No es ser vulgar, sino mostrar que los tiempos cambian.
Con todo, será literario, pero los clientes de los lupanares no cuentan con mi aprecio precisamente, pues anteponen su satisfacción a cualquier otra consideración.
Donde tu ves un personaje yo veo a una persona que sufre (habitualmente), y a muchos desalmados.
La realidad -pienso- no es algo que pueda preservarse, porque la realidad es como el aire, o como la luz, o más que eso, como el pensamiento. La realidad sólo existe en su devenir, en su continuo florecer y morir. La fotografía «congela» porque sólo señala algo de lo externo de la realidad, de la apariencia de la realidad. La fotografía es imagen, y la imagen, más allá de su propia realidad de cartón y haluros, o de bits, es sólo una mínima referencia de un algo, pero jamás será ese algo.
La imagen, la gran culpable de la pérdida de lo pictórico, nos vacía con su muerto lenguaje de luces y sombras. Y sin embargo, la quiero.
Juan
… uauuuuuuuuuuuuuuu… palabras muy mayores, si; qué decirte…?
De entrada, quizá la realidad no sea una, si no múltiple. Hay realidades visibles, invisibles, materiales, inmateriales. Los filósofos alejandrinos y los primeros filósofos “españoles” (murciano / almerienses) creían en la existencia en una materia espiritual. Yo creo en ella.
A partir de ahí… también creo en la divinidad de lo real (cosa muy gayista, budista, spinozista, si recuerdas)… dando a lo real la dimensión infinita de todas las cosas visibles e invisibles. Hay una realidad carnal y fugitiva, a un tiempo, la de los amantes que se abrazan. Hay también la realidad inmaterial de los amantes que se recuerdan y se buscan y se encuentran… qué se yo, a través del teléfono, o la fotografía. Incluso hay la realidad de un acuarelista chino que pinta el alba que es siempre única y distinta. La realidad que Gaya pinta contemplando La Fuensanta: que es otra realidad no menos divina que la La Fuensanta material y geográfica que tú bien conoces…
… en el caso de la fotografía… puede llegar a preservar algo de un instante pasajero (el “instante decisivo” de HCB), si la suerte o el arte del fotógrafo son capaces de cazar, captar, preservar algo del aura de ese instante fugaz y sin embargo inmortal, quizá, si el amor perdura y el acuarelista o el fotógrafo han sido capaces de fijar, de alguna manera, las luces y sombras que algo dicen o no dicen a quien las contempla…
Las luces de la imagen fotográfica no son una apariencia: son una realidad plena, incluso material, química. Realidad plena que no puede confundirse con la realidad carnal. Aunque… Alicia cree en la realidad que refleja el espejo: y le basta con dar un salto para penetrar en esa otra realidad. Lawrence decía que hay dos tipos de hombres… los que sueñan, y cuando despiertan creen que han soñado; y los que sueñan despiertos… “estos últimos son los más peligrosos: son capaces de hacer realidad sus sueños”, concluía Lawrence.
Q.-
PS. ¡Perdón por este coñazo…!!! ¡Cómo me repito…!!! Las relaciones entre la imagen fotográfica y la imagen pictórica requerirían otra parrafada.
Ah, el instante decisivo, pero ese instante es la congelación estético/expresiva de ese fluir la realidad en el famoso salto sobre el agua. Que valoremos ahora el salto en el aire, la postura, el reflejo, la composición etc etc, son factores intelectualizantes que aplicamos sobre lo que sucedió. ¿Por qué no es decisivo cualquira de los millones de instantes que siguieron o precedieron a ese? ¿quién lo ha dicho? Ese instante no tiene más valor, ni menos, que otro. Lo importante de la imagen fotográfica es que refleja lo que el fotógrafo miró, no lo que vió; lo que vió, allí se quedó, allí se consumió mientras servía de alimento al siguiente instante.
El arte de la mirada es la fotografía, pero el arte está en la mirada, en saber mirar y consecuentemente ver, nunca en la imagen congelada y perenne de aquello que se miró.
