Le Figaro, 30 mayo 08. Parte de la población inmigrante en la población total de los principales Estados miembros de la UE, en %.
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El proyecto francés de Pacto europeo para la inmigración [Qu’est-ce que le pacte européen sur l’immigration et l’asile ?] culmina una larga década de reflexión nacional, y proyecta “enterrar” otras iniciativas (española e italiana) cuyas regularizaciones masivas aceleraron un perverso “efecto llamada”: inmigración pobre y clandestina en Europa; inmigración calificada y estimulada hacia los EE.UU.
Las críticas francesas contra las regularizaciones masivas datan de la primera iniciativa del gobierno Zapatero (2005). La Ley francesa de la inmigración selectiva (2006) es el embrión del Pacto europeo que intenta responder esta paradoja: “Europa no puede prescindir de la inmigración, pero tampoco puede acoger dignamente a todos los pobres que esperan encontrar en su territorio pan y libertad”.
Hasta hoy, la inmigración clandestina acelera conflictos sociales de imprevisible gravedad, cuando el envejecimiento demográfico se ha convertido en una amenaza para la prosperidad continental.
Dentro de pocos años, los jubilados europeos serán tan numerosos como los hombres y mujeres en edad legal de trabajar. Ese envejecimiento tiene un costo económico muy duro. La falta de mano de obra no facilitará la producción de riqueza. El pago de las jubilaciones será muy gravoso para las nuevas generaciones.
Cuando los EE.UU. se benefician de una inmigración selectiva y calificada, en Europa, hay muchos sectores de producción que ya necesitan mano de obra inmigrante. En varios países, la construcción y la(s) agricultura(s) europeas solo son rentables gracias a la inmigración. Mañana, la mano de obra inmigrante será indispensable en muchos otros sectores.
Cuando el Estado providencia está en crisis en toda Europa, la prosperidad y el pago de las jubilaciones, mañana, son indisociables de una “adaptación de los flujos migratorios”. La Comisión Europea y la OCDE llevan años recordándolo: el envejecimiento de Europa solo puede combatirse trabajando más, con más hijos, recibiendo más inmigrantes y saneando las cuentas de unos Estados cuyos gastos sociales solo pueden asegurarse con más ahorro y más cotizaciones.
● Inmigración e islamismo en Europa, a principios del siglo XXI.
● Inmigración en este Infierno.
Juan Pedro,
No sé si tiene mucho que ver con la cuestión, pero me parece que este enfoque económico-laboral de la inmigración no puede hacerse sin tener en cuenta, por ejemplo, el llamado plan Bolonia universitario, que persigue poner nuestros excelsos universitarios a trabajar a los 23 y no a los 28 o a los… Así cotizarán antes y se evitará lo que cuenta Josep Pla en la anotación del 29 de mayo de «El Quadern gris». Qué pena, se acabarán los entrañables Pere Poch.
Personalmente soy contrario a la immigracion masiva, ya sea por motivos economicos o por cualquier otro motivo, pero no deja de parecerme vergonzoso que los mismos plumiferos que antes, cuando se necesitaba mano de obra barata, cantaban las alabanzas de la multiculturalidad se dediquen ahora, cuando la mano de obra barata puede ser un estorbo, a pedir expulsiones masivas.
Jesús, Vlad Tepes,
… Jesús,
En verdad, me limito a retomar como míos un largo rosario de análisis de la Ocde, la Comisión, y un número incontable de especialistas.
Lo de Bolonia… te confieso mi ignorancia, al respecto. Aunque, desde mi óptica, hace años que Europa pierde la guerra de las nuevas economías de la cultura…
… Vlad,
La terminología ideológica complica mucho un problema que es esencialmente demográfico, cultural y económico,
Q.-
Por un lado:
Personalmente, creo que uno debe trabajar lo suyo y no buscar el socorro en el extranjero, al que se solicita sólo para realizar las tareas más feas y peor pagadas.
Dicho eso, creo que hay mucho caradura que viene a Europa a operarse gratis, a darse de baja en cuanto lo/la contratan y a vivir del cuento y de las ayudas estatales.
También creo, no obstante, que hay mucho currante de fuera con una vida tan buena o tan mala como la de la mayoría de nosotros.
Por otro lado:
Creo, esto es un imposible, que la sociedad (no sé si la europea, pero sí la española) debería cambiar radicalmente. Habría que poner en los puestos de control a gente honrada que mirara al milímetro cada caso. Porque todos sabemos de un familiar o de un vecino que ha dejado de trabajar cuatro o diez años antes de tiempo y está cobrando una pensión mensual de más de doscientas mil pesetas. También sabemos lo que cobran algunos políticos de pensión vitalicia (corre el rumor de que un señor como Carrillo cobra seis mil euros al mes… así uno hace la revolución de clases, aunque con la cara más dura que el estropajo, todo sea dicho de paso). Y a saber en qué se pierde nuestra contribución porque Hacienda recoge lo suyo y luego no sé por qué, de un año para otro, había dinero para las pensiones y ahora «Uy, pues vamos a ver… igual hay que recurrir a un plan de jublicación de la Caixa».
En cualquier caso:
Me irrita que el bienestar de un continente dependa de algo tan sucio como el dinero. No es que quiera un sistema estalinista, pero pienso en un mundo idílico en el que la gente trabajara por más amor al arte y con más dedicación que pensando en cuánto van a cobrar/trincar a final de mes. Si un médico (pongo un ejemplo al azar) cobrara cuatro duros y uno más que el electricista (otro ejemplo al azar), ya veríamos cómo la universidad se descongestionaba de inmediato. O, mejor dicho, si no estuviera mal visto ser electricista, la economía de este continente mejoraría (un electricista puede ganar/gana más que muchos licenciados en X carrera juntos, ¡ojo!).
Hace falta que la gente que hace el bien se coloque donde debe estar: gestionando y controlando los bienes públicos. No me fio un pelo de nadie. Otros países han sabido hacerlo, así que piden lo suyo, pero luego lo dan convertido en bibliotecas excelentes, magníficas instalaciones deportivas, enseñanza y sanidad gratuitas, etc. El modelo a seguir en este caso sería el escandinavo, pero nosotros vamos camino del italiano. Así nos luce.
Que la gente tenga menos caradura, que apoquine y que reciba según deba y merezca. Ya está bien de tanto abuso a costa del bien social.
Un saludo.
P.S.- ¿Dónde están los eurodiputados, que, cada vez que sale la Eurocámara en las noticias, está siempre vacía?