La lectura de François Furet me permite reconstruir el árbol genealógico que une el Terror, el Estado totalitario, los populismos y las mafias filantrópicas. Intentaré explicarme…
DE LA UTOPÍA TOTALITARIA A LAS MAFIAS FILANTRÓPICAS
La historia de las revoluciones, tiranías, dictaduras y totalitarismos del siglo XX comienza a percibirse como la historia de los distintos capítulos de una historia más general de las ideas y amenazas desalmadas que pesan contra la libertad, víctima de los ideólogos y la ideología, en su primera acepción francesa, acuñada por Destutt de Tracy (1796) y ya denunciada por Napoleón como un rosario de abstracciones teóricas, alejadas de la realidad positiva, a la que intentan imponer las anteojeras de su miopía, proponiéndose suplantar a Dios con la Totalidad de una Ideología.
Hannah Arendt demostró en su día (Los orígenes del totalitarismo, 1951) como la ideología es indisociable del fenómeno totalitario (nazi-comunista), con el que tiene en común rasgos indisociables: un sistema de interpretación “definitiva” del mundo; una pretensión a la omnisciencia para explicar todos los acontecimientos pasados, presentes o futuros, presta a suplantar a Dios y la teología religiosa en el altar de la Razón (ideológica) y la teología política o ideológica. No es un secreto que tal metamorfosis desalmada se consuma históricamente en París, entre 1789 y 1793.
Fue Tocqueville el primero en subrayar que, en verdad, la Revolución (1789) y el Terror (1793) bien pudieron ser la consecuencia última, inquietante, de un cuerpo de doctrina ideológico presto a recurrir a la abolición de toda libertad práctica en nombre de unos principios abstractos con los que se pretendía abolir y construir artificiales sociedades pasadas y futuras, siempre imaginarias.
MECANISMO ENDEMONIADO
A los diez años de su muerte, cuando se reeditan en dos grandes volúmenes todas sus obras maestras, Penser la Révolution française (1978), Le passé d’une ilussion, essai sur l’idée communiste au XXe siècle (1995), o Fascisme et communisme. Correspondance avec Ernst Nolte (1996-1997), comenzamos a percibir el puesto de François Furet en la inconclusa historia de los orígenes, análisis, actualidad e inquietante futuro de las amenazas ideológicas, totalitarias, populistas y demagógicas contra la libertad.
La primera gran aportación de Furet a esa historia por escribir de las amenazas ideológicas contra la razón y la libertad fue liberar a la Revolución (1789) de la Vulgata marxista y jacobina, retomando su crítica allí donde la había comenzado Tocqueville: el análisis del corpus ideológico que permitía justificar la derogación de las libertades en nombre de un interés “superior”, un “horizonte utópico”, imponiendo de entrada la tiranía arbitraria de los ideólogos (Saint-Just, Robespierre, etc.), arquitectos auto proclamados de un futuro mejor. Joven comunista él mismo (1947-1956), Furet comprendió muy pronto como ese mecanismo intelectual endemoniado tuvo una prolongación con ambiciones planetarias a través de las lecturas leninistas, soviética y maoísta de la Revolución francesa.
TERROR, COMUNISMO, NAZISMO…
Furet distinguía bien entre 1789 (Declaración de los derechos del hombre) y 1793 (Terror), pero subrayaba con precisión la importancia crucial de la ideología en el proceso intelectual que conduce al sabotaje de la razón: no había razones “objetivas” (económicas, sociales, etc.) que justificasen la pronta deriva autoritaria y terrorista; y fue la ideología revolucionaria la que precipitó el golpe de Estado cultural que precedería, en París, Moscú o Pekín, a la instauración de la arbitrariedad tiránica y el Terror.
Penser la Révolution française tuvo en su día una importancia muy mayor, que iba mucho más allá de las disciplinas académicas, por esta razón: Furet descubrió con precisión los orígenes ideológicos de uno de los grandes modelos del Estado totalitario, Ogro filantrópico (Octavio Paz), Estado en guerra caníbal contra su propio pueblo (Nicolas Werth). Y tal descarrío tenía y tiene una actualidad inquietante: las abstracciones ideológicas (filantrópicas, etc.) continúan ejerciendo un imperio devastador en el análisis del pasado y el presente, en los más diversos mercados políticos.
Le passé d’une ilusión, essai sur l’idée communiste au XXe siècle es otro texto canónico, relativamente convencional. Sin salir de las tradiciones francesas, se inscribe en la gran estela de los textos clásicos de Raymond Aron y Jean-François Revel sobre el opio de los intelectuales. Sin embargo, el ensayo de Furet tiene una originalidad radical, todavía mal explorada, cuyas consecuencias últimas desembocarían en otra obra maestra, Fascisme et communisme, indisociable de su legendaria correspondencia con Ernst Nolte, el gran historiador alemán, encrucijada capital para quienes deseen estudiar las relaciones íntimas y la matriz común de nazismo y comunismo. De acuerdo en lo esencial, Nolte y Furet razonaron con gran estilo y profundo respeto amistoso sus diferencias de criterio sobre las dos grandes patologías totalitarias. Patología europea, continental, en el caso nazi. Patología universal, con ambiciones proféticas planetarias, en el caso comunista.