Juan Pedro, es un tema precioso, para enzarzarse en él junto a unas habicas tiernas, buen jamón atocinado y un vino terroso de la tierra. Cuando quieras, te invito.
Lo fotográfico, la imagen y lo pictórico, será interesantísimo.
Abrazo murciano, pero sin murcianía.
PD. Yo soy de letras; lo digo porque la protección antispam me va subiendo las sumas y veremos a ver si tengo que comprarme pronto una calculadora.
La tentación del vino, las habas y jamón es difícil de resistir.
Pero, de entrada, oye, lo de “instante decisivo” (que yo ya había comenzado por entrecomillar) es de HCB. Yo hablaba de “… llegar a preservar algo de un instante pasajero”, que no es exactamente lo mismo.
Pero, sea. Lo peor del tal instante decisivo es la obscena utilización de la que ha sido objeto: ¡qué de miserables montajes de tapadillo para fotografiar miserias…! Corro, pues, un tupido velo.
Mi instante pasajero es algo menos presuntuoso y decididamente virgen: el instante en que el azar, la mirada y / o el arte de un fotógrafo captan una imagen con gracia. Esa gracia quizá no venga forzosamente de la “realidad” (¿cuál de ellas?), si no de la conjunción de luz y mirada, la composición de las figuras, la gracia, el arte, en definitiva, de una obra cuyo milagro suele ser el fruto de mucho tiempo de trabajo solitario. Incluso el mejor retrato de estudio obedece con frecuencia a la búsqueda de ese instante pasajero. Avedon, por ejemplo, ponía a modelos delante de la cámara… y les hablaba… de todo y de nada… y comenzaba a disparar (sin que los modelos lo supiesen)… hasta que, al cabo de un montón de disparos, al fin, la conjunción de palabras, silencios, luces y miradas, terminaba por dar el fulgor esperado por el artista. Newton contó como se trabajó su retrato de Margaret Thatcher… algo igualmente laborioso.
En el caso de la imagen callejera… creo que la cosa se explica sola. Incluso en la foto callejera de “estudio” (los nocturnos de Brassaï). El cazador furtivo se trabaja durante largas horas la aparición de una gracia errante entre las luces de la selva urbana.
… advierto, a todo esto, que he vuelto a perderme y dejar en el camino las relaciones entre la imagen pictórica y la imagen fotográfica…
Comenzaré por el principio. En verdad, a cualquier cosa / horror le llaman “imagen fotográfica”… dando por supuesto que los horrores que se venden en las ferias de arte contemporáneo son los genuinos representantes del arte de nuestro tiempo, cosa que yo no tengo nada clara.
A partir de ahí… a pesar del ostracismo del que son víctimas los pintores, NO creo en absoluto en la “muerte” de la pintura. La pintura está bien Amenazada. Pero recuerdo a un montonazo de artistas que continúan dibujando y pintando, con distinta suerte. Entre esos pintores condenados al ostracismo, unos son sensibles a las imágenes fotográficas; y otros no. Pero basta con recordar lo que pintan algunos pintores cartageneros o valencianos para advertir como su mundo, su realidad artística, dialoga a cada instante con el arte de la fotografía.
