El artista y su modelo, 1981 – 83.
No se me oculta que la obra de Balthus tiene muchas raíces, que se pierden en el Cuatrocientos italiano. Al pie del estribo del avión que debo tomar dentro de un par de horas, deseo rescatar un texto donde intentaba explicar la importancia de una correspondencia amorosa en la obra del artista y en la historia general de la pintura del siglo XX.
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LOS DESTERRADOS ENSAYAN LA REBELIÓN
[08/09/2001 – 12:42:18] La Correspondencia amorosa entre Balthazar Klossowski de Rola, Balthus (1908-2001), y su primera esposa, Antoinette de Watterville (1912 – ¿ ?) (1), tiene una importancia muy fuera de lo común para la historia de la pintura, porque revela, por vez primera, el origen último, profundamente moral y espiritual, de las semillas y raíces de la obra erótica del artista, uno de los más grandes y turbadores pintores figurativos del siglo XX.
Balthus llega definitivamente a la pintura, hacia 1926, cuando copió ciertos frescos de Piero della Francesca, en Arezzo, cuando la pintura misma había entrado en un Calvario agonal. Hacia más de diez años que Ramón Gaya, en la misma parisina plaza de Fustenberg, a unos metros, igualmente, del antiguo estudio de Delacroix, lo había precedido en ese doloroso, atormentado y solitario camino de la cruz: romper anticipadamente con la tradición emergente de las vanguardias, imponiendo la ley marcial de su imperio, definitivamente planetario, santificado por la especulación.
Gaya y Balthus no estaban solos, todavía. El Noucentisme catalán, los Valori Plastici italianos, la Neuesacklickeit alemana, también habían intentado resistir al nuevo orden emergente y dominante. Morandi, Hopper, el Picasso noucentiste e italianizante, de 1917 a 1924, también hablan de las vías subterráneas y proscritas, durante mucho tiempo, por donde intentarían sobrevivir las viejas y artesanas tradiciones pictóricas, en cuarentena, amenazadas de muerte, en tanto que modo de expresión de una especie de artistas en vías de aparente extinción.
CUMBRES BORRASCOSAS
Morandi se refugió en su estudio, esperado la llegada de los bárbaros del poema de Cavafis. Hopper asumió el purgatorio. Gaya fué condenado al destierro. La Correspondencia de Antoinette de Watteville con su amigo de adolescencia, primera juventud y futuro esposo, nos cuenta, en detalle, por vez primera, desde la intimidad más honda (la intimidad del pintor, su modelo y amante, abandonados al fragor del deseo y las primeras obras maestras, comenzando por La leçon de guitare y La toilette de Cathy, de 1934, ambos), como Balthus sueña con organizar la resistencia contra el Terror y la tirania del mal gusto que llegaba: a través del erotismo más puro y refinado.
Como es bien sabido, esa resistencia terminó por conducirlo a un largo y penoso exilio (del que no comenzó a salir hasta 1968 y 1983, los años de las retrospectivas de la Tate y el Centro Pompidou, cuando se inicia la recuperación definitiva que culminaria convirtiéndolo en el pintor vivo más caro y cotizado de finales del siglo XX), pero comenzó de manera dramática, con un intento de suicidio, con láudano, del que pudo salvarse gracias a la intervención de su mejor amigo de la época, Antonin Artaud, con el que trabajaría en el montaje de los Cency de Shelly. El diálogo íntimo entre Balthus y Artaud (que, con Brecht y Valle-Inclán, continúa siendo uno de los patriarcas de la teoría dramática del siglo XX, no lo olvidemos) es otra clave mayor: contra la emergente y tiránica vulgaridad de masas, ambos imaginan un teatro cruel, que a Artaud lo conduce a la concepción de un teatro de nuevo cuño (muy próximo a El Público de Federico Garcia Lorca, que es de aquella época, 1936), y a Balthus lo lleva hasta las Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, que también seducirían a Luis Buñuel.
T.S.
