Jardines del Luxemburgo, 17 enero 2017. Foto by JPQ.
Como un criminal, siempre vuelvo al escenario nocturno de mis pasiones íntimas.
[ .. ]
Y, una gloriosa y fría tarde de primeros de año, vuelvo a tirar, con cariño, con amor, con pasión, sobre la misma Diana cazadora del mismo jardín donde mi fotógrafo, Marc Thuriel, sigue las huellas de uno de sus maestros, Horst P. Horst, tirando sobre otras divinidades de la alta costura, caídas en el piélago prostibulario de una noche que cae para siempre, sin mañana:
[ .. ] Elodie había heredado de su madre -formada en la disciplina del ballet- una constitución atlética que nunca cultivó, por dejadez, abandono. Pero esa herencia carnal confería a cualquier rincón de su cuerpo una majestad olímpica, que Marc había descubierto en Nueva York, fotografiando su nuca -aérea, altiva- y su espalda –desnuda-, mirándose al espejo mientras retocaba sus labios. Esa silueta deportiva poseía el encanto ácido, turbador, del corsé Mainbocher, esculpiendo la espalda de Lise Fonssagrives, fotografiada por Horst P. Horst en vísperas de la segunda guerra mundial. En ambos casos, en un estudio parisino que el fotógrafo abandonaría a las cuatro de la madrugada, para tomar a las siete el tren que lo condujese a Normandía, donde debía embarcar camino del destierro; o en un hotel de paso neoyorquino, donde el amante descubre en la piel y la figura de su amada los estigmas de una angustia que ella misma desconoce; en ambos casos, la modelo, Lise o Elodie, oficia de vestal maleable, ofreciendo su cuerpo en sacrificio, caída en el altar de la publicidad.
Marc no recordaba el nombre del corsé cuyas cintas, lazos y ballenas había inmortalizado Horst al claroscuro, en el instante de su caída, mortal. Pero deseaba recrear en un escenario natural -el arriate florido donde se yergue en un pedestal de piedra caliza la estatua de Diana, en el Luxemburgo, frente al palacio de Marie de Medicis-, sirviéndose de todos los recursos técnicos de la fotografía de estudio, la atmósfera turbia de una calle prostibularia, o un hotel de citas de gran lujo, donde un traje de noche luciese como un diamante… Dark Lady.
Passy says
sirviéndose de todos los recursos técnicos de la fotografía de estudio,
Año nuevo ¿medios nuevos? El paseo, magenta como un corpiño o un campo de la Provenza, mmmm.
Saludos y buen fin de semana.
MMarie says
Luz bella iluminando a la misteriosa Diana, Mr Q.-
JP Quiñonero says
Miguel, Mme Marie,
… Miguel,
¡No se te va una..!
Te explico. Sigo tirando con la pequeña Canon G9 (que pienso sustituir por la G10, de la que me cuentan maravillas). Pero sigo resistiéndome al trabajo en “laboratorio” (tipo Photoshop o Picasa). Cada vez que lo intento no me gusta nada el resultado…
… el magenta fue la consecuencia del ángulo de tiro: el rocío y la nieve, derritiéndose, con la luz de las diez y pico de la mañana, dieron ese resultado, tirando desde ese ángulo… una variación de apenas 20 o 30 grados en el ángulo de tiro y el resultado era mucho más realista: un melancólico verde pajizo que no me gustaba nada.
Lo curioso es que… en mi relato -del que solo publico un pequeño fragmento- mi fotógrafo ilumina ese mismo escenario ¡con focos de estudio..! ¡para conseguir un resultado nocturno artificial / prostibulario..!!!… y, contemplando la misma escena, naturaca, tu adviertes la tentación del estudio y la iluminación artificial… ¡¡¡!!!!…
Gracias… Felicidades…
… Mme Marie,
Le envío un montón de gratitudes, si,
Q.-
Angel Duarte says
Q.-
Me sumo al comentario de la siempre certera MMarie… ¡¡¡y se agradece la explicación fotográfico-artillera!!!
À.-
JP Quiñonero says
À,
Que la Luz sea contigo y todos nosotros…
Q.-