Por su parte, entre los fotógrafos hay de todo… basura y grandes artistas. Por otra parte, la evolución de las técnicas fotográficas abre Nuevos Mundos… los automatismos de una pequeña G10 (la cámara con la que yo tiro) permiten captar imágenes impensables con las mejores Leicas de casi ayer mismo. Lo esencial, ayer y yo, sigue siendo la mirada del fotógrafo: su arte de la composición, la oportunidad de su presencia / mirada, la gracia de sus composiciones (construidas artificialmente, o captadas al azar de sus vagabundeos)… problemas muy semejantes a los del antiguo pintor de caballete: basta con salir a la calle y contemplar la realidad visible… y ser capaz de crear algo nuevo, con un gesto (el gesto del acuarelista de genio), o disparando con oportunidad y arte, a la espera que esa nueva realidad decante, haga aflorar o permita crear una obra con gracia… Gracia que no deja de ser el fruto -cuando hay fruto- de un largo, duro y amargo aprendizaje, hasta que un buen día, el gesto del pincel o el disparo de la cámara precipitan el milagro de una realidad nueva y seductora…
Señora Marie, lo siento, pero me parece un tema capital, me parece el gran tema, mucho más peligroso que la comunicación: mientras que la comunicación nos ensancha, la imagen nos atonta, nos reduce, nos vacía, nos seca, nos engaña…
Juan P.:
G10, leica…, qué casualidad Juan Pedro. Siempre he trabajado con la leica M3 y resulta que la semana pasada compré una Canon G10. De todas formas, me han hablado de la leica M9, que parece ser puede llevar objetivos de los de antes y lleva un sensor full frame, así que quizá, quizá volvamos a disfrutar cazando.
Hago fotos desde hace 40 años, siempre he sentido una gran atracción por la fotografía, pero siempre esa primera atracción ha dado paso a una gran frustración: se me agota la imagen, se me muere la imagen, una vez vista ya nunca más puedo volver a ella sin sentir cierto asco, cierta decepción. Con su lenguaje centesimal y físico, la imagen nace muerta. Sólo me interesa cuando se preocupa de lo humano; por ejemplo, me alegra conocer hoy la cara de Delacroix, pero no me interesan nada las montañas de Adams, esas montañas con esas nubes seguirán eternamente, pero nunca jamás volverá a suceder la cara de Delacroix. Es ahí, como testimonio de lo humano como me interesa, pero nada, en absoluto como arte, ese es el error. Se ha confundido desde siempre con el papel de la pintura por ser realista y por poder fijarse sobre un soporte plano. Habría que analizar la influencia de este invento sobre la mirada del hombre del siglo XIX, pero es evidente que durante el siglo XX su desarrollo y popularización han ido a la par con la separación que el hombre actual siente hacia la realidad, la realidad natural para ser más concretos.
Tomás Segovia me contó una anécdota: viajaba en autobús de Madrid a Murcia y la mayoría de los viajeros echaron sus cortinas para poder ver con claridad un documental sobre naturaleza que ponían en la televisión del autobús, mientras que fuera estaba sucediendo el gran espectáculo del anochecer en la Mancha. Qyisiera contar miles de casos que he visto, pero me niego a recordarlos, a tenerlos en cuenta, quiero mirar para otro lado, pero es innegable que la imagen está vaciando de contenido la realidad que dió pie a esa imagen.
Bueno, mañana es lunes, nos debemos a nuestros trabajos y debemos descansar, pero voy a copiar estas entradas porque es un tema que me apasiona en la misma medida que me entristece, pero antes he pensado sobre esas varias realidades que pueden darse, aunque más bien serían las distintas posiciones en las que podríamos ver la única realidad, la total
PD. Ahora me ha salido fácil, poruqe me preguntaba 6+10.
También a mí me parece importante este diálogo nuestro. Con tu permiso, retomaré hoy o mañana esta anotación tuya, y la mía anterior, en una entrada común, ilustrada con una o dos fotografías, justamente. Sin comentarios. Si te apetece matizar esta entrada,dímelo: encantado, claro,
Juan Ballester says
Y lo más bonito de todo es que hay un tercer amante, el que mira y congela aquella realidad.
Un abrazo: Juan
JP Quiñonero says
Juan,
¡Qué fino y generosamente hilaaaaaaaaaaaaassssssssssss…!!!
Saludos, abrazos,
Q.-
PS. ¡Viva Ramón Gayaaaaaaaaaaaa!
Nina says
Aunque yo no diría que «congela» aquella realidad, sino que la preserva.
maty says
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JP Quiñonero says
Maty, Nina,
… Maty,
NO me seas Vulgar, anda, please.
… Nina,
Preservar me parece el verbo más adecuado, en este caso, si,
Q.-
maty says
No es ser vulgar, sino mostrar que los tiempos cambian.
