Descubro y rescato por azar, en el océano ¿inmaterial? de las bibliotecas virtuales, la entrevista de Fernando Samaniego con el autor de Escritos de V.N., que soy yo. El arte, la vida, la literatura, la revolución, las modernas tiranías, Lolita, Ana Karenina, Huck Finn, el destierro que comenzaba entonces…
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El País, 10 junio 1978. “La literatura me parece una trivialidad pueril”.
Se acaban de publicar los dos últimos premios de novela Ciudad de Marbella: Escritos de V. N., de Juan Pedro Quiñonero, y El negro vuelo del cuervo, de M. J. Vázquez Alonso, convocados por el Ayuntamiento de Marbella y editados por Ediciones 29. Juan Pedro Quiñonero (Totana, Murcia, 1948), escritor y periodista, corresponsal del diario Informaciones en París, es autor de la novela Ruinas (1973) y los ensayos Proust y la revolución (1972), Memorial de un fracaso (1974) y Baroja: surrealismo, terror y transgresión (1974).
Juan Pedro Quiñonero comenta algunas circunstancias personales durante el tiempo de construcción (1969-1976), de los Escritos de V.N. «Durante esos siete años -declaró a EL PAIS-, yo no quería escribir un libro, sólo deseaba abandonarlo todo, huir a California. Cuando tenía quince años, soñé escribir un día Ana Karenina, Lolita o las Aventuras de Huckeleberry Finn. No he aprendido a escribir, pero ya sé muchas formas de decir adiós; ya sé que es idiota tomar cariño a una casa, a un gato, a una mujer, a una bicicleta, a unas deudas. Es mucho más útil tomar clases privadas de desencanto, aprender a despedirse, sin lágrimas, en los aeropuertos, en las estaciones de ferrocarril, por carta, por teléfono V.N. (homenaje a mi maestro, Nabokov) se suicida porque no aprendió estas cosas; estaba, ¿está?, prisionero en las cuatro paredes de los inolvidables recuerdos de una infancia gloriosa. Yo no me suicidaré nunca. Es horrible pensarlo.»Escritos de V.N., siendo un premio de novela, entra en conflicto con los géneros literarios. «Es mentira que los Escritos… sean una novela. Son la edición crítica de los escritos de un suicida, la crónica de un fracaso. Vendí lo único que amaba por pocas monedas: calderilla para pagar letras de cambio. No escribí la historia de Huck Finn: ante unos aburridos estudiantes de bachillerato pronuncié una conferencia instándolos a la desobediencia civil. No huí a California: hipotequé mi vida escribiendo idioteces, escribiendo artículos como quien se suicida en una bañera.»
El relato épico ajusticiado
«Yo, que tantos amigos tengo que escriben excelentes libros, editoriales de periódicos, incendiarios panfletos, artículos, puedo decir que la cultura es algo no tan policiaco como imbécil». Lo divertido era huir con John Silver en busca de la Isla del Tesoro, echarle un pulso a Guillermo Brown, enamorarte de la chica rubia pelirroja; tener un oficio serio: pirata, contrabandista, ladrón, aventurero, revolucionario. Pero el relato épico ha sido ajusticiado; los piratas han sido fusilados y sustituidos por el Fondo Monetario Internacional. Los contrabandistas tienen nombres ilustres. Los aventureros son condenados al exilio; los revolucionarlos han sido pasados por las armas de las «centrales sindicales»: el rostro más evidente contra la libertad de los trabajadores, contra los que se comercia como si solo fueran carne de cañón para vender en el supermercado. Por otra parte, tal como están los sueldos, el empleo de corresponsal de prensa, en París, no puede compararse con tan maravillosas actividades. Además, el hecho de tener que tratar, físicamente, con los políticos, entenebrece un tanto el negocio.»Juan Pedro Quiñonero considera que el estatuto del corresponsal en el extranjero tiene la «ventaja formidable» del exilio. «Gozosamente perdido, literalmente en otro mundo, puedes entregarte a la voluptuosidad de lo que, mañana, estarás condenado a perder para siempre: la fragancia cleliciosa del Sancerre, la catedral de Chartres, el palacio de los Dogos, el perfume y los cuerpos en flor de las adolescentes burguesas en el gran hotel de Cabourg, frente a una playa, inmortalizada por Elstir-Manet, todavía brumosa».
«De alguna manera hay que decirlo: «He consagrado mi vida a la literatura.» Y la literatura me parece una trivialidad pueril. Lo que me atrae es el ¿complemento directo? de esa oración: «Mi vida.» El deporte de vivir es lo único que me parece atractivo. De ahí el encanto de la escritura, ¿hay actividad más prescindible y banal? El militarismo actual pasa por el productivismo taylorista-el viejo proyecto leninista de militarización de la producción, y transformación de los sindicatos marxistas en comisariados políticos de normalización -terrorización de los ciudadanos-, la lógica armamentista de la sociedad postindustrial, la terrorización de la sociedad civil a través de los superregeneradores de plutonio y su modelo energético de crecimiento, que defienden desde UCD al PSOE, de Alianza Popular al PCE. Tal sistema de crecimiento industrial reposa en un modelo energético que no oculta encubrir y amparar la militarización de la sociedad civil. Ante tal desvarío homicida, mi fraternal F.F. evoca, desde que nos conocemos, la lógica revolucionaria del champagne, que, a todas luces, pasa por la desobediencia civil, la insubordinación moral, la insurrección generalizada contra los cuarteles de invierno del terror contemporáneo, disfrazado de «pajarita-reproductora», -«central sindical» – «defendernos el proceso democrático» – «somos un partido de orden» – «¡Viva las cadenas!». «Sólo se trata de amar o morir», decía Godard.»
