Cuando escucho a G* interpelar a sus entrevistados, preguntándoles por tal fosa común, donde fue arrojado un familiar asesinado a tiros, recuerdo que, en verdad, la utilización de las tumbas y los cadáveres profanados, con fines bajamente políticos, publicitarios, comenzó en nuestra historia reciente con la Transición, que fue cuando se echaron los cimientos de un mercado audiovisual del sexo, la política la corrupción…
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Durante la transición política que seguiría a la muerte del dictador, en la adusta capital mesetaria de un reino encantado, buscando a ciegas su camino perdido en la tumba fratricida de su historia, en Caína (pigmea Babilonia de naciones mal ajuntadas, a juicio de Baltasar Gracián), el vespertino Pueblo, los semanarios Interviú y Pubis Popular fueron vehículos ideales para promover la compraventa de almas muertas, traficando la carnaza de escándalos de culo y cama; ofreciendo fotografías en color de variopintas obscenidades, para mejor ilustrar historias de eterna guerra civil; desenterrando cadáveres amortajados en papel de periódico, utilizados como despojos descuartizados, con el único fin de poder vender, a la puerta de los cines, cucuruchos con pipas, menudillos y sobras humanas. Las primerísimas entrevistas de Lucía Luengo con personajes de presumida humanidad, repescados en el río revuelto del exilio interior y los destierros parisino y americano, daban a Pubis Popular su aura de morgue filantrópica, usando mucha melaza verbal para maquillar sus fantasmas cainitas, utilizados como títeres sin cabeza con los que engañar y seducir de manera endemoniada al desmemoriado público sordomudo. Con mucha tramoya tipográfica, Pubis Popular publicó en forma de interviú una parte manipulada de la verídica historia de los hermanos Puig i Sabartés, atribuyendo a Maurici un papel fraternal que nunca fue exactamente el suyo; porque él nunca pudo creer en la epopeya de aquellos individuos desarraigados que esperaban consumar la caída del Estado a punta de pistola, pero tenían muchas dificultades para llegar a sobrevivir como alimañas acorraladas, a uno y otro lado de los Pirineos, atracando a mano armada modestas sucursales de banco donde quedaban fichados como delincuentes de muy mísera condición. Maurici había escuchado de su madre la leyenda de otros personajes de la misma estirpe; pero él había sido educado en el horror del canibalismo moral e ideológico, por haber descubierto, muy pronto, en detalle, todavía niño, el trato que los comisarios políticos dieron a su padre, en la Barcelona del 37, torturado, mutilado y despellejado vivo, en los sótanos de una checa. [Una primavera atroz, variaciones en torno a Lucía Luengo, El gabinete de la bruja audiovisual].
Ni que decir tiene: escritores, intelectuales, editores, historiadores de la moral cívica, críticos literarios, son poco proclives a tocar tales problemas, que podrían mermar sus posibilidades de medro entre las mafias filantrópicas más influyentes.
Sabe a poco. Casi dan ganar de seguir leyendo.
…ya que hablamos de Una primavera atroz, me gustaria que me explicases cual es la relación -si la tiene claro- que tiene el título con un articulo que escribiste hace unos años que se llama Baltasar Porcel y la primavera de un invierno atroz. Gracias
Marie, Joaquín II,
… Marie,
La lectura es cosa peligrosa. Te lo digo yo. Ten cuidado, que te pierdes…
… Joaquín II,
Pues no había caído. En el caso de mi pequeña cosa sobre Porcel, se trataba de una muestra de respeto, un elogio de sus Difuntos bajo los almendros en flor: a través del recuerdo y la memoria, la primavera permitía / permite soñar la ilusión de un mundo nuevo, tras un invierno atroz: el triunfo de la floración primaveral termina por vencer y escapar al invierno / infierno de la historia, a través de las palabras y las artes de la memoria…
… En el caso de mi primavera atroz, se trata de una amargura irónica: la primavera prometida se transforma en una pesadilla atroz. Cuando buscaba y encontré ese título no recordaba el título del artículo sobre Baltasar,
Q-
Entonces, fue una falsa primavera? Nos mintieron?, no querian la libertad? No puedo creerlo, muchos eran muy jovenes, no podian ser tan retorcidos. Fue una primavera al fin y al cabo Juan. Fue primavera por unos dias. Lo fue. A que si?