Con todo, será literario, pero los clientes de los lupanares no cuentan con mi aprecio precisamente, pues anteponen su satisfacción a cualquier otra consideración.
Donde tu ves un personaje yo veo a una persona que sufre (habitualmente), y a muchos desalmados.
JP Quiñonero says
Maty,
Anda, anda…
Q.-
PS. ¡No hay ningún «lupanar»… ¡si no todo lo contrarioooooooooooooooooooooooooooo…!!!!!
MMarie says
…ejem,ejem…!! Mr Q. que se pierde…
Juan Ballester says
La realidad -pienso- no es algo que pueda preservarse, porque la realidad es como el aire, o como la luz, o más que eso, como el pensamiento. La realidad sólo existe en su devenir, en su continuo florecer y morir. La fotografía «congela» porque sólo señala algo de lo externo de la realidad, de la apariencia de la realidad. La fotografía es imagen, y la imagen, más allá de su propia realidad de cartón y haluros, o de bits, es sólo una mínima referencia de un algo, pero jamás será ese algo.
La imagen, la gran culpable de la pérdida de lo pictórico, nos vacía con su muerto lenguaje de luces y sombras. Y sin embargo, la quiero.
Juan
JP Quiñonero says
Mme Marie, Juan,
… Mme Marie,
Pero Señora mía….
… Juan,
… uauuuuuuuuuuuuuuu… palabras muy mayores, si; qué decirte…?
De entrada, quizá la realidad no sea una, si no múltiple. Hay realidades visibles, invisibles, materiales, inmateriales. Los filósofos alejandrinos y los primeros filósofos “españoles” (murciano / almerienses) creían en la existencia en una materia espiritual. Yo creo en ella.
A partir de ahí… también creo en la divinidad de lo real (cosa muy gayista, budista, spinozista, si recuerdas)… dando a lo real la dimensión infinita de todas las cosas visibles e invisibles. Hay una realidad carnal y fugitiva, a un tiempo, la de los amantes que se abrazan. Hay también la realidad inmaterial de los amantes que se recuerdan y se buscan y se encuentran… qué se yo, a través del teléfono, o la fotografía. Incluso hay la realidad de un acuarelista chino que pinta el alba que es siempre única y distinta. La realidad que Gaya pinta contemplando La Fuensanta: que es otra realidad no menos divina que la La Fuensanta material y geográfica que tú bien conoces…
… en el caso de la fotografía… puede llegar a preservar algo de un instante pasajero (el “instante decisivo” de HCB), si la suerte o el arte del fotógrafo son capaces de cazar, captar, preservar algo del aura de ese instante fugaz y sin embargo inmortal, quizá, si el amor perdura y el acuarelista o el fotógrafo han sido capaces de fijar, de alguna manera, las luces y sombras que algo dicen o no dicen a quien las contempla…
Las luces de la imagen fotográfica no son una apariencia: son una realidad plena, incluso material, química. Realidad plena que no puede confundirse con la realidad carnal. Aunque… Alicia cree en la realidad que refleja el espejo: y le basta con dar un salto para penetrar en esa otra realidad. Lawrence decía que hay dos tipos de hombres… los que sueñan, y cuando despiertan creen que han soñado; y los que sueñan despiertos… “estos últimos son los más peligrosos: son capaces de hacer realidad sus sueños”, concluía Lawrence.
Q.-
PS. ¡Perdón por este coñazo…!!! ¡Cómo me repito…!!! Las relaciones entre la imagen fotográfica y la imagen pictórica requerirían otra parrafada.
Juan Ballester says
Que espero con ansiedad.
Ah, el instante decisivo, pero ese instante es la congelación estético/expresiva de ese fluir la realidad en el famoso salto sobre el agua. Que valoremos ahora el salto en el aire, la postura, el reflejo, la composición etc etc, son factores intelectualizantes que aplicamos sobre lo que sucedió. ¿Por qué no es decisivo cualquira de los millones de instantes que siguieron o precedieron a ese? ¿quién lo ha dicho? Ese instante no tiene más valor, ni menos, que otro. Lo importante de la imagen fotográfica es que refleja lo que el fotógrafo miró, no lo que vió; lo que vió, allí se quedó, allí se consumió mientras servía de alimento al siguiente instante.