DESTRUCCIÓN MORAL DEL SOCIALISMO
Continuando, hasta el fin, hasta nuestra actualidad política más inmediata, Furet diseccionaría con un rigor clínico implacable los estragos de la misma enfermedad del espíritu, la Ideología (suerte de “Razón” endemoniada, a la manera del Lucifer de Goethe: ser que todo lo niega, destruyendo los fundamentos de toda moral), propagando el cáncer nacido en París, entre 1789 y 1793, en el París de 1981 y 1995, siendo presidente François Mitterrrand.
En su ensayo Chronique d’une décomposition (Le Débat, Gallimard, nº 83, enero-febrero 1995), Furet analiza con majestuosa serenidad “la contribución específica del mitterrandismo a la crisis de la democracia representativa”. Furet recuerda con ironía cruel que el ciclo ideológico cultural comenzado en París, entre 1789 y 1793, concluye dos siglos más tarde con el hundimiento fáustico de la URSS y la caída del Muro de Berlín, y tiene en la misma ciudad, durante el doble septenio presidencial de François Mitterrand (1981-1995), una ilustración menos trágica pero igualmente simbólica, víctima Francia de las metamorfosis históricas de la misma enfermedad del espíritu, el cáncer de la ideología y las ideas muertas, un catálogo de abstracciones difuntas, muy alejadas de la realidad, cuyo manejo gubernamental incrementa la pobreza, destruye la riqueza nacional, e introduce en una sociedad industrial avanzada un “espectáculo deprimente” que el historiador denuncia con precisión entomológica: “corrupción mafiosa”, “descomposición del socialismo francés”, “autoritarismo y favoritismo”, “bricolaje del poder absoluto e incierto, arbitrario y sin escrúpulos”, para concluir: “El fin del comunismo en Europa ofrece el socialismo mitterrandista el espejo cruel de su inexistencia intelectual o moral”.
No es difícil discernir en los análisis últimos de François Furet las sucesivas metamorfosis de la Ideología: de la profecía mesiánica a la demagogia populista, que tiene muy variados rostros bien actuales, de la “democracia de opinión” a la proliferación de mafias filantrópicas.
- François Furet, La Révolution française. Incluye: Penser la Révolution française; La Révolution, de Turgot à Jules Ferry: 1770-1880; Portraits; Débats autour de la Révolution; L’avenir d’une passion. Prefacio de Mona Ozouf. Gallimard, col. Cuarto. 1055 págs.
- François Furet, Penser le XXe siècle. Incluye: Un itinéraire intellectuel; Interventions; Le passé d’une illusion; Fascisme et communisme (Correspondance avec Ernst Nolte, 1996-1997). Prefacio de Pierre Hassner. Laffont, col, Bouquins. 1130 págs.
passy says
Tocqueville atornilló la tapa del ataúd de Chateaubriand y tuvo la ocurrencia de embarcarse camino de los Estados Unidos para estudiar su sistema penitenciario. Aquello no nos vino mal.
En el Texto de Sandro Parmiggiani para el catálogo de Richard Estes puede leerse lo siguiente:»No debe sorprendemos que el hiperrealismo haya tenido uno de sus puntos fuertes en Estados Unidos: la cultura estadounidense está profundamente marcada por la exigencia de una relación continua con lo real, en lo que absolutamente confía. Como ha analizado eficazmente Jean Baudrillard en «America», la sociedad estadounidense se rige por el principio de ser la realización de lo que se ha soñado, de ser la utopía realizada (de ahí que en la vida estadounidense se tienda a prescindir de la metafísica y de lo imaginario); ésta es la razón profunda por la que ideas, valores y modelos deben confrontarse siempre con lo real, materializarse. Al contrario de lo que suelen hacer los europeos, que con frecuencia parten de la realidad para obtener de ella conceptos, para transformada en ideas o -peor aún- en ideologías, los estadounidenses fabrican lo real partiendo de las ideas: de ahí que lo que para ellos es real, objetivo, concreto resulte mucho más significativo para ellos que para nosotros. Nosotros nos preocupamos mucho de lo que se piensa, o de lo que puede ocultarse tras la realidad, mientras que para ellos lo que tiene sentido son sobre todo los hechos, lo que se realiza: lo que Baudrillard define como «la perenne actualidad de los signos», la «total credibilidad de lo que se hace y de lo que se ve», «la existencia pragmática de las cosas». Además, para Tocqueville el espíritu de Estados Unidos residía en su estilo de vida, en la organización práctica de su sociedad.»
Tal vez la mezcla de Tocquevile y Baudrillard no sea muy de tu agrado, pero creo que explica bien nuestras carencias autoimpuestas acerca de la realidad.