Emma,
Nunca he hablado de «falsa» primavera. Hablo de primavera «atroz». Una mentira de más o de menos no me parece que cambie gran cosa. Intento resumir y explicar mi libro hablando de Caína, cultura, política y corrupción de la moral cívica.
Q.-
Una primavera «atroz» disfrazada de primavera a secas, sin adjetivos. Leere tu entrevista ahora mismo. No se por que pero todo eso de lo que hablas me conmueve mucho, y me aterra tambien. Menos mal que la licantropia es todavia ficcion 🙂
Un saludo,
Emma
Me «salto» de hilo. Es cierto Mr. Q. lo que usted cuenta sobre César Gonzalez Ruano en su novela La locura de Làzaro?
…Enma…¿Quien te dicho que la licantropía es ficción…?
Aqui tienes algo que te confirma lo contrario.
Por cierto O.W. De L. Milosz un escritor muy -para mí interesante… tio-abuelo de mi querido Czeslaw Milosz.
Saludos
Marie, Emma,
… Marie,
Mi novela NO es una novela «con claves»: hay personajes reales en situaciones imaginarias; y personajes imaginarios en situaciones reales… De Dámaso Alonso a Picasso, de Truffaut a César González Ruano hay muchos personales bien reales y bien imaginarios… ¡hasta aparece el reverendo Lewis Carrold fotografiando en paños menores a mi CJC…! Situación -esta última- que me parece poco «realista». Aunque… de todo eso vengo explicándose desde hace tiempo. Por ejemplo, aquí.
… Emma,
También a mi me toca cerca lo de «conmover y aterrar»… ¡quien pudiera sentir tales emociones leyendo algo nuevo..!
Gratitudes,
Q.-
Aunque tarde, llegué, por casualidad, a la entrevista, pero a tiempo de escuchar cómo el entrevistador transmitía al entrevistado la pregunta de alguien interesado en ser informado por el (¿atónito?) entrevistado, acerca del lugar donde se encuentran los restos de un familiar suyo asesinado, supongo que antes, durante o después de la guerra civil. Pensé que no podía tratarse de una broma de tan mal gusto y, por tanto, concluí que la intención de la pregunta y la intención de la transmisión de la misma, no podían sino ser calificadas de moralmente miserables. Por un lado, ese es el resultado del intento abyecto de convertir a los muertos en ariete propagandístico y argumento ad homines de unos contra otros. Por otro, si el gurú mediático, tiene -o tenía- los pies y el pedestal de barro, en aquel momento se derribó por completo. ¿Consideración? ¿Respeto? No estoy seguro. Esta mañana he encontrado algo en la prensa, sobre la pregunta hecha en la referida entrevista. Cada cual reflexione sobre la situación a la que hemos llegado.
… desde hace meses oigo muy poco la radio y de la televisión no veo ni un sólo telediario… por pura higiene, no sea que me envenenen la sangre…
THE POWER OF TASTE
— by Zbigniew HERBERT
It didn’t require great character at all
our refusal disagreement and resistance
we had a shred of necessary courage
but fundamentally it was a matter of taste
Yes taste
in which there are fibers of soul
the cartilage of conscience
Who knows if we had been better and more
attractively tempted
sent rose-skinned women thin as a wafer
or fantastic creatures from the paintings of
Hieronymus Bosch
but what kind of hell was there at this time
a wet pit the murderers’ alley the barrack
called a palace of justice
a home-brewed Mephisto in a Lenin jacket
sent Aurora’s grandchildren on into the field
boys with potato faces
very ugly girls with red hands
…………..
So æsthetics can be helpful in life
one should not neglect the study of beauty
Before we declare our consent
we must carefully examine
the shape of the architecture
the rhythm of the drums
official colors
the despicable ritual of funerals
Our eyes refused obedience
the princes of our senses proudly chose exile
(Translated of the polish by John Carpenter and Bogdana Carpenter)
GarCelan, Joaquín II,
… GarCelan,
No dejo de sentir un amargo orgullo, al comprobar que un texto escrito tiempo ha, entregado al editor hace poco menos de un año, bien pudiera iluminar crudas realidades inmediatas.
… Joaquín II,
También yo me reconozco en esos ojos que rechazan la obediencia y escogen con orgullo el exilio. Pero no es fácil escapar a la tentación de mirar hacia atrás, con ira,
Q.-
Lola,
¿¿????…
Q.-