Eugenio d’Ors, hacia 1906, el año de su descubrimiento de París. Como Circe, la ciudad tendrá misteriosas e inolvidables virtudes encantadoras…
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UNA CIUDAD CON VIRTUDES AFRODISÍACAS
Acontecimiento rarísimo: se publica un libro totalmente inédito de Eugenio d’Ors y Rovira (1881 – 1954), París (Ed. Funambulista), que es una obra juvenil, misteriosa y central en el legado todavía mal explorado, en definitiva, de uno de los más grandes pensadores, ensayistas, estetas, y agitadores de ideas del siglo XX.
La gran biografía de Enric Jardi nos recordó en su día la importancia crucial de París en la formación y evolución de las ideas estéticas de d’Ors. Ferrater Mora quizá fue el primero en insistir en el puesto de don Eugenio en la historia de la filosofía contemporánea.
Y existe una bibliografía apreciable sobre distintas facetas de la vida y la obra de un personaje central en el debate y propagación de las ideas artísticas de su tiempo. El Novecentismo catalán (constructivo, mediterráneo, olímpico, en oposición al Noventayochismo mesetario, pesimista, nihilista, introvertido) es sencillamente impensable sin las Glosas dorsianas. El Barroco español tiene en d’Ors uno de sus exegetas más universales.
UN ARTE DE VIVIR
A partir de ahí, el París inédito nos permite reconstruir un vasto capítulo esencial en la vida espiritual de su autor. Carlos d’Ors ha rescatado un libro entero, totalmente inédito, escrito originalmente en francés, acompañado, con muy buen juicio, por las primeras glosas parisinas escritas en catalán para La Veu de Catalunya, y una serie de artículos publicados en ABC, entre otros periódicos madrileños.
El libro totalmente inédito lo integran cuatro diálogos con Félix Topolski y fue escrito por d’Ors directamente en francés, en 1939. Debía publicarse en Londres y Berlín con este título: Paris. Scènes et Secrèts. Se trata de textos de primera importancia, a la gran manera socrática del maestro catalán. Ese libro ha sido traducido a un castellano muy bello por Isabel Lacruz Bassols. Los artículos publicados en Barcelona y Madrid, a lo largo de casi medio siglo, ayudan a matizar y aportar detalles muy personales sobre París, una ciudad que tiene para d’Ors, como para Walter Benjamín, virtudes afrodisíacas.
El jovencísmo d’Ors que llega a París como corresponsal de La Veu, en 1906, para hospedarse en un hotel infame, sin agua corriente ni electricidad, siente por la capital francesa una pasión carnal. El d’Ors de la madurez que escribirá en París páginas capitales, como su ensayo sobre Cezanne, continúa gozando de la ciudad con una pasión sabia y erótica. Don Eugenio se quita el sombrero, con respeto y admiración, ante las señoras, ante la gastronomía, ante la vida de sociedad, ante las relaciones entre la cultura, el arte y la filosofía. En definitiva, a través de París, d’Ors gesta, pule y matiza su propio arte de vivir en gracia y con gracia.
D’Ors y sus exigencias, referencias claves de una manera de entender la cultura de forma apasionada y sistemática, abierta y ambiciosa… Véanse sus comentarios sobre la improvisación o el amateurismo…¡Qué lástima, la del desencuentro con su tierra y su lengua!
À.-
D’Ors es un clásico en mi biblioteca. Me gustaría, si la pereza me dejara, jacer una lista de clásicos condenados al peor de los clasicismos, que es el olvido, a veces intencionado. Son tac actuales, muchos de ellos, y de tan conveniente lectura, que parece más conveniente su recuperación que perder el tiempo con lo que la modernidad consagra (no todos, claro). O la post modernidad, casi todos, naturalmente.
Me doy cuenta de que escribo sentenciosamente y me arrepiento.
Àngel, Luis,
… Àngel,
Desencuentro que ya viene de lejos y no sé cuando tendrá fin, tan necesario par ambas partes.
… Luis,
Nada de arrepentimientos. Bien al contrario… ¡avanti..!
Q.-