René Char (1907-1988) hubiese cumplido cien años este jueves. Francia lo recuerda de manera majestuosa: con una gran exposición conmemorativa en la Bibliothèque Nationale de France (BNF), con numerosos coloquios, reediciones, estudios, cursos magistrales, encuentros internacionales, glosando el puesto central de su obra en una encrucijada de las grandes tradiciones artísticas del siglo XX europeo.
La gran exposición de la BNF, René Char en son siècle, reúne medio millar de documentos de primera importancia: obras de grandes artistas (Miró, Braque, Wifredo Lam, Zao Wou-Ki, Vieira da Silva), con los que Char tuvo relaciones más allá de la amistad; correspondencias con sus contemporáneos (Heidegger, Maurice Blanchot, Albert Camus, Georges Bataille); iconografía excepcional sobre los grandes momentos de su vida: París, la Resistencia, la Provenza, etc.
Georges Braque (Argenteuil 1882 – 1963 Paris) sobre R. Char La Bibliothèque est en feu, 28,2 x 22,5 cm.
El ministerio de Cultura, varios museos de la Alta Provenza y la Costa Azul, todos sus editores, han multiplicado los encuentros, cursos, monografías reediciones, ilustrando las muy distintas facetas de la vida y la obra de un coloso (incluso físico: Char medía 1 metro 90 centímetros) donde se cruzan todas las tradiciones artísticas nacionales y muchas de las tradiciones europeas de su tiempo, que alumbró el nuestro.
En la exposición de la BNF queda bien clara la primera filiación surrealista de Char, fascinado por el carácter subversivo de esa tradición, que entronca con sus primeras lecturas de Rimbaud y Lautreamont. Char rompió relativamente pronto con los patriarcas surrealistas, pero siempre guardó su fascinación por el misterio subversivo de las cosas invisibles.
Su correspondencia con Albert Camus, otro de los grandes acontecimientos del centenario, ilustra su pertenencia a la magna tradición humanista y anti totalitaria. Char fue un resistente capaz de empuñar un revólver, un fusil, en su lucha contra el ejército nazi. Pero esa hombría del poeta en armas está al servicio de una fraternidad hostil a los diversos rostros del totalitarismo.
Varias exposiciones, en su Provenza natal, insisten en su “comunión con la tierra”… Char era un creyente en los “genios del lugar”, indisociables, por otra parte, de su diálogo personal con la persona y la obra de Heidegger, que estuvo presente y activo en varios seminarios poético filosóficos, frente a la legendaria montaña de la Sainte-Victoire, que tanto fascinó a Cezanne, Picasso, Heidegger y Char, precisamente. La relación entre el Heidegger que releía a los presocráticos y el Char poeta de su tierra patria (su heimat, en la terminología alemana) es uno de los grandes momentos de la historia de la poesía europea posterior a Rilke, Eliot y Juan Ramón Jiménez.
Aquí y allá, en París y la Provenza, se recuerdan las relaciones de Char con la obra de grandes pintores y escultores de su tiempo, Joan Miró, Picasso, Braque, etc. Char no era solo un crítico excepcional: buena parte de su obra es una suerte de diálogo poético con el gran arte del siglo XX.
Los nuevos lectores que comiencen a descubrir a Char con motivo de este centenario podrán introducirse con una impresionante relación de antologías y reediciones, recordándonos que en la obra poética de Char se cruzan varias tradiciones capitales: el poema en prosa que viene de Baudelaire, la subversión surrealista, la “poética de los orígenes” del Rilke de las Elegías y el poema Espacio de Juan Ramón Jiménez, estableciendo una relación entre todas las cosas visibles e invisibles de la Creación.
Muy bueno lo de Braque… y albert camus, será respetado cada vez más…
Saludos, estimados