Metamorfosis del PP. ¿Metamorfosis..? Mariano “mata” a su “padre” y “padrino”. A través del taoismo gallego, Marino liquida ¿liquida? a quienes intentaron lincharlo a través del canibalismo audiovisual.
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[ .. ] Gallegueando y así como a su estilo de galbana, se ha cargado al aznarismo, ha jubilado a la vieja guardia, ha doblado el pulso a los padrinos mediáticos y ha sacado de la cancha a Esperanza Aguirre. [ .. ] [ABC, 23 junio 08. Ignacio Camacho, Instinto asesino].
[ .. ] Rajoy no es el Buda reencarnado, sino un señor de Pontevedra que, en un momento dado, cuando el Madrid oligárquico ha querido humillarlo, se ha trincado a todos sus adversarios, uno a uno, con la frialdad de Clint Eastwod en Sin perdón. (Esperanza Aguirre era ayer un aguafuerte de Goya). Rajoy ha demostrado ser un gran profesional de la política.
Y Aznar, melena al viento, camisa abierta y colección de pulseras, recién salido de la portada del ¡Hola! con el millonario italiano Briatore, no es un místico, sino un personaje de Quevedo: «La Liga, de furor y astucia armada, / vuestro imperio procura se trabuque; / el daño es pronto, y el remedio tardo». [ .. ] [La Vanguardia, 22 junio 08. Enric Juliana, El Todo contra el Uno].
● Rajoy, las teorías conspirativas y la regeneración pendiente de las derechas.
● Cacería de seres humanos.
● El PP, la montería y el canibalismo.
● El PP, suicidio sin análisis.
● ¿Tiene cura el cáncer de las “teorías conspirativas”..?.
● El PP visto por Le Monde.
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ABC, 23 junio 2008
Instinto asesino
Ignacio Camacho
Hay una buena noticia para la política española: después de una excedencia de tres meses, la oposición está dispuesta a presentarse en su puesto de trabajo. Para tan señalada ocasión se ha hecho un lifting facial y una cura de adelgazamiento táctico, se ha quitado las ojeras del catastrofismo y se ha agrandado las comisuras para sonreír mejor. Con Lola Cospedal, Esteban GP, Soraya, Mato, Gallardón y otros, la primera fila del PP es más seductora, más flexible, más moderna que la anterior nomenclatura, imbuida de graves severidades; los de ahora le pueden tirar un pulso de telegenia a las livianas «bibianas» de la pijoprogresía gubernamental. Rajoy, en cambio, sigue igual de mal vestido, mal afeitado y peinado como por un peluquero socialista, pero ha desarrollado, o dejado ver, un peligroso instinto asesino, esa clase de impía frialdad ejecutora que puede convertir a un dirigente querido en un líder respetado. O temido.
Al gallego le falta sin duda un estilista, pero ahora lleva sangre en la mirada y conviene darle la mano con la espalda pegada a la pared. Gallegueando y así como a su estilo de galbana, se ha cargado al aznarismo, ha jubilado a la vieja guardia, ha doblado el pulso a los padrinos mediáticos y ha sacado de la cancha a Esperanza Aguirre. Al cabo de cuatro años de titubeos y de llegar tarde a casi todas las citas consigo mismo, ha decidido rebelarse contra su etiqueta de perdedor y para empezar ha ejecutado una limpia en su propia familia. Por su carácter poco estridente ha usado el silenciador, pero cuando acabó de disparar había dejado la sala llena de cadáveres. Los jóvenes cachorros que van a formar su cinturón pretoriano han entrado para llevarse los fiambres sin perder la sonrisa.
La víctima más señalada de este ajuste es el aznarismo. Por primera vez en mucho tiempo, los militantes de un congreso del PP salieron cabreados de un discurso de Aznar. El ex ha perdido pie y se le ha olvidado el funcionamiento gremial del sectarismo partidista; se pasó en la pólvora, midió mal el estado de opinión interno y dejó que el rencor le supurase por la herida del jubileo. El sábado, lo menos que decían de él en los pasillos es que no se sabe retirar, y entre la dirigencia marianista había división de opiniones: unos mentaban a su madre y otros a su padre. Algo ha pasado en ese partido cuando una generación se atreve a ejecutar sin complejos al hombre ante el que no hace mucho se hubiesen puesto de rodillas. Freud está muy visto, pero la emancipación siempre necesita de un acto de crueldad.
