Le Monde cuenta [25/26 octubre 08, L’air de l’Himalaya est aussi pollué que celui des villes d’Europe] como los glaciares del Himalaya están fundiendo, víctimas de la polución, amenazando… Está por contar la historia de la desaparición de los últimos hombres libres, en Caína, víctimas de otras catástrofes ecológicas…
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“Érase una vez…”
[ .. ] Jorque Manrique se creía inmortal, a su manera; y quizá lo fuese. En cualquier caso, nada ni nadie hubieran podido detenerlo a aquella altura de la vida, cuando el conductor de autobús semivacío que lo condujo más allá del barrio del Mirail anunció a todos los viajeros el fin imprevisto del trayecto, porque la policía había declarado un estado de emergencia. Manrique tenía cita a primera hora de la tarde con su joven patrono y editor. En aquella sombría ocasión, el cobro mensual de su trabajo era menos importante que la ayuda o el socorro inmediato que él podía prestar, si era cierta la urgencia que las sirenas y los altavoces intentaban transmitir a la población, dando noticia de una siniestra explosión en la planta petroquímica de AZF, en cuyo epicentro había florecido un espantoso hongo gigante, color amarillo mostaza, como los gases utilizados en las cámaras de la muerte de Auschwitz, pronto metamorfoseado en una tenebrosa nube tóxica que el viento dirigía hacia la ciudad.
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[ .. ] Jorge Manrique creía haber esquivado a la policía en ocasiones mucho más arriesgadas para su vida que una alarma que provocaba reacciones de pánico entre los ancianos, mujeres y niños que huían atropelladamente de un peligro inminente. Aunque la nube de gases amarillo mostaza que se apercibía en lontananza amenazaba a todos los seres vivos, y dejaría caer muy pronto su lluvia ácida de culebras y veneno. Pero Manrique debía cumplir la palabra dada; y acudir a una cita que tenía algo de subida a los cielos: el verso italiano de Petrarca le devolvía su fe en la arquitectura espiritual de las cosas; y la figura de Laura, hacia el fin del pedregoso calvario de su vida, tenía la profética luminosidad celestial de la duquesa de Guermantes en la iglesia de Combray. ¿No había publicado su joven editor un opúsculo titulado Proust y la Revolución, predicando el mesianismo redentor del gran arte?
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[ .. ] Los perros, los gatos, las vacas, los pájaros y algunos ancianos muertos, caídos por las calles que cruzaba, intentando taparse las narices con un pañuelo, para protegerlas del aire que comenzaba a ser irrespirable, debieron advertirlo hacia donde se dirigía. Pero esa presencia inmediata de la muerte, corriendo y esparciéndose por las calles, hacía más firme su locura inútil, afirmando su convencimiento de asistir a una batalla final, de la que no podía estar ausente. Y pronto le bastó con mirar a su alrededor para comprender que había llegado a su destino: las miasmas de fosgeno, monometilamina y cianuro bloqueaban las enzimas que transportan el oxígeno hasta el cerebro, provocando entre los seres humanos caídos en aquella trampa violentos ataques de tos, principios de asfixia, hinchazón brutal de los ojos desencajados, vómitos. Y la muerte, fulminando los cuerpos, alfombraba las calles de cadáveres.Los partes metereológicos anunciarían aquella noche un cambio del viento que pudo modificar el rumbo de la nube tóxica y evitó a Toulouse una matanza mucho más sombría, si cabe, que las hogueras de la cruzada de los albigenses. Pero, con el tiempo, el sismógrafo de los análisis clínicos descubrió que muchas jóvenes sufrieron patologías graves en sus ciclos menstruales. Algunas mujeres dejaron de tener sus reglas, aquejadas de una misteriosa esterilidad. Otras fueron víctimas de menstruaciones profundas, prolongadas y dolorosísimas. No pocas llegaban a tener hasta cuatro y cinco reglas en el mismo período menstrual. Como si la naturaleza misma hubiera enloquecido y arrastrase a los hombres hacía un abismo; atrayéndolos hacia un río sin retorno con la música de un flautista indiferente al sentido de las palabras, los números, las figuras y la arquitectura que confiere un orden a todas las cosas de la creación. [ .. ] [ALLEGRO SUICIDA. 1. Variaciones sobre La cruzada de los albigenses. 2. Jóvenes, ambiciosos y sin escrúpulos. Una primavera atroz].
- Anales de Caína.
- Ecología en este Infierno.
MMarie says
Si fuese creyente me gustarìa orar por Ud y sus personajes, Mr.Q.
JP Quiñonero says
Mi querida Mme Marie,
SUS PALABRAS ME EMOCIONAN MUCHO, MUCHO,
Q.-