la presencia del artista en los museos españoles es francamente modesta. A pesar de ser Quintanilla una figura de leyenda, pintor, grabador, ¡incluso espía..!
El mejor libro sobre su vida y obra lo escribió su hijo, Paul Quintanilla, en una modesta edición de autor. El catálogo razonado de sus grabados continúa en curso de redacción, en inglés. A pesar del meritorio esfuerzo de sus paisanos, quizá sea sensato leer inglés para introducirse con urgencia a su obra y su vida, salpicada de tragedias y aventuras, durante la guerra, en la cárcel, en los EE.UU., Hollywood, París, etc., etc., antes de un tardío regreso a su patria.
Quintanilla quizá fue uno de los más grandes pintores de frescos y murales de su tiempo. Sus Memorias tardaron cuarenta años en publicarse. ¡Con que atroz ignorancia se ha contado el retorno de sus obras, perdidas en una sala que fue testigo del mejor cine de la vanguardia neoyorquina de los años sesenta del siglo pasado, antes de caer en la pornografía gay..!.
Jesús Gutiérrez-Morlote says
Destacar el papel que ha jugado Doña Ester López Sobrado en la recuperación de los frescos. Y la FUNDACIÓN BRUNO ALONSO, de Santander, que -junto a la propia Universidad de Cantabria y con el comisariado de Ester López Sobrado- ya organizó una exposición con grabados de Luis Quintanilla.
Paul Quintanilla, hijo de Luis Quintanilla, residente en New York, ha legado esta obra a la Fundación Bruno Alonso que, a su vez, la ha depositado en la Universidad de Cantabria.
En todo caso un buen ejemplo de iniciativa, generosidad y colaboración entre instituciones.
JP Quiñonero says
Jesús,
Bienvenidas las precisiones. Y enhorabuena por todo ese trabajo, tan fundamental, claro,
Q.-