Mercè says
Qué brío, Q ! Libros que habré de buscar, donde sea que estén…
JP Quiñonero says
Mercè,
… los melocotones oscenses dan un brío…
Q.-
PS. De vuelta a mis lares parisinos te haré un paquete de papeles.
Ramón Machón says
Buenas Juan Pedro. Ya sé que me repito. Lo dije ya con tu «Baroja, surrealismo, terror y transgresión», y vuelvo a lo mismo con los «Escritos de V.N.»: ¿Para cuándo una reedición? Yo tengo un ejemplar de aquella de Libros Río Nuevo, comprada en un librero de Badajoz en 1989, y al abrirla se me deshoja. La cosa tiene su encanto, porque con el papel amarillento y en cuartillas sueltas parece que uno está leyendo un original sacado directamente del cajón de V.N.
Por cierto, parece que el hijo de Nabokov se ha decidido a publicar la novela póstuma e inacabada Laura:http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080816/53521023696.html
A seguir bien.
JP Quiñonero says
Ramón,
Te agradezco el amistoso interés.
Antes de nada… Los Escritos de VN esperan que yo encuentre una mecanógrafa profesional que copie el libro, para corregirlo, limarlo, censurarlo, quitarle y añadirle cosas.
Lo otro… vaya usted a saber… me gustaría publicar un día un volumen que se llamase Escritos vanguardistas, que incluiría el Proust el Baroja, Ruinas, etc. Le pondría un prólogo e intentaría explicar aquellas locuras. No veo la cosa muy inmediata. Digámoslo así, con mucha piedad,
Q.-
PS. También yo sueño con devorar la Laura nabokoviana.
Alicia says
Juan Pedro:
NABOKOV…grande, grande….
Ay, ay, ay qué venturosos azares…te diré que acabo de leer Lolita y Ana Karenina.y aparte de mis Foxá,Miguel Hernández y Pessoa..tanto Nabokov como Tolstoi me tienen fascinada…
Y, claro, alguien con una sensibilidad literaria fina tenía que escribir sobre Nabokov…
Bueno, bueno…
Besos..
Alicia
JP Quiñonero says
Alicia,
Sigo enamorado de Ana Karenina desde que leí su historia por vez primera, hace siglos. Nabokov, hummmmmmmmmm…
Q.-
Alicia says
Juan Pedro:
No me extraña que sigas enamorado de Ana Karenina…Creo que no se ha diseccionado el alma femenina con tanta maestría por ningún otro de los grandes…Tosltoi es maestro de maestros…Me leí también el año pasado sus Confesiones y la Muerte de Ivan Ilich..Y tengo en cartera para este redondo 2010 Gerra y Paz..y Nabokov y su Lolita..Aquí lo magistramelmente diseccionado es un alma masculina..y una pasión irrefrenable, destructiva, infinita, inmortal y a la vez, grandiosa..No sé..tardé sólo tres días en leerla..
Un beso de buenas noches.
Alicia
Gatopardo says
En «Ana Karenina» hay unos cuantos personajes descritos de forma insuperable.
Como la mujer de Oblonski cuando reflexiona sobre su marido:
«Ah, esa odiosa bondad que tanto le alaban todos, y que a mí me lo hace aborrecible.»
Como autor, Tolstoi fue muy sagaz -y muy valiente- para que su personaje no argumentara un defecto en vez de una virtud para explicar el encono. Seguramente porque no tenía un comité de lectura editorial en su cabeza.
JP Quiñonero says
Alicia, Gatopardo…
Alicia,
¡Qué envidia…! Las Confesiones tienen demasiada moralina, para mí: ¡ qué brío shakesperiano denunciando el inmoralismo shakesperiano…! ¡Cómo no enamorarse de Natasha..!!!! ¡a pesar de su estúpido enamoramiento de un canalla…!!! Lo de Nabokov / Lolita yo lo veo de muy otro modo… en verdad, Nabokov está hablando de otras cosas, pero bueno.
Gatopardo,
Entre todos esos personajes… por el que sigo sintiendo un odio profundo es por el conde Bronski… otro canalla: todavía siento el mismo impulso de la primera lectura… retarlo en duelo y matarlo de un pistoletazo… faltaba más, oye,
Q.-
Gatopardo says
Maestro Q.:
No me mate a Bronski: su único crimen fue sentirse -como cualquiera de nosotros en su situación-hastiado por la pasión que ya no comparte.
Pero puede darle un tiro en la rodilla.
JP Quiñonero says
Gatopardo,
Con lo poco mañoso que soy… seguro que sería Bronski quién me metería un tiro, sin tantos melindres, oye,
Q.-