Dawny, 1 septiembre 2007. Foto JPQ / Marc
De la estrella caída en el infierno, hacia el alba, perseguida por el cazador furtivo.
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Dawny hubiese vendido su alma para comprarse unas medias de cristal, pero la violencia de la luz del flash automático, en las imágenes instantáneas, a corta distancia, daba a su rostro la blancura quemada de una aparición, sorprendida cuando regresaba a su tumba, tras una noche de intranquilos sueños.
Marc tiró aquella serie de retratos de Dawny, con su primera Polaroid, sin saber ni poder imaginar cual sería el resultado de sus disparos: la fantasía de los colores muy vivos y el temblor de las instantáneas, por sorpresa, revelaban o maquillaban con crudeza máscaras, rostros, figuras y seres que no eran enteramente de este mundo y parecían nacer con insondable dolor.
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