“Tiranía”, “dictadura”, “stalinismo”, “fascismo”, “liberalismo”, “comunismo”, “nazismo”, entre otras palabras maleta del vocabulario político al uso, son parcialmente inútiles para explicar los mecanismos de corrupción y derogación de la libertad que nosotros conocemos y no siempre somos capaces de explicar, en bastante medida.
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Así, el caso de Hugo Chávez me parece un modelo de nuevo cuño, entre el populismo revolucionario (bien estudiado) y la democracia liberticida, que tiene ejemplos canónicos desde la Atenas olímpica, pero cuyo funcionamiento está por estudiar, en nuestro tiempo, cuando el control populista de recursos naturales de un país, el abuso caudillista de los presupuestos del Estado y la manipulación de prensa escrita, radio y tv pueden pervertir la democracia y transformarla en un régimen liberticida… Mecanismos de destrucción de toda vida y conciencia cívica que no desconocía La Boétie, interrogándose por la servidumbre voluntaria de los hombres. “¡Viva las cadenas…!”…
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