Más allá de sus imprevisibles y bizantinas relaciones con la UE, la ruta laica o islámica que tome Turquía será determinante para el futuro de toda la civilización europea.
Con 71.1 millones de habitantes (2006), muy mayoritariamente musulmanes, y una minoría kurda con problemáticas relaciones con la República, Turquía es un coloso con pies de barro. Dentro de la UE, sería el Estado demográficamente más poderoso de la Unión y pudiera cambiar el destino de la construcción política de Europa. Fuera de la UE, sus relaciones con el resto del mundo islámico convertirían Turquía en un vecino imprevisible.
No es un secreto que la sociedad turca está ella misma fragmentada y surcada por distintas tentaciones antagónicas.
Militares y laicos, aliados históricos de la OTAN, defienden un Estado siempre inquieto por las tentaciones islámicas. Musulmanes moderados y reformistas aspiran a conseguir alguna forma de “integración” en la UE, considerándose víctimas de injustas sospechas. Apocalípticos e integrados de las grandes familias políticas, culturales y religiosas cohabitan de manera más o menos conflictiva, aspirando a representar distintas visiones de una modernidad que suscita reservas y sospechas.
Cancerosos conflictos enquistados (problema kurdo, Chipre), estallidos recurrentes de violencia, tentaciones terroristas, conflictos culturales (destierro de intelectuales como Orhan Pamuk), suscitan las más vivas reservas en Berlín y París, entre otras capitales europeas, aunque Ankara cuenta con sólidos apoyos internacionales (Washington), en defensa de su muy lejana “integración” en la UE, cuyas poblaciones perciben con reserva las aspiraciones europeas de las elites turcas.
Los optimistas esperan que el AKP (Partido de la justicia y el desarrollo) confirme su versión propia de un islam compatible con una República laica, homologable entre las democracias liberales occidentales. Los pesimistas temen que el mismo AKP pudiera crear una república islámica de nuevo cuño, sin las aspiraciones revolucionarias de Irán, pero muy apegada a ciertos valores islámicos tradicionales.
- Economist, 19 julio 2007. The best outcome would be the re-election of Recep Tayyip Erdogan.
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