Ahora los rostros parlantes del PP tienen los ojos verdes y un brillo de ambición en las pupilas, que acaso algún día vuelvan contra el propio Rajoy si antes de las próximas elecciones no encuentra un sastre para que lo vista en los debates. Tampoco le vendría mal un poco de entusiasmo que haga creíbles sus arengas. Ayer, en el discurso de presunto relanzamiento, nadie parecía creerle de veras cuando instaba a su pueblo a trabajar «porque España nos necesita». En cambio, cuando añadió que «España nos está esperando», la gente salió escopetada para no llegar tarde al partido de la Eurocopa.
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La Vanguardia, 22 junio 2008
El Todo contra el Uno
Enric Juliana
Hay en el debate del Partido Popular el síntoma de una discrepancia filosófica. sobre la relación con sus adversarios: los socialistas y los nacionalistas, estos últimos siempre provisorios: hoy en la otra orilla, ayer aliados simpáticos y preferentes.
Hay (o había) en el PP una duda existencial sobre la conveniencia de aproximarse al campamento de los otros,o, por el contrario, combatirles de frente, con cera en los oídos para no sucumbir al cántico de las sirenas izquierdosas y periféricas.
En Valencia ha quedado perfectamente claro que dos escuelas pugnan, casi como en la Grecia clásica, en el interior de ese gran contenedor que el 9 de marzo logró captar el voto de más de diez millones de españoles. Dos ramas metafísicas conviven en el número 13 de la calle Génova de Madrid, junto con las ambiciones, marrullerías y navajazos que suelen habitar, sin excepción, todos los rellanos de la política (… y de las empresas, y de los clubs, y de todos los recintos humanos donde el poder adquiere forma).
Dos almas hay en Génova. La escuela taoísta, que desde el alba del Celeste Imperio concibe el mundo como la unidad dialéctica de los contrarios. Y la corriente místico-castellana, de más reciente aparición histórica, que vive la existencia como un deseo infinito de plenitud y unicidad. El Todo oriental frente al Uno occidental.
A Mariano Rajoy se le está poniendo cara de chino mandarín. Rajoy está abrazando el taoísmo, que no es una fe, sino una manera de estar en el mundo. «Un no cobra mucha más fuerza cuando se sabe decir sí», dijo ayer por la tarde el de Pontevedra desde el atril. Y parecía estar leyendo el Tao Te Ching,el libro del sabio Lao Tsé: «Las cualidades de flexibilidad y suavidad son habitualmente superiores a las de rigidez y fuerza».
Para un gallego no es muy difícil ser taoísta. Hay en el espíritu atlántico, quizá por influjo de los antiguos celtas, una notable predisposición a entender que el Todo siempre está en movimiento; que una cosa es una cosa y a la vez puede ser su contraria. Uno de los más recurrentes símbolos de la mitología celta es la espiral. Y es sabido que los gallegos suben y bajan las escaleras en un mismo movimiento. Dijo el druida Rajoy, levantando las manos en la Fira de Valencia: «No basta con tener razón, es necesario que nos la den».
Unas horas antes había hablado el Caballero de la Mano en el Pecho. Fiel a la mística castellana, tomó posición Aznar contra esa brumosa doctrina de Finisterre donde nada es lo que parece: «Nunca he comprendido y sigo sin comprender esa idea del centro como el final imposible de un viaje interminable». Así hablaba san Juan de la Cruz: «Él moraba en el principio y principio no tenía».
Lucha filosófica, sí. Pero en el PP, efectivamente, nada es lo que parece. Rajoy no es el Buda reencarnado, sino un señor de Pontevedra que, en un momento dado, cuando el Madrid oligárquico ha querido humillarlo, se ha trincado a todos sus adversarios, uno a uno, con la frialdad de Clint Eastwod en Sin perdón. (Esperanza Aguirre era ayer un aguafuerte de Goya). Rajoy ha demostrado ser un gran profesional de la política.
Y Aznar, melena al viento, camisa abierta y colección de pulseras, recién salido de la portada del ¡Hola! con el millonario italiano Briatore, no es un místico, sino un personaje de Quevedo: «La Liga, de furor y astucia armada, / vuestro imperio procura se trabuque; / el daño es pronto, y el remedio tardo».
¿Dos maneras de entender el mundo? Más bien, dos maneras de habitarlo. En Génova, 13.
El País, 23 junio 2008. Cronología crisis y XVI Congreso del PP.
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