¿Dónde deben reposar los grandes maestros, los hombres cuya obra contribuyó a construir la arquitectura moral de un pueblo? ¿Dónde deben reposar Antonio Machado o Borges…?
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Mario Vargas Llosa ha razonado con mucho brío los motivos que, a su modo de ver, justifican el rechazo de Maria Kodama contra los intentos “patrióticos” de repatriar los restos de Borges, de Ginebra a Buenos Aires.
El caso de don Antonio Machado me parece muy distinto y doloroso. Su madre, camino del destierro final, se preguntaba si se dirigían a Sevilla. Las últimas palabras escritas por don Antonio evocan el azul de su infancia sevillana. La modestia solitaria de su sepultura me produce una profunda amargura, desde hace muchos años: Antonio Machado, Collioure y la infame turba de los muertos condenados a destierro eterno y Antonio Machado, Bergamín, Juan Benet y nuestros muertos. Para mi sensibilidad, la tumba de Collioure es el recuerdo intacto de una gangrena cainita.
Maty recordaba ayer el recuerdo de Lecturalia, Antonio Machado en La Vanguardia.
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Sobre la tumba de Borges, escribe Mario Vargas Llosa:
“El Gobierno argentino ha intentado repatriar los restos de Borges y recuperarlo así para el patriotismo. Pero el escritor lo que más rechazaba eran la demagogia, el populismo y la vulgaridad.
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La idea, por lo visto, contaba con el apoyo de la propia presidenta argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner, y de su marido, el ex presidente Kirchner, que -es comprensible y en cierto modo inevitable- no querían perder la ocasión de darse un baño de cultura y popularidad presidiendo el fasto, en el que, quién lo duda, habría habido discursos, banderas, acaso cornetas, y adjetivos como «poeta ínclito», «cuentista mágico» y «ensayista trascendental». El proyecto fue presentado en el Congreso por la diputada peronista María Beatriz Lenz y como su partido tiene mayoría parlamentaria es seguro que hubiera sido aprobado: ¿cómo perderían la oportunidad esos legisladores, ellos también, de darse otro baño de cultura? De este modo, todo parecía bien encaminado para el gran esperpento: el cadáver de Borges elevado a los altares de la inmarcesible nación que le dio el ser por un Gobierno que encarna de manera emblemática todo lo que la vida y la obra de Borges rechazan y escarnecen: la demagogia, el populismo, el mal gusto y la vulgaridad.
María Kodama, la viuda del escritor, se opuso a la repatriación, alegando que Borges decidió al final de su vida, en plena posesión de sus facultades, marcharse de Argentina, para morir en Suiza, un país donde había vivido y estudiado de adolescente y al que guardó siempre mucho cariño. «En democracia», declaró, «ninguna persona de ningún partido puede disponer, o intentar disponer del cuerpo de una persona, que es lo más sagrado, frente a otra que ha dado y sigue dando su vida por su amor». María Kodama tiene toda la razón del mundo, desde luego, pero acaso dio muestras de excesivo optimismo calificando de «democracia» ese sistema sui géneris en el que, en cada elección, resultan disputando y repartiéndose el poder unas cuantas facciones y pandillas peronistas ante la lastimosa impotencia de la pigmea oposición. En todo caso, quedan en la patria de Borges bastantes argentinos cultos y decentes que apoyaron a María Kodama e impidieron que se llevara a cabo ese ultraje póstumo contra la figura intelectual más ilustre nacida en Argentina.
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Borges se fue de su país porque, como les ocurre a muchos escritores con los suyos, estaba acaso asqueado con lo que allí ocurría, o simplemente harto de ser una «gloria nacional» (después de haber sido un ilustre desconocido hasta que Francia, Europa y los Estados Unidos hicieron saber a los argentinos que tenían un genio en casa) o porque, a la vejez, como dicen que hacen los elefantes cuando sienten que van a morir, quiso pasar la última etapa de su vida y morir donde había comenzado la vida que a él le importaba -la vida intelectual-: esa Suiza donde fue, o creyó ser, feliz, leyendo vorazmente, aprendiendo idiomas, y contrayendo, contagiado por los suizos, la sobriedad, la frugalidad, la corrección y la modestia que fueron rasgos permanentes de su vida privada.
