Tras la campaña de Gaza, Israel quizá esté viviendo una angustiosa incertidumbre, cuyo imprevisible futuro afecta al frágil destino de la libertad y la prosperidad, en Oriente Medio, la cuenca mediterránea y el futuro mismo de nuestra civilización.
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Tras la conferencia de Annapolis (Maryland), el mes de noviembre del 2007, el presidente Bush consideró sensato anunciar la creación de un Estado palestino “a finales del 2009”. El significativo silencio del presidente Obama (¿quién le impide intervenir siquiera verbalmente ante la tragedia en curso..?) tampoco parece preludiar acciones determinantes, en Washington.
El Consejo de la UE decidió el mes de diciembre pasado mejorar e incrementar los lazos diplomáticos con Israel y la Autoridad Palestina, en el marco la Política Europea de Vecindad (PEV), como prólogo a los trabajos de una titubeante Unión por el Mediterráneo (UPM), que trasladó de Barcelona a París el corazón político del agónico proceso de Barcelona: Así perdió España el liderazgo del diálogo euromediterráneo.
Varias semanas de ataques indiscriminados de Hamás, culminado la ruptura oficial de una hipócrita tregua, seguidos de la repuesta de Tsahal, destruyen con brutalidad meses y años de laboriosas negociaciones, minan la credibilidad de la Autoridad Palestina (apoyada por Washington y Europa, en guerra apenas larvada con Hamás, sostenido por Teherán y Damasco), dejando al descubierto un pavoroso campo de minas.
Las incursiones terrestres de los blindados Tsahal, en Gaza, limitadas o de cierta envergadura, podrán reducir el tiro de misiles, cortar vías de comunicación y abastecimiento militar, pero hacen mucho más visible el inexorable cerco que se estrecha sobre Israel, con un costo dramático entre las poblaciones civiles de Gaza, mártires.
Ese cerco tiene muchas e inquietantes fisonomías, militares, políticas, diplomáticas, culturales. ¿Qué ocurrirá el día que Teherán decida lanzar contra Israel, de manera simultánea, la doble ofensiva de dos organizaciones irregulares, como Hizbolá, en el Líbano, y Hamás en Gaza? No es un secreto que disminuye el apoyo a Israel entre las opiniones públicas occidentales. Los Estados árabes y las sociedades musulmanas no aceptan la existencia misma de Israel, a pesar de los acuerdos de paz con Egipto (1979) y Jordania (1994). La población árabe de Israel crece más rápido que la población judía…
La trágica campaña de Gaza acentúa con dramatismo ese arco iris de incertidumbres, dejando en suspenso siniestras dudas de insondable calado.
Triste destino el de ese gran pueblo que ha aportado a la Cultura Occidental tanta sabiduría y conocimiento a través de sus muchas individualidades.
Tratan de recomponer mil años después una imposible vuelta al calendario, tras la última diáspora y exterminados casi, finalizada la rebelión de Bar Kojba.
Casi todo actúa en su contra, pero su obcecación no tiene límites.
J.Moreno,
Vaya usted a saber como acaba la campaña de Gaza. Israel tendrá que Negociar con algunos palestinos (¿la Autoridad Palestina..?) si no desea precipitarse en un abismo de insondables sufrimientos, para todos los pueblos de la región…
Q.-
El problema es que la Autoridad Palestina no pueda controlar los malintencionados en Gaza que lanzaban esos cohetes. Y francamente dicho, Hamás no quiere controlarles. Hamás quería lanzar los misiles contra Israel sin consecuencias, pero ahora cuando hace algo Israel, Hamás quiere acabar de repente. Conozco personas algunas que comportense en esa manera. Tienen seis o siete años…
Robert,
Ante esta inmensa tragedia, la única solución realista es HABLAR, NEGOCIAR, NEGOCIAR, NEGOCIAR… el resto es sufrimiento, dolor, incertidumbre y sombrías perspectivas,
Q.-
J. Moreno, ni el calendario judío ni el gregoriano se han detenido nunca e ir hacia atrás aún menos. Los tiempos de las aljamas, los guetos, los shtetl… etc. se acabaron y le garantizo que casi nadie los añora. También se acabaron los campos de exterminio y las deportaciones en masa, aunque a no pocos les gustaría que volviesen, proclamándolo sin recato, y no pocos lo sigan intentando. Para muchos somos un problema porque hemos llegado al siglo XXI (o al 5769, como prefiera) a pesar de los muchos pesares. Usted lo llama obcecación, pero para nosotros es muy distinto. Y aunque nunca tan pocos aportaron tanto y tan bueno, nunca hemos estado mejor, aunque a muchos les cueste digerirlo. En cualquier caso -y como han pasado muchos siglos- nuestra «obcecación» seguirá sin tener límites para que, si se alumbran tiempos más tenebrosos, no nos cojan desprevenidos, porque casi nadie nunca ha hecho nada de provecho por nosotros, a pesar de todo lo bueno ofrecido.