Pasa un buen día.
maty says
Nuevamente siento que me hundo en mi propia miseria de incultura. Dicho esto, sin tales lecturas, hace muchos años, demasiados, que adopté una premisa: las ideologías políticas son, en muchos casos, un sucedáneo de las religiones salvadoras.
El último ejemplo de ello es la deriva del nuevo partido Ciutadans/Ciudadanos, que ha reproducido los mismos vicios/males presentes en el resto de los partidos. Soy el primero en criticar la partitocracia, pero soy realista, es un reflejo de la degradación de la sociedad española/catalana.
Como digo siempre, la realidad es en extremo compleja, más en estos días, pero la incapacidad intelectual de muchos necesitan reduccionismos para intentar entenderla. Reduccionismos que nacen de la pereza intelectual. Reduccionismos en extremo extendidos entre la «clase» periodística española que, en vez de informar y formar, adoctrinan o sólo buscan vender un producto a un segmento de consumidores (que es como son tratados los lectores de periódicos españoles).
Lo dicho, Juan Pedro, me deprimes a la vez que me consuelas, puesto que en mi entorno no encuentro personas que compartan mis/nuestros análisis, por mucha carrera universitaria que tengan, de letras o de ciencias/técnicas, tanto da. País.
Nota: llegué a tal premisa cuando niño, creo recordar. En 7º u 8º de EGB (13-14 años) ya escribí un trabajo escolar sobre un tema de libre elección en la asignatura de historia/ciencias sociales, sorprendiendo por mi elección: el anarquismo español y Casas Viejas. Otro ismo más. Lo dicho, JP, somos bichos raros.
JP Quiñonero says
Miguel,
En menudos aprietos me pones…
¿Por donde empezar..?
Por los realismos… Recuerda la expo. JClair en el Pompidou: una cosa es lo que exponen museos y galerías y otro el rumbo mismo de lo que hacen los artistas. No puedo olvidar la cantidad apreciable de escuelas realistas (alemanas, italianas, inglesas, españolas ¡incluso francesas!) del último medio siglo. Para colmo, me parecen más realistas Marsans o Freud que muchos hyper californianos. En Carpetovetonia ¿cuántas tradiciones realistas y figurativas continúan trabajando hoy? Pero bueno.
Sobre sueño, realidad y utopía. Recuerdo a TS Lawrence que era inglés: “Hay dos clases de hombres. Los que sueñan y cuando despiertan creen que han soñado; y los que sueñas despiertos: estos son los más peligrosos, ya que son capaces de realizar sus sueños”.
Sobre los americanos y el realismo. Pues vaya usted a saber… el imperio de lo realista material (mercantilista, etc.) es palmario. Pero Poe está en el origen de no se cuantas cosas sobre los mundos imaginarios: Baudelaire lo admira y traduce para denunciar el materialismo rampante de la sociedad franco parisina de su época. London era un gran soñador. ¿Dónde colocar a Lou Reed y Velvet underground?
Sobre europeos y los mismos problemas… si ya es difícil definir lo “español” ¿cómo definir lo “europeo”? Bergman, el neorrealismo italiano y el nuevo cine alemán me parecen de recia estirpe realista. Digamos que, a mi modo de ver, la tendencia a la abstracción ideológica es cosa muy francesa. Tocqueville, Aron y Revel lo denunciaron pronto. Veo a los ingleses mucho menos ideólogos. ¿Qué hacer con italianos del norte y el Mezzogiorno? Y con los distintos pueblos alemanes… Newton, cuando le hablaban del “erotismo” de su obra respondía: “No me interesa nada. Solo me interesa el sexo”.
Sobre la fabricación de realidad a partir de las ideas: es el problema de todos los ideólogos… creer que su totalidad suplanta a Dios. Casos extremos: matar para imponer la verdadera realidad, preludio del paraíso terrenal…
Todo esto, Miguel, para decirte que te agradezco mucho la cita y el recuerdo. Vaya usted a saber quien lleva razón…
Q.-
JP Quiñonero says
Maty,
Te agradezco la generosa complicidad.
En términos de vida práctica, creo que lo único sensato es ver, oír, pensarlo dos o tres veces, y luego dudar.
Tener las cosas demasiado claras y opinar sobre todo lo divino y lo humano es un riesgo mortal.
Sobre los partidos… supongo que en todos ellos hay individuos más o menos potables. La disciplina ideológica cuartelaria los condena a un comportamiento más o menos borreguil, en el que también influyen muchas otras cosas, incluido el modelo electoral de este o aquel Estado.
Con un modelo electoral proporcional (españoles), se acentúan las sensibilidades de la más diversa especie. Con un modelo electoral mayoritario (inglés o francés) la tarta cívica se termina repartiendo en dos, tres o cuatro sensibilidades mayoritarias.
Eso no significa que estos o aquellos ciudadanos de este o aquel país sean más tontos o más listos: la orquestación de la vida política tiene unas reglas que precipitan estos o aquellos vicios o virtudes.
Vaya usted a saber,
Q.-
maty says
Exapamicrón El testimonio de las cabezas guillotinadas