Una joya preciosa para quienes se interesen por Cézanne, Van Gogh, Ramón Gaya y la historia de la pintura.
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Juan Ballester, el fino artífice que ha rescatado y nos ofrece esa piedra preciosa, lo explica así:
El 15 de octubre de 1990, cinco días después de la inauguración del Museo Ramón Gaya y de cumplir los ochenta años, el pintor ofrecía una conferencia en el Aula de Cultura de La Verdad de Murcia sobre «Cézanne y Van Gogh». La conferencia íntegra, grabada con una pequeña cámara de vídeo convencional, una vez remasterizada y pasada a formato digital, la hemos insertando en «YouTube» en siete partes debido a que este portal sólo admite vídeos que no superen los diez minutos -dura aproximadamente una hora-. Por otra parte, el tiempo pasado desde la grabación y la mala calidad del formato hacen que la imagen no sea muy buena y que se oiga con un ruido continuo de fondo, pero pensamos que la importancia del documento es suficiente como para perdonar estas dificultades.
Como es sabido, para que el contenido del vídeo pueda ser visto y escuchado sin interrupciones, es conveniente activarlo con el «play», y una vez que empiece, hay que darle a la pausa, o simplemente quitarle el sonido y esperar a que se cargue completo, momento en que podremos oírlo sin dificultad al haberse cargado su contenido en la memoria del ordenador.
Mon cher Q,
Soledad Martínez in memoriam,
Abrazos,
EM
Mon cher Q,
De su buen amigo el poeta Eloy Sánchez Rosillo…
La Espera
/…/Se ve sobre una mesa una copa con agua
y en ella unos jazmines.
Él los mira, y querría
entender el secreto de estas pequeñas flores, el misterio
de su leve perfume, de su blancura delicada,
para poder más tarde dejar temblando sobre el lienzo
la cerrada belleza que lo conmueve y permanece
ajena a su emoción, a su deseo,
inconquistada y sola, desvalida.
Pero siente que el momento de hacer suya esta
hermosura,
de confundirse con su ser, aún no ha llegado,
y se retira con humildad, se aparta
de ese lugar radiante.
Y vaga por el cuarto,
decidido a esperar a que madure el tiempo
en que la viva realidad que ansía,
dulcemente, sin lucha, se le entregue /…/
Votre ami,
EM