Fue una decisión perfectamente legítima y quienes de veras admiran a Borges -que no son los politicastros ignorantes, ni los gacetilleros semianalfabetos que se dan también baños de cultura traficando con los genios- deben acatarla. Era indigno alegar como argumento, para justificar la repatriación, una cita de Borges formulada en una entrevista de ocasión, según la cual quería ser enterrado en La Recoleta al igual que sus antepasados. ¿No se han enterado esas pobres gentes que los seres humanos, a diferencia de las piedras y los animales, cambian a veces de opinión? Si hubieran leído a Borges, sabrían que él lo hizo innumerables veces y sobre muchas cosas (aunque nunca por comodidad u oportunismo).
La decisión que vale es la última que tomó. La que lo llevó, cuando era ya un anciano reconocido y festejado (pero devorado por la enfermedad) a dejarlo todo y, como lo hubiera hecho un adolescente letraherido, a empezar de nuevo, en un país donde sería siempre un desconocido, en aquella anodina, reprimida, políglota y próspera ciudad de Calvino donde, entre bibliotecas, aulas, libros e idiomas extranjeros, comenzó a ser Borges. Es un buen sitio para que descanse el más internacional y cosmopolita de los escritores que, vaya paradoja, fue también, de algún modo, un provinciano visceral, aquel fantaseador alucinado y erudito irreverente con la erudición, aquel viejo-niño tímido, y por momentos destemplado, que nunca maduró y por eso jamás se corrompió.» [ .. ] [El País, 22 febrero 09. Mario Vargas Llosas, Farsa elogiosa repugnante].
- Caína, Escritores, Personajes en este Infierno.
Mercè says
Es difícil para mí aportar una idea clara sóbre dónde debe reposar don Antonio, su tumba en Colliure me parece testimonio de su suerte y de la nuestra; al hilo de esa suerte suya y nuestra, se me ocurre que enterrarlo en casa sería levantar su memoria, que buena falte hace. Pero, ¿alguien lo reclama? Más preguntas que respuestas…
JP Quiñonero says
Mercè,
También a mi me resulta difícil «sentar doctrina». Me queda el dolor muy íntimo de la visita ritual a la tumba de don Antonio, una vez por año, camino de Carpetovetonia… los franceses no consentirían que Paul Valery estuviese enterrado en Marbella, ni siquiera en Sitges; a los españoles les resulta indiferente: peor… utilizan esa condena al destierro eterno para continuar dándose navajazos,
Q.-
Nina says
Tal vez debiéramos empezar una campaña seria… Volverle a… ¿dónde?
JP Quiñonero says
Nina,
Sospecho que la cosa NO interesa a nadie, por muy distintas razones, de la zafiedad a la indiferencia monda y lironda. Qué quieres…
Q.-
elvira huelbes says
¿Qué mejor testimonio y memoria que visitar su tumba y bisbear algún poema de memoria cada año?
Dudo, por otra parte, que a Don Antonio, sabidas las cosas que ya se saben, le hiciera gracia defender la República a marchamartillo. ¿No crée JPQ?
JP Quiñonero says
Elvira,
He visitado en muchas ocasiones la tumba de Don Antonio, solo y en familia, con mis hijos. Don Antonio fue un hombre bueno en el buen sentido de la palabra, lejos de todo tipo de fanatismos. Juan de Mairena es un presocrático cabal, fino y ejemplar: todo lo contrario del zarrapatroso sectarismo que hoy sufrimos, víctimas de las más distintas familias mafiosas y cainitas.
Q.-
J. Moreno says
Me opongo rotundamente al traslado de los restos de D. Antonio de su actual ubicación.
He visitado su tumba varias veces y aprovecho la venida pasando por Por Bou para visitar la de W. Benjamín. Otra víctima de la barbarie.
Estoy seguro que si sus restos se trasladaran a Espanya, sus trogloditas habitantes en el año 2.525 tendrían asumido que el gran Poeta murió en su tierra, rodeado de su familia y enterrado con honores.
Mientras siga allí seguirá siendo punto de peregrinación, sentido homenaje íntimo y recordatorio de nuestra constante vuelta a la barbarie.
J. Moreno says
Perdón….debí escribir Port Bou.
