Julio González, Relieve de mujer y caballo, 1934. Bronce patinado, 28 x 36,5 x 3,8 cm.
¿Qué hay de nuevo en arte e ideas artísticas..? Rastrear las huellas de la arqueología y los cánones clásicos en la historia del arte y las vanguardias españolas del siglo XX.
A manera de prólogo: toda esa terminología de “vanguardia”, “transgresión”, “ruptura”, etc., etc., etc., es una cosa de un arcaísmo subidísimo, que solo utilizan ya los periódicos, la publicidad, los animadores de museos provincianos, los políticos ignorantes, y las señoras y señoritas que mangonean con tanto talento comercial con el dinero público.
Dicho esto: lo que intenta hacer la gente que sabe, en Nueva York, Berlín, Londres, Roma y París, desde hace veinte o treinta años, es comenzar al rescribir la historia del arte del siglo XX, enterrados en el basurero universal los difuntos cánones de las vanguardias difuntas, devorándose las unas a las otras, en un inconcluso Entierro de la Sardina.
A partir de ahí, Los tiempos fabulados. Arqueología y Vanguardia en el Arte Español, 1900 – 2000, la gran exposición comisariada con mucha finura por Enrique Andrés Ruiz para el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, se me antoja un acontecimiento de relevancia internacional, por muchas razones:
● Se trata de una exploración de primera importancia de las relaciones entre los grandes maestros del siglo XX y la arqueología clásica.
● Esa relación arqueología-vanguardias es indisociable de la tortuosa búsqueda de caminos que no se precipitasen en el abismo infernal de la nadería estética.
Guillermo Pérez Villalta, Retablo del rapto de Europalia. Escenas dionisíacas, 1985. Acrílico sobre madera, 150 cm. diámetro mayor
Sentados esos principios, esta Arqueología y Vanguardia en el Arte Español, 1900 – 2000 se me antoja una de las grandes exposiciones internacionales que intentan, desde los años sesenta del siglo pasado, volver a escribir la historia del Gran arte del siglo XX, una vez librado de todas las escorias epigonales de las vanguardias clásicas.
Enrique Andrés Ruiz, Juan Manuel Bonet, Carmen Fernández Aparicio, Enrique Granell, María Bolaños, han escrito doctísimos ensayos que acompañan la exposición con un catálogo de referencia absoluta, indispensable, para quienes se intereses por estos malparados negocios.
PS.- Echo en falta en el catálogo alguna cosa de Pablo Gargallo. Sospecho que su obra está mal o muy mal representada en el Reina Sofía, de donde provienen todos los fondos de la exposición.
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Archivo. Gargallo y la escultura que vendrá.
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