DIMENSIÓN MORAL DEL EROTISMO
Cuando Balthus ilustra Cumbres Borrascosas, entre 1934 y 1936, Antoinette de Watteville, su amiga de la infancia, en Berna, su hermano y él mismo, son sus primeros modelos para el teatro de la crueldad (Artaud) que florece tras la relectura de algunas escenas oníricas del romanticismo inglés. Todo Balthus está, ya, esbozado en esas primeras ilustraciones, a falta de la semilla fecunda del erotismo más turbador y refinado (La leçon de guitare) y el exhibicionismo áureo y celeste de La Rue (1934) y La Montagne (1934). Ante las dimensiones escandalosas de esas y algunas otras obras mayores (La toilette de Cathy, retrato fantasmal de Antoinette, en desnudo frontal) Balthus le escribe a Bébé (así llama a su futura esposa, en la intimidad) cartas muy pedagógicas y significativas, razonando el origen y sentido último de la via real y erótica de su obra: contra la deshumanización del hombre, contra la mecanización y automatismos industriales que destruyen la vida moral, y contra los intelectuales, convertidos, durante los años treinta, en payasos y maniquíes, estima Balthus, de un teatro de sombras funestas.
El erotismo tiene y tendrá, en su obra, insiste Balthus, esa doble dimensión moral y espiritual. Por vez primera, en la intimidad y misterios de la alcoba y el amor, Balthus descubre el secreto que ilumina toda su obra, una de las más hondas y secretas de la historia del arte moderno.
CONTRA LA TIRANÍA DE LOS OBJETOS Y MANIQUÍES
Utilizando el mismo lenguaje que Ortega, Balthus denuncia la deshumanización del hombre, convertido en pelele privado de los primeros atributos de su condición moral y espiritual, a quien el arte deshumanizado de Ortega priva de la identidad primera de su rostro y figura. En la intimidad sacra de una correspondencia amorosa, el artista revela el misterio original de su obra más sulfurosa, La leçon de guitarre, para subrayar que el aprendizaje del arte (el arte de tocar la guitarra, en este caso) culmina con la iniciación a los más profundos misterios de la carne, el placer y el deseo. La vida del espíritu, como queria Artaud, precisamente, comienza por las revelaciones de la piel, a salvo, a través del arte, de la carnicería industrial.
El intelectual, con su logomaquia manicomial, cotemporáneo y ciego, cuando no cómplice, de la deshumanización del hombre y del arte, recuerda Balthus, es uno de los primeros culpables de ese doble proceso de destrucción del hombre y destrucción del arte. El hombre ha sido enterrado, escribe Balthus, bajo una capa de asfalto. ¡Socorro…! La vida y las manifestaciones del espíritu han sido condenadas al destierro, víctimas de la crueldad ciega de los automatismos industriales y sonámbulos. La defensa e ilustración de la figura humana, al desnudo, nos habla del heroico combate del artista, amenazado, en su inconclusa e incierta guerra contra la tirania de los objetos y maniquíes desalmados del teatro cruel de nuestra vida contemporánea.
[ .. ] (1) Balthus. Correspondace amoureuse avec Antoinette de Watteville (1928-1937)
Ed. Buchet – Chastel. Paris, 2001. 493 págs. 150 ff.
Perdón el atrevimiento… hace un tiempo vi en La Central un libro de Balthus que me pareció muy intersante:Balthus à contre-courant conversations avec Costanzo Costantini . Seguro que lo conoces, pero por si acaso aqui tienes esta pequeña aportación.
Por supuesto enhorabuena por los articulos. Muy buenos.
Gracias
Joaquín II,
Estás en todooooooooo…
Q.-
…Con tu permiso… «Ante una reescritura del arte del siglo XX»
Creo recordar que 1999 fué centenario de Buñuel, por lo que entiendo las referencias a él, pero… ¿tanto «mediterraneísmo» ,etc….?
Un saludo
Bibliotecaria,
Te debo algo… ¡alguien que se ha tomado el trabajo de recortar, guardar y volver a citar un articulejo mío de hace casi diez años..! Esa notijuela fue mutilada de casi la mitad, y servía como complemento a una entrevista con Jean Clair que he citado en algunas ocasiones. La idea central me sigue pareciendo válida: es la misma de antes, aquel ayer y este hoy. Gracias Milllll
Q.-
Balthus, el gran y notable pintor, de mis muy favoritos. Llamado muchas veces “el pintor del silencio”, el Conde Balthazar Klossowski de Rola era hermano del escritor Pierre Klossowski e hijo de nobles polacos exilados. No le digo nada nuevo, y menos a usted que tan excelentemente conoce a este artista. Solo viene a mi mente, después de leer su texto, que el nombre de Balthus, con el que fue conocido en el mundo del arte, le fue elegido por Rainer Maria Rilke. Este pintor tuvo una marcada predilección por pintar la pubescencia femenina, niñas-mujeres en actitudes atrevidas que oscilaban entre la ingenuidad y la perspicacia. Me gustaría comentarle, que entre la obra de Balthus se encuentra un óleo titulado Inmaculada (que forma parte de la serie de seis cuadros que se titula El sueño), realizado en 1955. Esto se lo comento porque un escritor mexicano, Juan García Ponce, que escribió mucho sobre Balthus, tiene una novela que se llama Inmaculada o los placeres de la inocencia que debe su nombre a esta pintura del autor galo; de igual forma, en la portada de su libro Catálogo razonado observamos una pintura de Balthus, Resting Nude. Y muchas cosas más, sería largo de seguir comentando y no deseo abusar del comentario.
