-Quiño… ha muerto Isaac Montero… -me dice J* al teléfono. Ayer lo recordaba, recordando a Esther Benitez, Esther… su esposa, que se nos fue hace años y lo dejó solo, jodido, en un polvoriento piso inmenso y vacío, Recuerdo de Cesare Pavese.
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Los periódicos y la crítica -con la excepción de Rafael Conte, su mejor amigo- han sido desdichadamente injustos con Isaac, a pesar del premio que le dieron cuando ya era tarde e inútil.
Recuerdo a Isaac recién llegado a Madrid, cuando yo oficiaba de intrépido “reporter Tribulete, que en todas partes se mete”; y él ya era un novelista perseguido y secuestrado por la censura policial, compañero de viaje de Alberto Corazón y Alberto Mendez, de quien nadie podía esperar varios cuentos espléndidos, Los girasoles ciegos y la dificultad de fundar una casa común, en España.
Recuerdo a Isaac cenando en su casa, con Esther. Ellos eran viejos comunistas. Yo no. Y, sin embargo, corría entre nosotros un hilo de amistosa complicidad. Recuerdo su cruda polémica con Juan Benet, en un número de Cuadernos para el Diálogo donde yo pontificaba sobre no recuerdo qué. ¡Qué tiempos aquellos..! Dos espadachines de gran talento, debatiendo sobre el compromiso, la escritura, la novela, la manera más pura de ser fiel a una lengua, un arte, una historia.
Todo aquello ha sido barrido por los ríos de basura que llegaron y enterraron en el fango las antiguas banderas de las ideas, suplantadas por las banderas publicitarias de las marcas comerciales que sirven de abrevadero y pudrición de casi todo.
Obras de Isaac Montero:
- Alrededor de un día de abril (1966).
- Los días de amor, guerra y omnipotencia de David el Callado (1972).
- Documentos secretos (1972 – 78).
- Arte real (1981).
- Pájaro de una tormenta (1984).
- Señales de humo (1988).
- Primera comunión de Auroraroja (1991).
- Abraham Lincoln (1992).
- El ladrón de lunas (1998).
- La fuga del mar (2000).
- El vuelo de la crisálida (2004).
- El lobo cansado (2007).
Mercè says
Comparto tu dolor…
Cristóbal says
Yo también lamento su pérdida y me sumo a tu cálido homenaje. Un abrazo cargado de ánimo,
C.-
JP Quiñonero says
Mercè, Cristobal,
… Mercè,
Hacía siglos que no nos veíamos. Y estábamos en desacuerdo en muchísimas cosas… Sin embargo, su concepción muy alta de la cultura y la literatura me impusieron siempre, mucho respeto. El ominoso silencio que ha pesado sobre su obra, ¡desde hace veinte o treinta años! siempre me pareció algo vergonzoso y sintomático de las aguas sucias que corrían y corren.
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Nos conocimos con motivo de una de mis primeras entrevistas literatas. A él le habían secuestrado una novela. Y a mí me pareció que era el mejor de los motivos para hablar de literatura. Aquel encuentro creó lazos…
… Cristóbal,
Bueno… quizá no sea mala idea volver a leer algunos de sus libros, y las traducciones italianas de su mujer, Esther (Pavese, Calvino, etc.),
Q.-
Cristóbal says
Q.-,
¡Esther Benítez! Si hay un autor contemporáneo – pese a su ya lejana desaparición, su obra se mantiene vigente – del que lo he leído prácticamente todo – Pynchon, aparte, obviamente -, es Calvino. Y el primer libro de poesía que leí de cabo a rabo – antes sólo los ojeaba para copiar los poemas que me llamaban la atención – era de Pavese. Algo tendría que ver Esther con ello.
Saludos,
C.-
JP Quiñonero says
Cristóbal,
… la misma Esther, en efecto… fue una grandísima traductora. El último de los trabajos suyos que tengo a la mano es su revisión de los Diálogos con Leucó de Pavese: una obra muymuymuy memorable, oye. Por el contrario, NO tengo a la mano sus traducciones de Calvino. Recuerdo las primeras, las que publicó Jaime Salinas en una Alianza difunta,
Q.-
Fernando says
Me acabo de enterar aquí mismo de la muerte de Isaac Montero. Tanto a él como a Esther los traté bastante y les tenía mucho aprecio. Déjame que te recuerdo, Quiñonero, que ganó el Premio de la Crítica, y para que eso ocurra tienen que ponerse de acuerdo bastantes críticos. En honor a la verdad, el gran defensor de su obra fue siempre Sanz Villanueva, con quien lo unía una gran amistad.
Emilio says
Yo era muy joven cuando los veía en UHF en «Encuentros con las letras». Me parecieron siempre dos buenas personas y las recuerdo en blanco y negro. En alguna parte de mi mente esas imágenes me hacen bien. No me cuesta ningún esfuerzo comprender cómo debió sentirse Isaac M. después de la muerte de su mujer.
JP Quiñonero says
Fernando, Emilio,
… Fernando,
Haces bien en recordar a Santos, por quien también yo siento gran y amistoso respeto. Dejo para los correos personales los problemas de algunas colecciones de libros de crítica literaria que las más selectas librerías Se Niegan a Poner en sus estanterías consagradas a…
… Emilio,
Isaac y Esther daban mejor en carne y hueso que en fotos o UHF. Pero bueno, todo lo embellece la memoria, el recuerdo…
Q.-
Fernando says
En la nota de la agencia Europa Press, la foto que acompaña la noticia de la muerte de Isaac Montero es de José María Guelbenzu. ¿No tienen a nadie que sepa algo de literatura?
JP Quiñonero says
Fernando,
Mucho Peor… NO creo que se haya dado cuenta mucha gente. Ayayayay…
Q.-
Mauro says
Me acuerdo de tí en una casa no tan vieja y polvorienta –en Manoteras–, dando buena cuenta del whisky que engrasaba aquellas tertulias.
Yo era pequeño.
Tú, si no recuerdo mal, trabajabas en París (donde luego fue Rafael Conte unos años).
Ahí empecé yo a aprender yo de la vida (libros incluídos), la política, los efectos del whisky y otro puñado largo de cosas.
Me ha gustado mezclar tus recuerdos con los míos en estas horas bajas (un eslogan del que mi padre siempre, a su manera, presumió).
M
JP Quiñonero says
Mauro,
Me emociona leerte.
Manoteras… qué tiempos tan felices, aquellos…
En verdad, Rafael trabajó en París antes que yo… años más tarde, hablé con Rafael de Manoteras, del Barrio de Salamanca, de todo cuanto vino después…
… que tú leas esto y yo te lea me da alguna esperanza, incluso para el recuerdo de ellos…
Q.-