Descubro por azar mi texto París / España. Ida y vuelta en la web del Instituto Cervantes.
[ .. ]
La cosa es muy de agradecer: un funcionario anónimo distribuye anónimamente un capítulo de un libro de referencia, el Anuario del español en el mundo, o algo así. Pedir al corresponsal de ABC que diese una charleta sobre el mismo tema sería algo impensable, ayer, hoy, mañana, desde la inauguración de la sede oficial del mismo Instituto, en París: hay referencias que apestan y pudieran manchar la carrera de los probos funcionarios. El dinero público debe distribuirse entre gente de la casa, la familia.
Un poquit`n tristemelimelo lo leo, Mr.Q.
¡Bravo!
À.-
Mme Marie,
Levo años, años, años, años… recibiendo estacazos de muy diversa especie… los mismos años, años, años, años… que he contemplado como el dinero público se gasta en buena medida en billetes de avión y conferencias pagadas a gente de la casa y la familia, quienes, para colmo (en algunos casos eminentes), utilizan esa(s) misma(s) tribuna(s) para dar lecciones de moral cívica, pagadas con dinero público, cuando yo los considero a ellos moralmente despreciables…
… así las cosas, vienes usted a decirme que estoy un poco tristunet… hombre, no… como yo estoy es algo muy distinto, buena señora mía…
PS. Perdóneme este tono un poco perentorio, que en nada menoscaba mi simpatía y cariño por usted.
… Àngel,
Gratitudes.
Avanti…!
Q.-
Perdòn, Mr.Q.
Este es el Quiñonero que queremos ver…si señor con dos cojones y diciendo la verdad…
Animo J.P.Q. no eres el único y no estás solo, eres un ejemplo para muchos.
Saludos.
(A pesar de las finezas de la madame Marie).
Me sumo al Bravo! de Àngel, de Antonio y, a su manera, de MMarie… Un texto hermoso, Q.
Quiño, que te pierdes.
Mme. Marie, Antonio, Mercè, Maty,
… MmeMarie,
No le de más vueltas. Usted se merece otra cosa, oiga.
… Antonio,
Madre del señor… gratitudes incontables… «Genio y figura… hasta la sepultura«.
… Mercé,
Gratitudes, oye.
… Maty,
Perder, perder, NO me pierdo nada, en efecto. Era / es, más una cuestión de principios. Dejar constancia, oye. ¡No se puede callar eternamente…!
Q.-
Me parece que esta noche duermes en el sofá en cuanto se entere tu mujer.
Yo soy más cobarde y sigo ocultándome tras mi apodo, porque las represalias pueden ser peores, me temo.
Maty,
… hombre, tampoco es eso, oye…
Q.-