Si un día tiene tiempo, y desea, en el número 3 de Narrativas (en pdf), está el ensayo: ««Imágenes de Vania» de Juan García Ponce», ahi se recrea a Balthus, al final de éste texto hay cuadros del pintor.
Saludos cordiales, y felicidades por su texto.
Magda
Por cierto, sobre el cuadro que comenta, La toilette de Cathy, hay una lectura de García Ponce que me parece estupenda: Balthus: La evocación del arte.
Muchas gracias.
Magda
Magda,
Gracias a ti, mujer, por el recuerdo de García Ponce, que fue un gran maestro poco conocido en Carpetovetonia. Está por escribir sobre la recepción y admiración de Balthus en las Américas y España. Escribí un texto un día… pero vaya usted a saber donde lo tengo…
Q.-
Días del futuro pasado Balthus
Maty,
Antes que se me olvide: para mi sensibilidad que el noventa y tantos por ciento muy tantos tantos de todo lo que se escribe y copietea sobre Balthus es cosa de la más hipócrita pornografía: burdos pretextos para publicar con mucho aparato señoritas con el culo al aire, hélas,
Q.-
La referencia de Apostillas se agradece, aunque de García Ponce se podría llegar a Klossowski, Pierre, y cómo Balthus fue de despectivo con su obra pictórica, porque no estaba al óleo como la suya, y porque no tenían los mismos gustos, según se trasluce en la autobiografía de bolsillo de Balthus que circula en español. Hay una monografía monumental de Balthus por Jean Clair, quien fue director del museo Picasso y ha hecho hace un año una sonada exposición sobre la melancolía.
Manuel M:
De Balthus Klossowski a Pierre Klossowski solo hay un paso, claro. Clair organizó la retrospectiva del Pompidou, que abrió definitivamente las puertas abiertas por la retrospectiva de la Tate. Balthus era despreciativo con casi todo el mundo. Klossowski, erotismo y libertinaje teológico (s),
Q.-
Pues Pierre en cambio respondió al envío de mi tesina sobre su obra en 2001, meses antes de morir. Los hay despreciativos y los hay educados, sin relación directa con el genio de unos u otros. Yo por ejemplo me he vuelto suspicaz respecto a los empleados de la Poste de mi barrio, porque envié catálogos a varias personas sin encontrar respuesta (soy pintor), ¿significa eso que son despreciativos «con casi todo el mundo»? Y eso de ser pintor puede permitir despreciar «sin hacer daño», en cierta medida. ¿No comerciamos con líneas, luces y sombras, nada en definitiva? ¿No hay una opacidad propia a la pintura que nos hace (cómo decir) «transversales»? Perdone, señor Quiñonero, la intromisión de mi lenguaje oscuro y polimorfo. Sólo para decir que me gustan los dos Balthus y Pierre. Y que no estoy de acuerdo con que evocarlos sea morboso, como sugirió alguien en un comentario, son los únicos que dan clases de Pintura desde el XX a todo el siglo XXI
Bueno, en la Poste, cuando se paga la tarifa especial de correo certificado, que es lo que hice la última vez, entonces sí responden del otro lado. Concluyo que a algún empleado de la Poste le gusta coleccionar catálogos. Una pena.
Manuel M.,
A mi también me gustan ambos Klossowski(s), más bien. Balthus solo hay uno. Hay algunos otros pintores, claro.
Jünger hablando de Conrad decía que el hombre en su resistencia a la soledad y el dolor. Pascal ya había dicho que el gran problema del hombre es ser incapaz de vivir solo en una habitación vacía (cito a Pascal de manera muy interesada, claro). El eco que tiene este o aquel libro nunca dice gran cosa sobre la genialidad real o presumida a su autor. Y los errores, olvidos, silencios de quienes escriben de arte y literatura son siempre mucho más significativos que la publicidad, incluso amistosa. Nobody’s perfect. Sorry,
Q.-