Magna y rarísima retrospectiva (*), consagrada a desenterrar misterios encantadores y escandalosos de la historia por re escribir del arte del siglo XX: Giorgio De Chirico y sus seres de encantamiento.
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GdCh.Aurorretrato.
MISTERIOS ESCANDALOSOS
Los misterios encantadores de la obra de De Chirico están relativamente bien catalogados en todas las historias oficiales de la pintura contemporánea: su primera formación alemana (Munich) lo enriqueció con las semillas de los romanticismos germánicos (C.D. Friedrich, Klinger, Böcklin, Kubin, etc.), influyendo en la historia general de la pintura a través de sus huellas bien estudiadas en los surrealismos francés y belga, Max Ernst, Salvador Dalí, Magritte, Miro, etc.
Los misterios escandalosos del mismo De Chirico apenas comienzan a aflorar, muy tímidamente, en varias encrucijadas mayores, todavía por explorar, ya que es tradicional que los espíritus más piadosos se detengan en los años 30 del siglo XX a la hora dar por sentado el puesto del artista en la historia del arte, como patriarca de la pintura metafisica, dejando en una culpable oscuridad la obra de los últimos treinta o cuarenta años de vida creativa del artista, consagrado (Max Ernst dixit) a socavar y destruir toda su obra primera…
Esta retrospectiva, con rarísimos precedentes, si es que los tiene, nos invita a contemplar en su totalidad la obra de De Chirico: de la metafísica que encantaba a Breton, Magritte y los surrealista, al neo barroco serial y kitsch que encantaba a Andy Warhol.
ENCRUCIJADA Y CRISOL DE SEMILLAS
Desde esa perspectiva total, De Chirico continúa creciendo, invitándonos a penetrar en gloriosos espacios por roturar.
Su pintura metafísica, entre Valori Plastici y Novecento, continúa dando nuevos frutos, más allá de su influencia palmaria en algunas familias surrealistas. En verdad, De Chirico es una encrucijada cuyas semillas florecen en muy distintas direcciones. La Neue Sachlichkeit alemana tiene muchas otras raíces y una palmaria personalidad propia, con muchas y gloriosas cabezas. Pero De Chirico es un “puente” entre Berlín, París y Roma. Sin olvidar Madrid: buena parte de Salvador Dalí -no es un secreto- viene del onirismo, los maniquíes sin rostro y los interiores metafísicos, tan esenciales para abrir insondables puertas al surrealismo.
Así, pues, la pintura metafísica italiana escapa, al fin, de la hornacina fácil de los realismos de entreguerras, entre los que ocupa el puesto que es el suyo. A través de De Chirico, entre otros, esa figuración alucinada es la semilla última donde florecerían otras escuelas muy diversas, desde no pocas escuelas pop a la épica del basurero de Rauschenberg, sin olvidar los más recientes interiores metafísicos de Guillermo Pérez Villalta. Volveré sobre tal cuestión de “detalle”.
Enigmadeundía, GdCh.
EL BÁRBARO Y EL BUFÓN SAQUEAN EL MUSEO UNIVERSAL
Ese capítulo muy mayor de la obra de De Chirico ya tiene por sí solo un puesto esencial en la historia de las metamorfosis históricas del arte de la pintura. Hay otros, mucho más oscuros.
Tras el fin de la etapa de Novecento, a finales de los años 20 del siglo XX, durante las décadas que siguieron, hasta el fin, De Chirico siguió pintando, con una fiebre «furiosa», “delirante”, “obsesiva”, “auto destructora”, “asesina”, “feroz”… De Chirico soñó (como Ramón Gaya, pero con objetivos y modales de muy otra índole) con “volver a pintar” todo el museo pictórico de la civilización occidental, deteniéndose, en particular, en las maneras de los grandes monstruos renacentistas y barrocos, no solo italianos: Lotto, Miguel Ángel, Ticiano, Rubens, Fragonard, Courbet.
