Vuelvo a ver Ran, deslumbrado ante la sombría majestad shakesperiana de una obra excepcional, que bien pudiera ilustrar, a su manera, una de las hondas matrices de España.
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He vuelto a ver la película de Akira Kurosawa mientras leo, subrayo y anoto un libro magistral, condenado a un penoso ostracismo de ignorancia culpable: España. Empeño de una ficción (1984), de Juan-Gil Albert.
Copio las frases que bien reflejan la trágica realidad filmada por Kurosawa, hablando de los señores de la guerra de su patria, tan próximos a los señores de la guerra castellanos:
… los caudillos cristianos, ungidos como reyes, reparten al morir, como si se tratara de bienes disponibles o familiares, los estados que han visto ayuntarse bajo el paternal aliento bélico: un hijo recibe León, otro el Condado de Castilla, el tercero, el Reino de Navarra. Asturias, Galicia, Cataluña, Toledo, son suertes que se cuentan en esa baraja de reyes movedizos. Porque los hermanos se combaten entre sí con verdadera saña y caliente aún el cuerpo paterno. Todavía sonara la última palabra prudente en la cámara fúnebre, ya el hermano increpa al hermano y hasta la hermana vulnerable, alguna Urraca o alguna Berenguela, vese desposeída como una intrusa de su herencia. Es una furia de posesión que introduce la guerra civil en el seno mismo de la guerra santa…
NO conocía esta frase cuando escribí mi De la inexistencia de España (1998):
Porque España no existe como tal unidad y ni siquiera como proyecto. Es un amasijo de pasiones movidas por el viento de las circunstancias y la fatalidad.
Borgia says
JP, considerar la historia de España a través de la voluntad y capricho de los que la gobernaron puede conducir a la percepción de un absurdo y un desorden fundamentales. Sin embargo, creo que bajo el imperio de tal desconcierto, bajo el ruido de tantas decisiones arbitrarias, de tanta crueldad y lucha – no sé muy bien cómo ni cuándo- germinó esa unidad que niegas. Una unidad frágil, equívoca y siempre incierta, pero tan presente como realidad política como presente en el resto de naciones que, partiendo de un desconcierto similar, emergieron en Europa. Separemos aquí las consideraciones morales del examen de lo acaecido: el mal también contribuye a la formación de ciudades
, estados e imperios, y éstos no dejan de albergar por ello cualidades positivas. En este aspecto, no creo que el supuesto origen reste entidad al producto resultante. No he leído tu libro, pero seguro que cuando lo haga me descubrirá una argumentación y un análisis que me obliguen a pensar en serio en ello. supongo que tus cortas palabras tienen allí desarrollo: ¿no tienes en cuenta la realidad (aunque sea dudosa) de la Hispania visigoda? ¿Y el ideal gótico de restauración de ese reino? Gustavo Bueno hablaba de la idea de imperio como aglutinadora de la realidad política «España»……
Bueno, de todos modos, creo que contemplando sólo las ininteligibles rencillas e intereses individuales de reyes, príncipes y señores no se completa el cuadro de una historia política comprehensiva. Aunque no comparta la misma idea de destino ni el determinismo histórico de unas ideas u otras, quisiera citar brevemente a Tólstoi. En «Guerra y paz» se extiende sobre los sucesos que motivan el discurrir histórico y concluye en la ininteligibilidad que para nosotros muestran. Lo más bello puede surgir de lo despiadado o del fango. En relación a esta incapacidad por comprender la historia, lo mismo da postular un destino inexcrutable o la acumulación incomprensible de acasos. Seguimos a oscuras y es ciertamente difícil ir linealmente de causas a efectos.
Napoleón había dado comienzo a la guerra contra Rusia porque no podía dejar de ir a Dresde, aturdirse entre tantos honores, vestir el uniforma polaco (…)
Alejandro rechazó las negociaciones, personalmente ofendido. Barclay de Tolly trataba de dirigir el ejército lo mejor posible para cumplir su deber y merecer la gloria de gran caudillo. Rostov s elanzaba al ataque contra los franceses porque no podía frenar el deseo de galopar a campo traviesa. Y de la misma manera, las innumerables personas qu8e tomaban parte en aquella guerra procedían según sus afectos y cualidades particulares, sus costumbres, y de acuerdo a las condiciones y objetivos perseguidos. Todos ellos tenían sus temores, sus vanidades y sus alegrías, se indignaban y discutían, creyendo saber lo que hacían, y convencidos de actuar por sus propios impulsos, aunque eran instrumentos inconscientes de la Historia y llevaban a cabo una empresa oculta para ellos, pero comprensible para nosotros. Tal es la suerte inmutable de los actores de los grandes acontecimientos, y que en realidad son menos libres cuanto más altos se hallan en la jerarquía humana.
JP Quiñonero says
Borgia,
Creo comprender tus razones, que me parecen muy respetables.
No es fácil para resumir una obra de 400 / 500 páginas donde se pasa revista a mil años de historia literaria… Si te apetece, pégale un vistazo a los índices castellano o catalán…
La edición catalana tiene un prólogo y un epílogo más o menos «políticos». El resto es idéntico.
Q.-
Joaquín II says
Estimado Borgia… ya te dejaré el libro…
maty says
Historias con Historia Los Íberos. Es decir… Nosotros.
Marie says
Una peli muy bella y melancolica. A mi me recordaba la llegada de los caballeros francos a mi tierra càtara.
JP Quiñonero says
Marie,
No está mal visto, no. Sin embargo, la cruzada albigense algo tiene de guerra de exterminio religioso. Mientras que las guerras filmadas por Kurosawa y las guerras de los reyes castellano-leoneses con guerras puramente cainitas, de hermanos contra padres y hermanos…
Q.-
Romerito says
Y escribe el omnisciente Maty: «Historias con Historia Los Íberos. Es decir… Nosotros. » Desde luego, muchacho, los iberos ya eran españoles y Viriato fan del Real Madrid «avant la lettre». Lastima que los muchos siglos que la morisma paso en la peninsula te desmientan, porque es de suponer que algun rastro dejarian los moros en el no eterno ADN español.
maty says
Gracias por lo de muchacho (últimamente comenzaba a dudar de mi sexualidad ante tantos que me consideraban muchacha). En cuanto a lo demás, son películas que te montas tú, sólo me he limitado a referenciar una anotación sobre España aparecida el mismo día, presente en mis seguimiendos diarios de sumarios RSS.
Tales seguimientos, «en crudo», desde esta página en Google Reader.