RCh, en su despacho, ¿en la Alta Provenza?
Consigo escapar durante un par de horas al aire viciado y pestilente de la actualidad política, por donde deambulo sin placer, sorteando como puedo sus campos de urnas profanadas por cadáveres ambulantes, vendiendo ideas muertas o averiadas, aventando mentiras y miserias, como hipócritas predicadores enloquecidos, gesticulantes en el circo audiovisual. Y encuentro refugio en la gran exposición del centenario de René Char…
René Char… primeras ediciones, imágenes, libros, mucho arte. Huellas de distintos caminos. El surrealismo, el cubismo, Braque, la Resistencia, Sade, Bataille, Albert Camus, los presocráticos, la Sainte Victoire, Gilbert Ley, Heidegger. Etc., etc., etc… Y la Provenza, el Mediterráneo. La biblioteca en llamas. Recuerdo la cita con la que abría mi viejo texto sobre Picasso: Llamad a los dioses: vendrán. Los libertinos no están amodorrados.
Es en ese terreno donde se cruzan Char y el Heidegger lector de los presocráticos. Ese diálogo se prolongó con unos legendarios encuentros y seminarios, frente a la Sainte-Victoire. Abro bien los ojos, buscando como un desesperado la huella de aquellos genios de la tierra. Que era otra tierra, aunque habla de la mía, a orillas del Mediterráneo. El lejano fragor de su oleaje me ayuda a continuar de pie, combatiendo contra la oscuridad que se avecina, implacable, como un ocaso sin mañana.
Era otra tierra porque estaba poblada de otros hombres. O no hemos conseguido nosotros emular su altura. Después de todo, Q… y según el profeta Alí a una pregunta de los notables de la Meca ante el comportamiento insolente de los jóvenes, les contestó: es que los jóvenes, más que parecerse a sus padres, se parecen al tiempo en que viven. Seá eso, ¿verdad?
Luis,
Los jóvenes… los hay tan arcaicos como ancianos de envidiable juventud…
Si, claro, la tierra, indisociable de los hombres sucesivos que la pueblan. Y, al mismo tiempo, hay unos genios del lugar (¿de qué otra manera llamarlos?) que no son los mismos a la orilla del Mediterráneo que en el Atlántico…
Quizá sea eso, efectivamente,
Q.-