El arte de la mirada es la fotografía, pero el arte está en la mirada, en saber mirar y consecuentemente ver, nunca en la imagen congelada y perenne de aquello que se miró.
Juan Pedro, es un tema precioso, para enzarzarse en él junto a unas habicas tiernas, buen jamón atocinado y un vino terroso de la tierra. Cuando quieras, te invito.
Lo fotográfico, la imagen y lo pictórico, será interesantísimo.
Abrazo murciano, pero sin murcianía.
PD. Yo soy de letras; lo digo porque la protección antispam me va subiendo las sumas y veremos a ver si tengo que comprarme pronto una calculadora.
MMarie says
Me abruman,senyores Q. y Ballester…
JP Quiñonero says
Mme Marie, Juan,
… Mme Marie,
Usted siempre es una invitación a la charleta.
… Juan,
La tentación del vino, las habas y jamón es difícil de resistir.
Pero, de entrada, oye, lo de “instante decisivo” (que yo ya había comenzado por entrecomillar) es de HCB. Yo hablaba de “… llegar a preservar algo de un instante pasajero”, que no es exactamente lo mismo.
Pero, sea. Lo peor del tal instante decisivo es la obscena utilización de la que ha sido objeto: ¡qué de miserables montajes de tapadillo para fotografiar miserias…! Corro, pues, un tupido velo.
Mi instante pasajero es algo menos presuntuoso y decididamente virgen: el instante en que el azar, la mirada y / o el arte de un fotógrafo captan una imagen con gracia. Esa gracia quizá no venga forzosamente de la “realidad” (¿cuál de ellas?), si no de la conjunción de luz y mirada, la composición de las figuras, la gracia, el arte, en definitiva, de una obra cuyo milagro suele ser el fruto de mucho tiempo de trabajo solitario. Incluso el mejor retrato de estudio obedece con frecuencia a la búsqueda de ese instante pasajero. Avedon, por ejemplo, ponía a modelos delante de la cámara… y les hablaba… de todo y de nada… y comenzaba a disparar (sin que los modelos lo supiesen)… hasta que, al cabo de un montón de disparos, al fin, la conjunción de palabras, silencios, luces y miradas, terminaba por dar el fulgor esperado por el artista. Newton contó como se trabajó su retrato de Margaret Thatcher… algo igualmente laborioso.
En el caso de la imagen callejera… creo que la cosa se explica sola. Incluso en la foto callejera de “estudio” (los nocturnos de Brassaï). El cazador furtivo se trabaja durante largas horas la aparición de una gracia errante entre las luces de la selva urbana.
… advierto, a todo esto, que he vuelto a perderme y dejar en el camino las relaciones entre la imagen pictórica y la imagen fotográfica…
Comenzaré por el principio. En verdad, a cualquier cosa / horror le llaman “imagen fotográfica”… dando por supuesto que los horrores que se venden en las ferias de arte contemporáneo son los genuinos representantes del arte de nuestro tiempo, cosa que yo no tengo nada clara.
A partir de ahí… a pesar del ostracismo del que son víctimas los pintores, NO creo en absoluto en la “muerte” de la pintura. La pintura está bien Amenazada. Pero recuerdo a un montonazo de artistas que continúan dibujando y pintando, con distinta suerte. Entre esos pintores condenados al ostracismo, unos son sensibles a las imágenes fotográficas; y otros no. Pero basta con recordar lo que pintan algunos pintores cartageneros o valencianos para advertir como su mundo, su realidad artística, dialoga a cada instante con el arte de la fotografía.
