Un siglo musulmán y el discurso de investidura de Barack Obama parecen confirmar la lejana profecía de André Malraux: el siglo XXI será religioso, cuando estamos amenazados por una pavorosa crisis económica e incontables conflictos militares, étnicos, culturales y… guerras de religión.
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Obama nos propone una Nueva Era de Responsabilidad [Washington Post, 20 enero 09, “A New Era of Responsibility”] invocando a Dios y recurriendo a una retórica mesiánica, religiosa: “Su estilo es básicamente de iglesia, religioso” [BBC, 20 enero 09, Obama: oratoria y originalidad].
Tal dimensión mesiánica, religiosa, jurada ante una Biblia heredada del Lincoln, no deja de iluminar una cierta “opacidad y ambigüedad de la esperanza” [The Opacity of Hope. A President of great personal talents but public elusiveness, Wall Street Journal, 20 enero 09].
Ambigüedad y opacidad (“cualidad de lo opaco”) que contrastan con las obligadas prioridades del nuevo presidente de la República imperial [BBC, 12 enero 09, Las prioridades de Obama para 2009]. Prioridades entre las que no destacan, hasta hoy, la crisis de Oriente medio y la ¿inconclusa? campaña de Gaza [BBC, 12 enero 09, Obama y la crisis en Gaza].
Washington y su fe en Dios y el dólar no encontrarán en Europa aliados fáciles: “La UE carece de unidad para responder a las exigencias de Obama”. Bien al contrario, los aliados europeos sospechan del presidente electo en el terreno económico [Europa advierte a Obama contra el proteccionismo] y no comparten en absoluto sus prioridades esenciales hacia Afganistán, Pakistán e Irak [BBC, 21 enero 09, Economy and war on Obama’s agenda].
En el terreno económico mundial, decisivo, los mejores analistas europeos temen que el plan Obama contra la crisis “todavía sea incompleto e inadecuado” [Financial Times, 13 enero 09. Martin Wolf, Why Obama’s plan is still inadequate and incomplete]. Y subrayan que sus proposiciones reposan en un “consenso falso” sobre los orígenes y evolución de la crisis, recordando que, en verdad, los EE.UU. no pueden afrontarla en solitario, víctimas de su deuda y la emergencia de otros grandes actores, como China:
Pity President Barack Obama. He won power partly because of the global economic crisis. He himself, most of his fellow citizens and much of the rest of the world agree that the US broke the world economy and now has the duty to fix it. Unhappily, this consensus is false. The crisis is a product of the global economy. It cannot be cured by the US alone [ .. ] [Financial Times, 20 enero 09. Martin Wolf, Why Obama must mend a sick world economy].
- Bush – Obama, de los errores trágicos a la retórica mesiánica.
- EE.UU. en este Infierno.
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