Rue de Seine, 23 noviembre 08. Foto JPQ.
“Cuando cae la noche, con su propia urgencia…” sus promesas, su incertidumbre, el flash descubre, en ocasiones, tras la lluvia, la oscuridad, las luces artificiales y las sombras, fugitivas figuras que huyen, buscan refugio o corren en busca de un ser amado.
Fotografía en este Infierno.
Otra fotografía con una gacela de piés cruzados, alta y segura de sí misma que…….
Buenos días.
Sagrada y misteriosa cae la noche,
dulce como una mano amiga que acaricia,
y en su pecho, donde tal ahora yo, otros un día
decansaron la frente, me reclino
a contemplar sereno el campo y las ruinas.
Luis Cernuda
J.Moreno, Ana,
… J.Moreno,
Y no acabará ahí la cosa, oye.
… Ana,
JURA
Jura cada tanto tiempo comenzar una vida mejor.
Más cuando llega la noche con sus propios consejos,
con sus compromisos, y sus promesas;
más cuando llega la noche con su propia fuerza
del cuerpo que necesita y pide, hacia el mismo
placer fatal, perdido, va de nuevo.
Kavafis, 1905 / 1915
Q.-
Suenan bien muymuybien esos poemas, Ana, Mr Q.-
Mme Marie,
Pues sí. A qué engañarnos, oiga,
Q.-
Sí, suenan bien, MMarie. Y como se citó más abajo a San Juan de la Cruz, que hable la Esposa:
La noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
Ana,
El Cántico, la Noche oscura… hummm, palabras Muy Mayores. Se entiende hasta el Girona; y no digamos en el barrio de Gracia:
[ .. ]
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
…
Q.-
¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
El Cántico no tiene fin…
Gocémonos [ .. ] entremos más adentro en la espesura…
Q.-
Metidos en estos versos de Juan de la Cruz, ¿habeis leído el comentario que hace Almudena Grandes, en El País del domingo, a una cita -obviamente mística- de la madre Maravillas? No tiene desperdicio: desoladora.
No he podido pasar del primer párrafo, me interesan muy poco las arengas troyanas y/o tirias. Es curioso que me atreva a decir esto, porque varios post más abajo yo intervine por primera vez en este blog con el ánimo de poner un poco de justicia al respecto de un litigio que viene manteniendo el marido de la Sra. Grandes con otro señor.
En fin, me he animado a contestarte porque tu comentario me parece impertinente (en el sentido etimológico del término, no pretendo ofenderte). Esa cita no es ‘obviamente mística’, obviamente místicos son los versos de San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús o Fray Luis de León.
Tienes razón, Ana, no es un texto místico. Mis disculpas.
No, Juan Luis, quien tiene razón eres tú, discúlpame pues. La madre Maravillas estaba citando uno de los Avisos Espirituales de San Juan de la Cruz, el número 32.
Bajo esa luz, la cita no se me hace desoladora, resulta desoladora descontextualizada y mancillada en el artículo de la Sra. Grandes.
Lo dicho, sigamos leyendo nuestra lírica renacentista.
No, no, no es la cita lo desolador. Es el comentario de la Grandes, como bien dices, Ana. Y gracias por el trabajo que te has tomado. Saludos cordiales.
La verdad es que la procedencia de la cita me la ha explicado Eduardo Allende.
Saludos, Juan Luis.