Por su parte, entre los fotógrafos hay de todo… basura y grandes artistas. Por otra parte, la evolución de las técnicas fotográficas abre Nuevos Mundos… los automatismos de una pequeña G10 (la cámara con la que yo tiro) permiten captar imágenes impensables con las mejores Leicas de casi ayer mismo. Lo esencial, ayer y yo, sigue siendo la mirada del fotógrafo: su arte de la composición, la oportunidad de su presencia / mirada, la gracia de sus composiciones (construidas artificialmente, o captadas al azar de sus vagabundeos)… problemas muy semejantes a los del antiguo pintor de caballete: basta con salir a la calle y contemplar la realidad visible… y ser capaz de crear algo nuevo, con un gesto (el gesto del acuarelista de genio), o disparando con oportunidad y arte, a la espera que esa nueva realidad decante, haga aflorar o permita crear una obra con gracia… Gracia que no deja de ser el fruto -cuando hay fruto- de un largo, duro y amargo aprendizaje, hasta que un buen día, el gesto del pincel o el disparo de la cámara precipitan el milagro de una realidad nueva y seductora…
Q.-
Juan Ballester says
Señora Marie, lo siento, pero me parece un tema capital, me parece el gran tema, mucho más peligroso que la comunicación: mientras que la comunicación nos ensancha, la imagen nos atonta, nos reduce, nos vacía, nos seca, nos engaña…
Juan P.:
G10, leica…, qué casualidad Juan Pedro. Siempre he trabajado con la leica M3 y resulta que la semana pasada compré una Canon G10. De todas formas, me han hablado de la leica M9, que parece ser puede llevar objetivos de los de antes y lleva un sensor full frame, así que quizá, quizá volvamos a disfrutar cazando.
Hago fotos desde hace 40 años, siempre he sentido una gran atracción por la fotografía, pero siempre esa primera atracción ha dado paso a una gran frustración: se me agota la imagen, se me muere la imagen, una vez vista ya nunca más puedo volver a ella sin sentir cierto asco, cierta decepción. Con su lenguaje centesimal y físico, la imagen nace muerta. Sólo me interesa cuando se preocupa de lo humano; por ejemplo, me alegra conocer hoy la cara de Delacroix, pero no me interesan nada las montañas de Adams, esas montañas con esas nubes seguirán eternamente, pero nunca jamás volverá a suceder la cara de Delacroix. Es ahí, como testimonio de lo humano como me interesa, pero nada, en absoluto como arte, ese es el error. Se ha confundido desde siempre con el papel de la pintura por ser realista y por poder fijarse sobre un soporte plano. Habría que analizar la influencia de este invento sobre la mirada del hombre del siglo XIX, pero es evidente que durante el siglo XX su desarrollo y popularización han ido a la par con la separación que el hombre actual siente hacia la realidad, la realidad natural para ser más concretos.
Tomás Segovia me contó una anécdota: viajaba en autobús de Madrid a Murcia y la mayoría de los viajeros echaron sus cortinas para poder ver con claridad un documental sobre naturaleza que ponían en la televisión del autobús, mientras que fuera estaba sucediendo el gran espectáculo del anochecer en la Mancha. Qyisiera contar miles de casos que he visto, pero me niego a recordarlos, a tenerlos en cuenta, quiero mirar para otro lado, pero es innegable que la imagen está vaciando de contenido la realidad que dió pie a esa imagen.
Bueno, mañana es lunes, nos debemos a nuestros trabajos y debemos descansar, pero voy a copiar estas entradas porque es un tema que me apasiona en la misma medida que me entristece, pero antes he pensado sobre esas varias realidades que pueden darse, aunque más bien serían las distintas posiciones en las que podríamos ver la única realidad, la total
PD. Ahora me ha salido fácil, poruqe me preguntaba 6+10.
JP Quiñonero says
Juan,
También a mí me parece importante este diálogo nuestro. Con tu permiso, retomaré hoy o mañana esta anotación tuya, y la mía anterior, en una entrada común, ilustrada con una o dos fotografías, justamente. Sin comentarios. Si te apetece matizar esta entrada,dímelo: encantado, claro,
Q.-
MMarie says
Hablaba y hablocon respeto,Sr Ballester. Aunque se me escapan un poco los matices de su diàlogo con MrQ.