Toni Ibañez says
Ayer había que estar allí y allí estuvimos allí, aquí dejo constancia:
http://entrellum.blogspot.com/2009/02/22-de-febrer-cotlliure.html
Tenéis dos fotos insólitas… No os las perdáis por nada del mundo.
Luis Rivera says
Descansar, lo que se dice descansar, ya descansan. Y no les fatigaremos nosotros tratando de devorverles a nuestra vida, que es de lo que se trata, o de lo que tratan.
la memoria es todo lo contrario de una tumba, porque es la vida que perdura, el aliento de eternidad que uno ha creado en torno a si mismo y desde él. Machado está en nuestros libros y librerías, y su tumba es el monumento a lo que nunca debió ser. Tal vez, cerrándola, le releguemos a un olvido, a mudar el conocimiento de su fin, que es lo que no debería olvidarse, amén de su poesía.
En cuanto a Borges, por otros motivos, ¿quien es la política y son los políticos, para decidir hacer un mito de su propia nada?
JP Quiñonero says
Luis,
Hay algo penoso, físicamente, en la modestia y dejadez de la tumba de don Antonio. Más allá de nuestra indiferencia hacia nuestros muertos. Antígona nos enseñaba otra cosa…
Q.-
Luis Rivera says
Reconozco, Q, que me cuesta pensar en una tumba o mauseleo para Machado, y además de costarme me molesta un poco. Tienes razón en ver su lugar en Colliure, en el que he estado en tres ocasiones a lo largo de mi vida, un lugar demasiado modesto y abandonado, o dejado. Pero yo lo veo como hecho a la medida de sus versos, de su persona e incluso de su tiempo y circunstancia. Esa sepultura se ha convertido en el paisaje de él como el patio de Sevilla, principio y fin, y me está bien.
El problema está en nosotros, siempre somos nosotros los que no descansamos ni dejamos descansar.
JP Quiñonero says
Luis,
Bueno… el ayuntamiento de Collioure ha hecho lo que ha podido y sabido por la tumba de don Antonio, que es de una modestia descorazonadora y está con demasiada frecuencia en un estado de abandono en el que no se encuentra, por ejemplo, la no menos modesta tumba de Santayana en Roma. Hay materiales nobles incluso para enterrar y dejar en paz a los muertos, que nadie ha deseado o podido aportar a la memoria de don Antonio…
… cultivar el abandono, la dejadez, la indiferencia… convertir en paisaje de don Antonio ese paisaje de lejanía, destierro, indiferencia, dejadez y abandono es nuestro problema moral íntimo y bien habla de nuestra indiferencia, dejadez y abandono, cultivados con un tesón cainita,
Q.-
PS. Aprovechando que las aguas del destierro pasan por muchos pueblos… el primer homenaje a don Antonio Machado, en la España de los muy primeros años 40 del siglo XX, se publicó en la revista Cuadernos Hispanoamericanos, con trabajos de Dámaso Alonso, Luis Rosales, etc. Ellos, como Bergamín, en los 50, ya dudaban sobre los mismos dilemas morales, que son los de Antígona, indisociables de las honras debidas a los muertos.
PS bis. Luis ¿me perdonas esta filípica que me tomo la libertad de soltar y con la que te envío un saludo muy cordial y amistoso?
Luis Rivera says
Recibo el saludo y lo devuelvo a la hora del café con leche, que es cuando parece que un saludo tiene más entidad.
Y en el fondo no dejo de estar de acuerdo contigo en cuanto a nosotros, los españoles. pero por eso mismo creo que deberíamos dejar en paz a los muertos, para evitar el espectçaculo de las fotos y los apretujones en ellas, por salir.
Yo prefiero mi ir a Colliure, o coger un libro de Don Antonio, o sentirlo en su biografía. Nosotros somos imposibles, Q, valleinclanescos…
JP Quiñonero says
Luis,
Creo que sí, que llevas razón: noto que se me nota lo valleinclanesco en el cabreo permanente,
Q.-
PS. Avantí..!!
maty says
Lecturalia Homenaje a Antonio Machado en Colliure
JP Quiñonero says
Maty,
Estás en todo Maty. Y llegas a encontrar cosas a guardar, si, por muchas razones…
Q.-
Enrique M.F. says
Q: mi opinión sobre la tumba de don Antonio Machado es un poco extensa. Está colgada desde Octubre de 2.008 en carmina.ekiry.com (Categoría Prosa II)