¿Alguien puede «ayudarme» a comprender esta frase del escritor israelí Abraham B. Yeoshúa?
«La gente habla de David contra Goliat, pero hay que darse cuenta de que la capacidad de sufrimiento de los palestinos es mucho mayor y eso les hace más fuertes.» (La cursiva es mía)
Nina,
Jünger decía que el hombre se mide en su capacidad de resistencia al dolor… Me atrevería a añadir: la fuerza sin ley, razón, ni piedad puede precipitarse vertiginosamente en la ley de la selva, el crimen, la atrocidad desalmada…
Q.-
No me parece convincente, Q, aplicar la idea de Jünger, que diría se refiere al individuo, a una comunidad como la palestina… Casi prefiero que recuerdes tu otra cita preferida, de Faulkner, sobre el conocimiento y el sufrimiento…
Nina,
Claro que no… la idea de Jünger (el hombre se mide en su resistencia al dolor) solo puede aplicarse a individuos… las “comunidades” son cosas complejas y diversas… que sería un poco simplista reducir a un solo punto de vista…
Entro en el detalle.
Hay judíos y palestinos fanáticos, prestos a matar y morir matando, sin otra fe que el odio.
Pero también hay judíos y palestinos fieles a sus convicciones, capaces de sufrir cuando el Estado (Israel) o las organizaciones nacionales (ANP, Hamás) cometen acciones que ellos no siempre aprueban, ni mucho menos.
Los conflictos étnicos (entre árabes y judios), los conflictos religiosos (entre agnósticos y ultrareligiosos), los conflictos políticos y militares (entre partidarios de estas o aquellas políticas del Estado) minan y fragilizan a Israel.
Los conflictos entre palestinos (ANP y Hamás) tienen algo de guerra civil nada fría: se han matado entre ellos en muchas ocasiones, con mucho odio, además.
Ante la tragedia en curso, todos esos conflictos quedan sofocados por el drama: pero siguen existiendo… Ni Israel podrá vivir eternamente sin negociar con algunos palestinos, ni algunos palestinos (Hamás) podrán destruir Israel por la fuerza…
Israel pudiera parecer “Goliat” usando la fuerza de Tsahal. Pero quienes arman a Hizbolá (en el Líbano) y a Hamás (en Gaza), que son Siria e Irán, se frotan las manos intentando minar Israel en sus fundamentos. Por su parte, los judios / israelitas (judíos y árabes) y los palestinos que desean negociar, son víctimas de la inmensa tragedia en curso…
… esa tragedia en curso es tan pavorosa (para las víctimas palestinas, sin duda; pero también para los judíos que vivían temiendo a toda hora la caída de una bomba de Hamás) que la fuerza solo atizará nuevos e inmensos odios, para desdicha de quienes intentan resistir a ese incendio atroz…
Me gustaría que leyeses mis palabras como un intento de comprensión. Cuando todo el mundo grita, con razón o sin ella, echando aceite hirviendo al incendio donde perecen seres humanos, prefiero adoptar el perfil de quien intenta comprender, razonar, salvar la palabra de la hoguera del odio. Para colmo, creo que esta postura mía es la única REALISTA… no hay solución militar ni armada a esa inmensa tragedia. Solo hay una solución cultural y política, NEGOCIADA. El resto es odio y tragedia.
¿Podrás perdonarme..?
Q.-
Completamente de acuerdo, Q. Mi comentario original surge de mi estupefacción ante el hecho de que un escritor pueda apelar al sufrimiento como garantía o excusa de fortaleza para aguantar una guerra y no esté hablando del sufrimiento de su propia comunidad sino de la comunidad enemiga… Me parece un síntoma atroz que una conciencia literaria pueda concebir una frase como la de Yeoshúa.
«El significativo silencio del presidente Obama (¿quién le impide intervenir siquiera verbalmente ante la tragedia en curso..?)»
Q., lo creía más informado. Obama es un firme partidario de acabar con la dictadura iraní, y apoya explícitamente a Israel en su lucha contra el terrorismo islámico. Esto es solo el inicio de una presidencia obamiana marcada por el uso de la fuerza para acabar con los nidos del terrorismo islamista.
En fin, no se puede estar en todo.