Ese pintor que pinta a la manera de pintores del pasado, con una ferocidad delirante, vive perseguido por el fantasma de sí mismo. De Chirico pinta a De Chirico pintándose a la manera de los muertos más ilustres, con unos modales demenciales. Ramón Gaya, en México, aspiraba a redimir el Museo universal, salvar la pintura ausente y perdida a través de la comunión íntima con el gran arte. Espectador y comparsa, De Chirico se mofa de la pintura, con gestos de bufón cruel: sus autorretratos seriales, sus desnudos femeninos, tienen la ferocidad del bárbaro que entra a saco en el Museo, para profanarlo, arruinarlo, enterrarlo en una delirante ceremonia de confusión kitsch.
ULISES EN EL INFIERNO MODERNO
Ese pintor bárbaro es el que seduce al jovencísmo Andy Warhol: la sopa Campbell es un ridículo objeto a profanar en la misa negra de las nuevas ferias de arte contemporáneo. De Chirico va mucho más lejos: el artista -De Chirico- se ofrece así mismo como objeto de mofa, espectáculo grotesco, sorna cruel ante el espectáculo de un arte a la deriva, perdido en las letrinas por donde circula el dinero negro, los burros y los tiburones que compran burros y tiburones muertos.
Ese De Chirico último, que prolonga su agonía durante varias décadas, llega a parodiar, con gracia, su propia pintura metafísica. Ulises, uno de los personajes inmortales de su primera y gloriosa manera metafísica, termina por convertirse en un personajillo de juguete en serie, navegando en una bañera de plástico, encerrada en una habitación vacía… fábula paródica que el Guillermo Pérez Villalta de la madurez ha tratado desde otro ángulo, más deudor de los interiores y arquitecturas oníricas.
Así, la primera pintura metafísica termina abriéndonos las puertas del “nuevo mundo” que anunciaban sus misteriosas puertas y perspectivas urbanas: detrás de las naderías que se compran y se venden a precio de oro queda al descubierto el más genuino teatro de la crueldad (Artaud), el artista convertido en bufón, el pintor consagrado a profanar los principios de su arte… con una gracia que solo tiene el artista de genio: el pintor metafísico, como el mismo Duchamp, nos invita a reflexionar sobre su arte y lo que nosotros entendemos por arte, en un teatro del mundo donde todo se compra y se vende, dejando intacto el misterio último de la pintura, bien guardado y a salvo entre las figuras encantadas por De Chirico.
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( * ) Giorgio de Chirico, La fabrique des rêves. Musée d’Art moderne de la Ville de Paris. Del 13 de febrero al 24 de mayo 2009.
- Arte en este Infierno.
MáscarasdeGdChirico.
La necesaria revisión de la historia del arte habrá que hacerse, sin duda, y elaborar sin complejos los caminos abiertos por artistas que, como De Chirico, cambian de tercio de forma considerable. Algo parecido sucede con la etapa de Magritte tras la guerra… o el mismo Grosz. O esa pintora secreta que es Ángeles Santos, en activo todavía, cuando su cuadro Un mundo, de finales de los 20, hoy en el Reina Sofía, sigue desafiando cualquier historia de recetas artísticas así por las buenas, más si se piensa que fue pintado en un mes, creo recordar, por una muchacha de 17 años en Valladolid. De momento, mientras tanto, me quedo con los ecos maravillosos de las ciudades vacías y los inquietantes muñecos humanos de don Giorgio. Leer este post estimula la imaginación.
Mercè,
Si, si… también yo recuerdo con mucho cariño la obra de Ángeles Santos… Ángeles Santos Torroella, gran señora.
Tu amistosa generosidad me estimula a sí. Graciassssssssssssss
Q.-
PODRIAN PUBLICAR EL AÑO DE LOS CUADROS POR FAVOR ! ?
Thiare,
…
Q.-